La "academia verde" tiene como objetivo que los alumnos que acudan a ella a aprender peluquería o a perfeccionarse en la profesión, se instruyan también "en cómo debe ser una peluquería sostenible y en qué medidas deben tomar en su trabajo cotidiano para no dañar el medio ambiente", explica Rosa Ramos, una de las responsables de esta iniciativa.
Para lograrlo, la firma L'Oreal, impulsora del proyecto, ha construido en Madrid un enorme "ecosalón de belleza" que pretende servir de modelo a las más de 35.000 peluquerías que existen en España.
La "peluquería del futuro", como la define Ramos, está "íntegramente construida como materiales respetuosos con el medio ambiente".
Así, los muebles y el pavimento han sido realizados con ecomat, un material fabricado con plástico reciclado y huesos de aceitunas; los tabiques son paneles hechos con fibra de celulosa obtenida de papel reciclado, la cerámica y la pintura son fotocatalíticas (mucho menos contaminantes), las bombillas de bajo consumo, la madera con la certificación de sostenibilidad FSC y los diferentes metales empleados son también reciclados.
Además, la academia se climatiza mediante la aplicación del denominado "frío solar", una tecnología de placas solares que genera energía para proporcionar calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria.
Además, de la sostenibilidad de las instalaciones, en la ecopeluquería no se derrocha nada.
"Tenemos limitado a 6,4 litros por minuto el caudal de consumo de los 14 lavacabezas que tenemos, y todo el agua que usamos para lavar el pelo la recoge un sistema que la lleva a una especie de filtros que la limpian para volverla a utilizar en las cisternas de los inodoros", señala Ramos.
El agua reciclada por los filtros posee un especial protagonismo en el salón, cuyo suelo transparente permite ver como pasa limpia a los baños para su reutilización.
En lo que se refiere al ahorro energético, la peluquería posee un sistema por el que secadores y planchas del pelo -que consumen el 80% de la electricidad en una peluquería- se apaguen instantáneamente cuando no están siendo utilizados.
No obstante, una de las acciones de gestión ambiental más llamativas de la peluquería es su sistema de reciclaje, articulado a través de unos contenedores integrados en el mobiliario, "con orificios perfectamente señalizados que sirven a los aprendices para clasificar todos materiales que desechan".
Al final del día "recogemos todos esos desechos que han sido separados y los depositamos en los diferentes contenedores del muro del reciclaje -una pared de la peluquería en cuyo interior se esconden los contenedores multicolores-".
"Con todo esto queremos inspirar a los peluqueros que pasan por aquí, para que cuando reformen sus salones o monten uno nuevo tengan en cuenta todos estos criterios", insiste Ramos.
Cristina Jiménez, una de las alumnas que ha estrenado el "ecosalón" asegura que en él está "aprendiendo prácticas" que nunca va a "olvidar", como "a separar y reciclar todo, o a no dejar los planchas siempre encendidas".
En cuanto al sobrecoste que puede suponer una peluquería sostenible, los promotores de esto proyecto lo estiman en un 15 por ciento más que una convencional, aunque "a largo plazo supone una ahorro económico mucho mayor en la factura del agua y la luz".
Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF, una ONG que realiza un intenso trabajo con las empresas para sean respetuosas con el medio ambiente, ha felicitado a la compañía cosmética por su iniciativa y ha subrayado que espera que "tenga un efecto arrastre para que otras empresas del sector sigan el mismo camino".
"Las empresas líderes tienen que invertir y dedicar esfuerzos a ser responsables con el medio ambiente porque eso les dará una reputación y un prestigio ambiental que los consumidores valoran cada vez más", ha concluido.