No caben bromas con el volcán. Ni bromas, ni veleidades. No es momento. No es momento de llamar al turismo aunque sea la isla bonita. Puede ser que a la economía de la isla le viniera bien, pero si ya cuesta lo suyo acudir a socorrer a la población residente, si ya hay gente en el entorno (en el entorno y fuera de él) dispuesta a complicar el trabajo a los equipos de organización y evacuación al disfrutar el espectáculo, traer más de fuera, por muy bello que sea el espectáculo en la distancia, sería una irresponsabilidad digna de marcar el final de una persona al frente de Ministerio.
Es difícil creer que una ministra pueda haberlo dicho. Más que difícil y como quien escribe solo lo ha leído en comentarios, debe cuestionarse. No es fácil asumir que la ministra de Industria, Reyes Maroto, haya dicho: “animo a los turistas a venir a este espectáculo maravilloso del volcán de La Palma”. Cuesta creer que alguien pueda haber dicho semejante majadería. El atractivo que el fuego pueda ejercer sobre la mayoría, esta vez queda nublado, superado por el dolor de tantos miles de familias desplazadas de sus viviendas. Por el “espectáculo” horrendo de ver como una masa de piedras y fuego destruye y sepulta sus casas. No. No es un divertimento, no es maravilloso sufrirlo, ni siquiera verlo. Es un espectáculo, si, un espectáculo horrendo ver como el fuego se come una isla sin que ningún trabajo, ningún esfuerzo sea capaz de detenerlo. El volcán es el único desastre natural ante el que sólo cabe huir. El único en que el sólo hecho de volverse a observarlo, puede suponer el fin.
El espectáculo a tener en cuenta es otro, es el de los miles de desplazados viviendo en un polideportivo o apiñados en casas de familiares. El de las casas perdidas, el de la ropa y los muebles perdidos. El de la desgracia humana. Sra. Ministra: el Ministerio que preside es de Industria, Comercio y Turismo. Pues sería meritorio pensar más en la primera que en la última palabra. Para el caso de Canarias y para otras comunidades. Pero en este momento para el de Canarias, más. Porque el turismo es circunstancial, temporal, móvil. Y estos días, quizá estos meses, más turismo en La Palma puede ser perjudicial. Ya tienen suficiente trabajo con buscar alojamiento a cada día más gente, sin saber cual será la próxima boca en abrirse o qué camino tomará la lava. La industria, en cambio, es permanente. Siquiera es de más larga duración. Produce valor añadido y ofrece trabajo continuo y duradero. Decididamente es más racional apostar por la industria que por el turismo. Sin que sea preciso abandonar el turismo, no debe ser principal actividad económica. No debería.
Señora Ministra: felicidades si no ha dicho esa barbaridad, impropia de alguien que, por su posición, no debe ser descerebrada. Hay cosas que se dicen sin pensar y cosas que se dicen porque no se piensa. Y pensar es el primer ejercicio que se debería hacer cada día. Mejor aún, a todas horas. Es bueno para la salud aunque sea perjudicial para el poder. Y con un volcán lanzando fuego y piedras no cabe más que la sensatez y pensar antes de hablar.