El tiempo en: Alcalá la Real
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Arcos

“Apostar por la juventud, por los nuevos valores, por la calidad...”

la Casa Grande en un establecimiento hostelero situado en la calle Maldonado, al borde de la Peña y al lado de la iglesia de San Pedro. Goza, por tanto, de dos valiosos privilegios: una vista esplendorosa de los llanos de las huertas, del río, del horizonte que se pierde en busca de la costa, y de l

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad Ai
  • Elena Posa. -

La Casa Grande está regentada por Elena Posa, una mujer que a la actividad propia de su negocio ha unido la actividad cultural desinteresada, lo que ha convertido su establecimiento en un foro cultural más de nuestra ciudad. Visitando la casa, donde el sol y la luz juegan a dibujar figuras, a decorar la cal, a estudiar geometría, se observa que los libros, los poemas, las acuarelas, las fotografías, se han hermanado con las paredes, con las rinconeras, con los pasillos. En el patio de la casa, que da acceso a una amplia y bien nutrida biblioteca, se ha celebrado hace unos días el fallo del tercer premio de fotografía que viene convocando. El primer premio ha correspondido a Diego García Silva y el segundo a Juan Mariscal, pero la amplia muestra de fotografías expuestas indica que los salvadores de la luz, que ese el nombre correcto de los fotógrafos, están viviendo en Arcos uno de sus periodos más fructíferos.


    La Casa grande  es bilingüe. En sus pasillos, en el interior de las habitaciones, poemas en castellano e inglés; en las conversaciones de la dueña, el castellano o el inglés, según sea el interlocutor. Y decorándolo todo, como decimos, la luz, la luz que se va, que lleva el tiempo dentro, esa luz que los fotógrafos, esos poetas, tratan de salvar.
    A Elena Posa le hemos preguntado cosas sobre la cultura, sobre la vida…

—Tercer año ya convocando el premio de fotografía. ¿Cómo ve a los fotógrafos de Arcos, casi todos arracimados en torno a Focal, que a su vez nació para honrar la memoria de Víctor Marín, nuestro mítico fotógrafo?
—La trayectoria que viene desarrollando Focal es extraordinaria y no se trata de algo efímero o coyuntural. Podríamos hablar de la segunda generación de Focal y parece que ya apunta una tercera. El nivel de calidad es muy alto. Son personas que desarrollan su faceta artística en asociación, que arriesgan, experimentan y buscan. Cada cual tiene su sello personal pero  una vez más el trabajo en equipo, en grupo, es fundamental, permite contrastar, afinar. Hay estímulo en el colectivo y hay labor individualizada..


—Tenemos noticias de que va usted a costear un libro de fotografías de Juan Mariscal, uno de nuestros más reputados fotógrafos que ahora, para bien de todos, se ha hecho cargo de la fundación municipal "Víctor Marín". ¿Le agrada ejercer de mecenas?
—Cuando uno ama y disfruta con la cultura: pintura, música, literatura, fotografía, cine, sabe cuan deudores somos de los artistas. Sin ellos, los que están vivos y sin el patrimonio cultural  secular moriríamos de inanición. Desde siempre he incorporado la cultura a mi vida cotidiana y creo que al arte hay que respaldarlo con hechos. He apoyado profesionalmente durante muchos años y en facetas distintas a directores y autores de teatro, músicos, bailarines, pintores, poetas y ¿porque no hacerlo ahora con la fotografía cuando me parece sumamente interesante? La palabra mecenas no me entusiasma porque parece que uno se crea que esta "dando" algo, que se te "debe" algo. Damos, pero recibimos mucho más porque disfrutamos haciendo lo que nos apasiona. El dinero debe moverse, y está bien invertir lo poco que puedo ahorrar con mi trabajo en iniciativas en las que está en juego la belleza y el arte y que acompañan mi día a día.


—Con la crisis -que no es sólo económica- parece que los poderes públicos han sacrificado a la cultura. Se sube el IVA de los libros, de los teatros, de los cines… ¿Cree usted que la salvación de la cultura está en gestos como el suyo, gestos privados que salvan las carencias públicas?
—La subida del IVA en cultura y espectáculos me parece una barbaridad… pero también en hostelería ¿ eh?  porque lo se están cargando es el consumo, también el cultural. Hay que apoyar las instituciones culturales grandes y pequeñas, pero soy muy escéptica con la cultura de la subvención. A menudo se ha despilfarrado el dinero público a nivel estatal o autonómico para respaldar grandes iniciativas que no valían - desde mi punto de vista- un pimiento. Ahora que se ha cerrado el grifo no gusta mucho oír cosas como ésta pero así lo pienso. Sin embargo en los pueblos y ciudades pequeñas la falta de inversión es dramática sobre todo para los artistas que empiezan y los jóvenes que necesitan aficionarse a saborear la cultura. Lo público debe apostar por la juventud, por los nuevos valores, por la calidad, con criterio. Y creo sinceramente en la colaboración de las iniciativas públicas con las privadas.


—En "La Casa Grande", llamados por el cariz cultural del establecimiento, se han alojado personajes relevantes de la cultura. ¿Qué piensan ellos de la cultura de Arcos; cómo nos ven desde fuera?
—Buena parte de nuestros clientes son profesionales. Hay también artistas: músicos, pintores, arquitectos, actores, fotógrafos, que sintonizan con el ambiente de la casa. Lo cierto es que la vida cultural en Arcos está demasiado encubierta y pasa casi desapercibida para el forastero más allá  de la semana santa y del espectáculos puntuales de flamenco. Si les empiezas a contar se sorprenden de la tradición poética, pictórica y literaria. Ultimamente he observado sorpresa y escuchado comentarios muy elogiosos por parte de los huéspedes tanto del  concierto de Ana Barba y Adan Caro como de la misma exposición de fotografía de los patios. Y a todos los clientes les recomiendo que visiten la Fundación Víctor Marín o la pinacoteca que además están aquí al ladito.


—Y el sol sigue dibujando, trazando líneas en la cal de las paredes mientras los fotógrafos disparan sus cámaras para retenerlo, para que no se vaya nunca. Pero la tarde avanza, inexorable, llenándose de sombras que caen al vacío de la Peña como un haz de leña oscura. Las campanas de San Pedro llaman a misa, porque es el día del Patrón, que va a salir en procesión por las calles del barrio.  

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN