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Campo de Gibraltar

La estación depuradora, esa gran desconocida

Con una capacidad para tratar 51 millones de litros al día, la Estación

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  • Alumnos del CEIP -

Cuando generamos nuestras aguas residuales, en la mayoría de los casos somos totalmente inconscientes del proceso por el que ese producto acaba vertiéndose al mar. Conscientes de la necesidad de dar a conocer a la ciudadanía la importancia del proceso de depuración, tanto para el medio ambiente como para la propia salubridad, el Ayuntamiento de Algeciras, con la colaboración de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar y Aqualia, empresa que gestiona el servicio en última instancia, ha organizado una serie de visitas guiadas para que los vecinos de Algeciras puedan conocer los entresijos de estas modernas instalaciones.

Durante esta semana, y con motivo de la celebración del Día Mundial del Agua, cinco colegios -General Castaños, Nuestra Señora de Europa, Adoratrices, Virgen del Mar e Inmaculada- han propuesto llevar a grupos de unos 40 alumnos de quinto curso de Educación Primaria a conocer la depuradora.

Trasladados en autobuses a los aledaños del muelle de Isla Verde Exterior, donde está ubicada la depuradora, los niños fueron conducidos en primera instancia al edificio de control, donde la directora de planta de la EDAR, Lucía Reyes Pérez, les explicó el proceso completo por el que las llamadas aguas negras pasan por una serie de filtros hasta llegar al estado óptimo en el que puede ser depositada en el mar.

Fases
La primera de las fases por las que el agua bruta pasa al llegar a la EDAR desde las estaciones de bombeo repartidas a lo largo de la ciudad es la de pretratamiento, El agua llega por el tamiz de entrada y penetra en los canales de desbaste. Mediante los tamices y las llamadas cucharas de bivalva, se produce la extracción de sólidos muy gruesos y posteriormente se efectúa la evacuación a un contenedor.

En esas cucharas de bivalva de la EDAR algecireña caben, según indicó Lucía Reyes, hasta 500 litros de agua mezclada con suciedad. Cuando, culminada la explicación teórica, los niños tuvieron la ocasión de bajar a la planta donde llega al agua pendiente de sus primeros tratamientos, todos los visitantes tuvieron la necesidad de taparse sus orificios nasales, pues el olor del agua sin tratar era bastante intenso.

Cinco unidades de bombeo levantan ese agua bruta hacia arriba. En algunos momentos, dependiendo del caudal de agua que llegue, no es necesario que estén todas en funcionamiento. En el momento de la visita del CEIP Virgen del Mar, a los que EL FARO INFORMACIÓN acompañó durante su recorrido, este caudal era de 1.414 metros cúbicos a la hora.

Una vez transportada la suciedad a los contenedores, el agua restante pasa al siguiente proceso, el de desarenado y desengrasado, para quitarle la arena y la grasa que lleva consigo. Mediante un proceso de burbujeo, la grasa comienza a flotar y es retirada con fuentes barredoras, mientras que la arena se lleva al fondo a través de un clasificador.

Una vez que el agua pierde los gruesos, la arena y las grasas llega el momento de la decantación primaria, mediante la utilización de tres decantadores. Mediante un proceso de reposo, las sustancias que se hayan colado en el proceso anterior se quedan en el fondo, en forma de fango. Con posterioridad, ese fango se aprovechará como abono, como un fertilizante. En este último proceso con el fango, se utiliza un tratamiento con bacterias que se alimentan con la suciedad del agua. Utilizan dos tipos de bacterias, para el agua y para el fango. En el caso de estas últimas, se utilizan unos digestores primarios que pueden tratar en un momento dado hasta 3.000 metros cúbicos de fango.

Mediante la fermentación del fango se produce biogás, que puede utilizarse después como combustible. Durante todo este proceso, los encargados de la planta se cuidan de que las bacterias se mantengan a una temperatura de 37 grados, similar a la del cuerpo humano. El fango se pasa, posteriormente, a máquinas centrífugas.

El agua restante se pasa por un último filtro de desinfección hasta que puede ya depositarse finalmente en el mar, libre de toda sustancia que pueda ser dañina para el medio ambiente.
Los escolares pudieron comprobar in situ todas las fases del proceso, viendo cómo iba transformándose el agua desde su estado inicial de suciedad y presencia de sólidos hasta que, viéndola salir de la planta, parece enteramente adecuada para su reutilización.

En el último tramo de la visita, ya de vuelta al autobús, los guías de la Estación Depuradora dan las últimas recomendaciones a la expedición. Se trata de una lección, no sólo para los niños y profesores, sino también para los padres. Así, los pequeños pudieron comprender las dificultades que para el proceso de depuración pueden suponer el tirar bastoncillos o pañuelos al inodoro, y tomar conciencia de la importancia de que el agua llegue al mar en las mejores condiciones.

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