Me encanta el verano de El Puerto. ¿A Vds. no? la ciudad bulle con la alegría de los visitantes, de los eventos musicales, culturales, las corridas de toros, los locales de restauración y ocio llenos, las playas… Todo eso ha estado en peligro de perderse para siempre, y con ello una buena parte de la economía de la ciudad y muchos empleos. Todo por culpa del virus que salió de China y un Gobierno dejó entrar en España y la incertidumbre de no saber cómo sería la era post COVID.
Ahora encarando ya la recta final podemos ver que ese peligro se desvanece, que estamos teniendo un verano espectacular y que todo funciona a tope, y eso en medio de la quinta ola que gracias a las vacunas no está causando los estragos de los meses pasados, aunque aún haya algunos casos, pocos y leves casi todos.
Pero como en todo verano no pueden faltar las molestias, el tráfico se vuelve más denso, los aparcamientos escasean más, hay mosquitos y en las playas aparece alguna que otra aguamala; ese animalito gelatinoso y urticante que te puede fastidiar el día. Una especie que también pulula en los procelosos mares de las redes sociales. Son los derrotistas que sólo ven el agua que le falta al vaso. Y que nada le parece bien, que no participan de los éxitos de todos, porque celebra los fracasos de unos pocos.
Seres que se mueven, como las aguamalas, por el calor de ciertas corrientes y por intereses políticos con opiniones, más que exageradas apocalípticas, sobre la ciudad con tal de hacer una critica al alcalde, para ellos máximo culpable de todo y de lo que según ellos es un verano horribilis, atentos sólo a su interés político y personal sin pensar en que hay otros portuenses que se vuelcan cada día por salir adelante, y que nuestra ciudad salga adelante.
Yo me los imagino como el anarquista de la obra de Pedro Muñoz Seca “La voz de su amo” un tipo, descrito con la gracia de nuestro paisano, que predicaba que la solución para los males de la sociedad era la destrucción social.
Estos aguamalas nunca reconocerán más éxito que el que pueda apuntarse (aunque sea mintiendo) “su amo”. Y si antes les parecían mal los parkings, ahora los reclaman. Si El Puerto es elegido para una experiencia piloto de movilidad sostenible, se quejan de que un fulano ha usado mal el patinete o de que hay dos tirados por ahí.
Gritan por la seguridad cuando la Policía (la de verdad) está manteniendo el orden y no se ha producido ningún incidente reseñable. Acusan al alcalde sin cortarse un pelo de estar matando a la gente por la COVID y se quedan tan panchos. Si vienen personajes ilustres a la ciudad y… ni pío, pero si viene Martínez Almeida en vez alegrarse porque es bueno para proyectar la imagen de ciudad, lo usan como saco de boxeo para darle a Beardo con saña.
Los aguamala se dicen de El Puerto, pero no saben serlo, ni les preocupa, ni les importa. Pero, bueno no dramaticemos; sí, te pueden producir una pequeña irritación pasajera. Pero El Puerto y los portuenses seguimos adelante luchando por nuestro Puerto.
