El tiempo en: Alcalá la Real

Campo de Gibraltar

Trasmediterránea: La ley del silencio

"En este país se han ido liquidando las empresas del Estado, empresas que daban beneficios al erario"

Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad Ai
  • Rafael Rosselló. -

Me imagino que muchos recordarán aquello que se les decía a los niños: "con las cosas de comer no se juega"; pues eso, que si a los políticos se les hubiese dicho lo mismo, probablemente hoy no estaríamos como estamos. Y es que en este país se han ido liquidando las empresas del Estado, empresas que daban beneficios al erario, que no al "erario público" como dicen los que utilizan el término "presidenta" o "primera ministra", para que ese lucro haya pasado a manos de los "amigotes" de los políticos de turno y los españoles tengamos que compensar ese déficit con un aumento desorbitante de impuestos.

Trasmediterránea, la Compañía Trasmediterránea Española, la centenaria y emblemática "Compañía", la Cia, no fue una excepción y ya en el año 1999 Trias de Bes, a la sazón Presidente de la Cia, abandona su cargo supuestamente con un cuadro bajo el brazo que había presidido su flamante despacho y con la advertencia en sus labios que la naviera se iba a privatizar para regalársela a los "amigotes" de José María Aznar.

No pasó demasiado tiempo, el 30 de julio del 2002, se "vendía" la Cia a Abel Matutes, ex Ministro de AAEE, el señor Entrecanales, que se haría con la mayoría y gestionaría la naviera, y un pequeñito trozo del pastel, un 8% para Antonio Armas; ¿podrían ser estos quizá los "amigotes" del señor Aznar?. El caso es que, para disipar cualquier duda, alegan que es que la Cia arrastra una inmensa deuda; es decir, que no es rentable, y lo dicen cuando en las cuentas de ese mismo año se declaran unos beneficios netos de más de veinte millones de euros de la época. Y se vende con una flota de veinticinco buques, con todas las rutas de "interés general" y con una infraestructura en tierra como ninguna naviera ha tenido en la historia de España.

Pero viajemos por unos instantes de vuelta al año 1998, un año antes de abandonar el señor Trias de Bes la presidencia de la Cia con el cuadro baje el brazo; ese año, un dirigente socialista valenciano, el señor Adolfo Utor, asesorado por capitanes y ejecutivos de la naviera FLEBASA, constituye Balearia. Y es que Balearia forma parte de esta historia porque al margen de nacer para convertirse en la competencia de la Cia, al año siguiente de la privatización de ésta, en el año 2003, el señor Matutes decide que quiere estar en Misa y replicando, y aporta su trasbordador Isla de Botafoch a Balearia y se hace también socio de esta nueva naviera competencia de la otra de la que también forma parte. Pero como no hay dos sin tres, resulta que mientras la Cia va perdiendo personal, buques, líneas y en general se va empobreciendo en manos de un grupo, Acciona, sin ninguna experiencia en el mundo marítimo, ya que su repentina, y sorprendente, riqueza viene de la obra pública, del BOE, Balearia va creciendo y haciéndose cada día más imprescindible; y no es que quiera decir que sea por culpa del señor Matutes, pero alguien que ha sido Ministro, que ha adquirido una compañía que ha privatizado el mismo Gobierno del que él ha formado parte, ya no es que eso sea poco ético, sino que si además pone al mismo tiempo un pie en la competencia no se puede alarmar de que haya "malpensados" que esbocen una sonrisa. Porque lo que nunca se sabe en estos "saraos" es cuántos se han podido beneficiar y de cuánto estamos hablando; y ahora viene la segunda parte de esta patética muestra de lo que ha sido nuestra última etapa de la historia de la que muchos presumen, porque este es un país tan peculiar que nos permitimos el lujo de presumir de endeudar una nación hasta límites irreversibles. Pero sigamos porque ahora, como he dicho, comienza la segunda parte.

Durante estos quince años de una Cía en manos de Acciona todos miraron hacia otro lado mientras "esquilmaban" la ilustre naviera: ni al Gobierno le interesaba, bastante tenían con ir aumentando la deuda nacional, ni a los sindicatos que veían ahora, en manos de nuevos ricos, la oportunidad de "comiditas" y "detallitos", que una cosa es ser sindicalista y del proletariado y otra, muy diferente, ser gilipollas. Y esta vez no hubo ningún Trias de Bes que advirtiese de lo que se avecinaba. Pero, permítanme que introduzcamos a otro protagonista que va a ser fundamental para entender todo este "pasteleo": el Banco Santander, ese banco que estaba en el sexto lugar dentro del "ranking" español de entidades bancaria en 1975 y milagrosamente, durante la "democracia", no sólo acapara el primer puesto en este país, sino que se alza con el "maillot amarillo" de Europa. Y es que hay que referirse a esta digna y reputada entidad porque hay hechos que son, como mínimo, sorprendentes, a no ser que la realidad del Banco de la familia Botin, como se le conoce, no esté tan saneado como muchos se imaginan.

Verán, en la calle se rumorea que Acciona se metió en la aventura de la "renovables" con su socio Nordex, pero que éste se "desmarcó" y que dejó a Acciona con una abultadísima deuda precisamente con el Banco de Santander; también se dice que el mismísimo Banco de Santander está muy tocado y que todo eso del Banco Popular ha sido una maniobra para, de una forma disimulada, inyectarle unos cuantos miles de millones de donde siempre, del "erario", pero claro eso son sólo "rumores", por lo que volvamos a lo que no ofrece tantas dudas.

Acciona decide vender la Cia, y justo cuando lo anuncia, sus maltrechas acciones suben como un rayo en el Ibex 35, otra casualidad. Al mismo tiempo Naviera Armas, propiedad de ese mismo señor que conserva un8% de la "esquilmada" Cia, sale en los periódicos por precariedad en las condiciones de su personal y no se dice, sino que se sabe con problemas a la hora de pagar sueldos y proveedores. Pues bien, resulta que Acciona va a vender la Cia a Armas, ¿a que suena a "coña"?

Es decir, una naviera que tiene supuestamente problemas para mantenerse a ella misma va a adquirir otra que, según sus propietarios, arrastra una deuda multimillonaria y curiosamente esa deuda se la "adeuda" a Acciona, es decir, yo gestiono una naviera y vendo la naviera empobrecida y con una deuda que me debe a mí que la he gestionado tan mal que he provocado esa deuda.

Y aquí ya vienen la sucesión de "disparates":

Acciona crea dos años antes una nueva sociedad que se llama "Acciona Financiación de Filiales que, supuestamente, es para financiar al resto de empresas del grupo: mi pregunta es con qué, con qué dinero financia, ¿con el suyo?, y es sólo una pregunta que conste.

Naviera Armas dice que se va a Londres a emitir bonos por setecientos millones de euros o más, porque ni se sabe, como tampoco nadie sabe ni cuándo ni quiénes le compararon esos bonos que declara que le han quitado de las manos, lo que si se sabe es que ante el notario Manuel Guzmán de Las Palmas hay hipotecas a su nombre por más de setecientos millones de euros avalados por buques que, entre todos, no valen ni treinta millones y que, curiosamente, la entidad que concede esos generosísimos créditos es el Banco de Santander. Y si las casualidades por si no son suficientes, consigue en un abrir y cerrar de ojos que todo su personal cambie de sindicato en un día para unirse a ese que ha estado tan atento mientras "destruían" la Cia.

Y como en toda narración hay un prólogo y un epílogo, y el epílogo en este caso es una hipótesis: ¿qué podría pasar si todo esto al final se lleva a cabo?

Por un lado, hay ciudades como son Ceuta y Melilla que están cautivas a unas líneas de interés general que cubren ambas navieras, hay un monopolio que se produce con esta unión entre Península Canarias o Almería Nador, pero aún hay más porque en el supuesto de que esta aventura saliese mal y la nueva naviera CIa Armas no pudiese remontar vuelo debido a los cuantiosos pasivos, todas estas líneas de interés general quedarían huérfanas, o pasarían a formar parte del monopolio de Balearia, o simplemente con ellas desaparecería el Cabotaje Español.

¿Y quién pagaría los platos rotos?, ahí está el asunto "peliagudo", porque se podría ir a pique con muchos cientos de millones de euros, con más de mil quinientas familias en la calle y con muchos proveedores sin cobrar ni las abultadas hipotecas sin pagar. ¿Quizá el Banco Santander?, ¿o puede que el famoso "erario"? : "That is the question”.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN