La hermandad de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas y María Santísima de la Amargura dio por inaugurada su casa de hermandad en la calle Sol, aunque sin la presencia finalmente del obispo diocesano, José Rico, por el fallecimiento de su padre. No obstante, la Corporación dirigida por el hermano mayor David Arias logró la bendición del párroco de San Francisco, Iván Carrera, como símbolo de la Iglesia.
El acto celebrado el domingo como culmen a los cultos a María Santísima de la Amargura, reunió a numerosos hermanos, miembros de la Junta de Gobierno y de la feligresía en general, que quisieron asistir a un emotivo acto, en primer lugar, a las puertas de la casa de hermandad, en plena calle, donde se descubriría una placa conmemorativa.
La cita concitó el interés municipal, con la presencia del alcalde de la ciudad, Isidoro Gambín, y varios de sus delegados, así como de la diputada provincial y delegada municipal, Ana Carrera. El Consejo Local de Hermandades y Cofradías (CHHCC) quedó representado por su aún flamante presidente, Miguel Ángel Roldán, también conocido hermano caidista.
Tras el clásico corte de cinta y la correspondiente bendición del sacerdote, los responsables de la hermandad procedieron junto a las autoridades a la firma del documento que acredita el inicio de la singladura de la hermandad en su primera casa fuera del templo. El edificio, amplio y moderno para la intensa actividad que registra la hermandad, muestra además su rico patrimonio de enseres, y cuenta con varios despachos y el equipamiento necesario.
Los detalles
Entre los detalles, el nuevo párroco de San Francisco se refirió a “los cimientos” que han puesto en la hermandad personas como los párrocos Jorge Manrique, Antonio Castillo y Manuel Rodríguez, este último fallecido recientemente. Y es que la hermandad arrastra ya 82 años de historia, que no son pocos, lo que viene demostrar “que ha trabajado bien para gloria de Dios”, señaló el párroco Iván Carrera. Por su parte, el alcalde destacó el sacrificio de la hermandad para contar con su casa, no sin dar las gracias a empresas y particulares que con sus donativos han facilitado el proyecto, el cual comenzó en 2016, cuando la hermandad pudo adquirir un solar donde edificar su “sueño” de contar con una casa de hermandad ante el crecimiento de la propia cofradía y de las necesidades de mayor espacio para su actividad y patrimonio.
En 2019 se colocó la primera piedra para que después fuera la pandemia la que pasara factura al proyecto que felizmente salió adelante como el fruto del “compromiso” de numerosas partes.
El hermano mayor de las Tres Caídas agradeció la colaboración del Ayuntamiento, de los técnicos, partidos políticos, empresas y particulares.
“Un punto y aparte”
A pesar de la importancia de este proyecto, la hermandad se lo toma como “un punto y seguido”, porque “es un punto y aparte en la vida de la cofradía”, explicaba David Arias, emocionado al recordar también a los hermanos idos. El acto contó incluso con unas palabras de la arquitecta Ana Belén Benítez que ha dirigido el proyecto, para dar fe de cómo se han desarrollado las obras . En suma, un día inolvidable para la hermandad del Lunes Santo y que ya forma parte de su historia.
