—Me llamaron para cuatro días, y a última hora nos avisaron de que sólo haría falta para uno, pero a mí ya me habían comprometido para más días. Yo no he hecho esto por el segundo de gloria, lo hice por dinero, porque tanto yo como mi mujer estamos en el paro. Creo que ha sido una falta de respeto. Sólo me han pagado el día que fui, cuando me dijeron que serían cuatro, si al final fue sólo uno no es mi problema.
—¿Pero sabía a lo que iba?
—Sé que el cine es así, y que los extras somos el último eslabón, pero no nos trataron bien. No nos dejaron traer ropa de abrigo y hubo gente que se estaba muriendo de frío, no sólo mayores, también jóvenes. Para orinar teníamos que esperar horas e ir por grupos. La verdad, creo que la organización dejó que desear.
—¿Y la comida?
—Trajeron bocadillos para gente de la productora que se los comieron delante de nosotros sin decoro alguno. Más tarde nos lo trajeron a nosotros que eran pequeños, duros y con una rebanada de mortadela de la más corriente. Me hace falta el dinero, pero jamás compraría lo que nos pusieron. No pretendía que nos dieran ibéricos, pero al menos que el pan no estuviera duro.
—¿También tuvo problemas a la hora de almorzar?
—Cuando llegó la hora de almorzar nos llevaron a una finca en Veedor que está actualmente en ruinas. Voy un poco más lento que el resto de la gente por mi edad y cuando llegué al sitio no me dejaron entrar, a pesar de ir vestido como los que estaban ya adentro. Al final me quedé sin comer, aunque al rato vinieron a buscarme para disculparse, porque se dieron cuenta de que habían metido la pata.
—¿Qué pide?
—No les pido que me pidan disculpas. He dirigido una carta al Ayuntamiento, al concejal de Fomento, al presidente de Diputación y a Comisiones Obreras. Creo que el Ayuntamiento, en calidad de promotores de este tipo de trabajos, debe dar la cara por uno. Creo que han sido muy inocentes, porque han tenido la oportunidad de negarse a muchas cosas y no lo han hecho por miedo a que la productora se fuera. Eso no puede ser, hay que tener valor para defender lo que uno cree.
—¿No se ha sentido defendido?
—Por mi profesión he leído lo que se ha publicado y no he visto ningún apoyo a los extras ni antes ni después, ni por parte de la prensa ni de los políticos.
—¿Ha participado en otras películas?
—Sí y nunca he tenido problemas. El trato aquí ha sido absolutamente discriminatorio, ésa es la principal diferencia con los otros rodajes en los que he estado. Nosotros hemos sido los borregos gaditanos y los otros nuestros pastores y los amos. Quienes nos debían representar no lo han hecho o lo han hecho mal.
—¿Cree usted que la productora se ha reído de los gaditanos?
—Nos han dado mucha coba y los que hemos sucumbido por necesidad nos lo han retribuido mal. Los jóvenes igual no ponen pega, porque ya están acostumbrados a que se les trate así y eso me entristece. Yo no estoy dispuesto y pienso pedir lo que es mío. No tenemos por qué estar empinándonos a todo el mundo en cuanto viene alguien. Si no me responden pienso demandar lo que es justo de otras maneras.