—Este 14 de diciembre expira su mandato como defensor de la Ciudadanía, parece que fue ayer, pero han sido cuatro años de trabajo… ¿Considera que se han cubierto las expectativas o, dicho de otro modo, que se han cumplido los objetivos?
—Ese día, el 14 de diciembre de 2009, prometí ejercer el cargo de Defensor cumpliendo la Ley sin discriminación alguna; todos, amigos, familiares, ricos y pobres, todos, surgido un conflicto, verían reconocido sus derechos de acuerdo con la norma establecida. Quien ha venido buscando ayuda a nuestra oficina sabe que ha sido así. Desde este punto de vista nadie ha podido quedar defraudado. En cuanto al seguimiento de las recomendaciones hechas a los equipos de gobierno, al principio, con dificultades por la novedad y retrasos comprensibles, se fue cumpliendo; tras las elecciones municipales de 22 de Mayo de 2011 las soluciones importantes, o no han llegado, o han llegado tarde. La institución del Defensor de la Ciudadanía de Arcos fue creada como órgano para corregir los posibles errores de la administración local. Algunos, cuando se dieron cuenta de lo que esto significaba, se marcaron un solo objetivo: cerrar la oficina del Defensor.
—¿Tiene la sensación de que su presencia en la vida pública de Arcos ha tenido sentido o que ha servido para mejorar las condiciones de vida de los arcenses?
—Piense en los ancianos y vecinos de la orilla del lago, en el verano de 2013 han podido descansar por las noches; recuerde los desahucios que se han evitado; piense en los vecinos de alrededor de la Salle y en la banda de cornetas y tambores; podríamos seguir, pero sería muy largo. Lean las Memorias de 2010, 2011 y 2012. Han sido alrededor de 100 casos por año entre quejas y entrevistas para orientación ante problemas hipotecarios, penitenciarios, drogadicción, robos de niños, limpieza pública, cortes de agua por imposibilidad de pago etc., etc. La respuesta mía es que sí, que todo ha tenido y tiene sentido; la del ciudadano al que se le ha reconocido un derecho supongo que será también positiva; la del ciudadano al que se le ha quitado un privilegio ilegal pensará según su conciencia.
—Cuando le nombraron, todo fueron parabienes, ánimos y ganas…, pero con el tiempo se ha convertido en una voz un tanto incómoda. ¿Ha tenido esa percepción o han sido casos puntuales? ¿Se ha sentido incomprendido e incluso vilipendiado?
—Para que no se cerrara la oficina del Defensor tuve que publicar artículos en este periódico. He sido difamado, vilipendiado y amenazado. Se ha violado la intimidad de mi casa y la paz de mi familia. La falta de pruebas no me permite hablar de otros perjuicios que he tenido que superar. Los que han disfrutado de privilegios ilegales y tras la aplicación de la Ley han perdido sus privilegios, a veces no han sabido aceptar una resolución justa tomada por el Equipo de Gobierno y me han convertido en objetivo de su ira y su incomprensión. Pero todo lo anterior va en el cargo, no en el sueldo que usted ya sabe cuál es. Dicho esto y puesto todo en la balanza, he de decirle que el saldo para mí es favorable. La vida me ha enseñado que los malos ratos con el tiempo lo son menos y se olvidan y que la satisfacción por la obra bien hecha dura toda la vida.
—¿Cuáles consideraría que han sido sus logros más importantes? ¿En qué terrenos se ha fundamentado sobre todo su trabajo?
—Que este pasado verano los ancianos del Residencial Lago de Arcos hayan podido descansar toda la noche después de siete años de sufrimiento es algo que solamente los sin conciencia podrán olvidar, yo no lo olvidaré jamás. Llegar al final de mi mandato con la oficina abierta es un éxito de todos. El fundamento y sostén de nuestro trabajo ha sido el respeto a la Ley. El respeto a los derechos de cualquier persona sin distinción alguna por razones sociales, económicas, familiares o políticas nos va a permitir llegar al día 14 de diciembre próximo con la cabeza bien alta y sin tener que escondernos de nada ni de nadie.
—La pregunta es obvia, ¿qué pasará a partir del 14 de diciembre?
—Yo no lo sé. Usted que es periodista parece no saberlo tampoco. Recuerde que la Institución del Defensor esta creada por el Excelentísimo Ayuntamiento y aprobada en Pleno su constitución y sus estatutos. Habrá de ser pues el Pleno quien tome la decisión que estimen conveniente. A partir del día 15 yo ejerceré el cargo en funciones porque creo que es mi deber. Quiero que el pueblo sepa que la Ley sobre la reforma de las administraciones públicas no va impedir que haya defensores locales; y que se sepa que si se elimina esta Institución no es por su coste económico, mínimo en relación con los servicios que se prestan como lo prueban las cuentas que cada año se presentan. Esto me lo ha comunicado un Senador de España y quien diga lo contrario miente.
—¿Cree que la federación vecinal, el Ayuntamiento… se han interesado lo suficiente o lo normal por la continuidad de la institución?
—Recuerdo mucho a D. Felipe Iglesias porque en temas de participación ciudadana es un líder indiscutible; pero ahora Felipe no está. En cuanto a los señores que ocupan bancos de concejal en el Salón de Plenos tendremos ocasión de conocer su interés; recordemos las palabras de Jesús: "Por sus hechos los conoceréis". A algunos ya los conocemos.
—¿No cree que, de confirmarse la pérdida de esta institución, los arcenses estarán más desamparados?
—La justicia es un bien caro y lento y todos sabemos que no está al alcance de todos. El funcionamiento de la Oficina del Defensor en Arcos ha demostrado que, como el Tribunal de las Aguas de Valencia, puede haber una justicia gratis y prudentemente rápida cuando el conflicto no tiene enjundia como para presentarlo ante un Juez. Pero también ha quedado demostrado que a algunos políticos locales les interesa más un Defensor en Sevilla, y si puede ser en Madrid. Al Defensor de tu pueblo no se le puede ocultar, amañar o disfrazar la realidad porque la realidad te la cuenta el ciudadano que viene a quejarse todos los días y el Defensor, como un vecino más, conoce la verdad de su pueblo. La respuesta a su pregunta la sabe usted y la saben todos los arcenses. Yo se la daré contemplando una doble vertiente: quedarán más desamparados unos y puede tener la seguridad de que más amparados otros para seguir medrando.
—¿Qué le diría al pueblo de Arcos tras esta tremenda experiencia como defensor de la ciudadanía?
—Eduqué a mis hijos diciéndoles que, salvo golpes de suerte o de mala suerte, cada uno tiene lo que se merece y que el futuro se gana con estudio, trabajo y esfuerzo. Lo mismo ocurre con los pueblos y las naciones. La mayoría de los arcenses parados quieren colocarse en el Ayuntamiento; va a ocurrir que medio pueblo va estar trabajando en el Ayuntamiento y todos pagando tamaño desatino. Algún día nos daremos cuenta que convertir al Ayuntamiento en el contratante universal es pan para hoy y hambre para mañana. Hoy estás trabajando quince días y mañana te suben el agua, la contribución, la entrada de vehículos, el impuesto de circulación y todo lo que se les ocurra, porque hace falta más, y más, y más dinero. Un pueblo rico es el que gestiona bien, crea, produce y tiene la seguridad de que la Ley es igual para todos. Un pueblo rico es aquel en que cada uno de sus ciudadanos se esfuerza y alcanza el éxito como resultado de su sacrificio personal y no como resultado de arrastrarse tras el que ostenta el poder. Jamás cambiaría la poca libertad que nos dejan por un plato de lentejas. Así lo quise para mis hijos y así lo he dicho siempre a mis alumnos y a quien me ha querido oír. Por último, una vez más dar la gracias; gracias a los buenos políticos que pensaron que era bueno que en Arcos hubiera un Defensor de la Ciudadanía y a aquellos que están dispuestos a defender su continuidad, gracias a las asociaciones vecinales y a su federación que promovieron la creación de esta institución y gracias a este periódico que siempre ha estado a nuestro lado para el mejor servicio de los arcenses.