Caixabank cerró en 2019 un
ERE que le ha restado
978 millones a las cuentas de la entidad y que afectó a
2.023 trabajadores, 409 en Andalucía, pero con “
muy buenas condiciones”. Lo reconoce la dirección de la entidad y hasta los representantes sindicales, pero a cambio, las
condiciones han
empeorado sensiblemente
para la plantilla que se queda. “Buenas condiciones para el que ha salido pero malas para la plantilla que se queda y para la clientela”, resume
Mayte Pozo, secretaria general de
CCOO en Caixabank Andalucía.
La
ampliación de las oficinas Store ha provocado
concentración y cierres; crece el
horario de atención al público pero no el laboral sin que ni siquiera se haya fijado el
registro horario, con las nuevas oficinas S1 y S2 se han
“cargado” la clasificación profesional anterior y la figura de los
subdirectores; la
contratación por ETT la han tenido que recuperar con el Plan de Igualdad; y la
movilidad geográfica forzosa se impone, usada como medida de presión, además de suprimirse el
derecho al retorno garantizado en la época de la absorción de Banca Cívica.
Éstas son algunas de las
“compensaciones” que han tenido que aceptar los sindicatos que firmaron el acuerdo del ERE pactado con Caixabank y que
no contó con el apoyo de CCOO, mayoritario en la entidad pero sin alcanzar el 50%. Pozo coincide no sólo con el consejero delegado de la entidad,
Gonzalo Cortázar, sino también con
UGT, en alabar el “aplaudido” acuerdo del ERE, que según fuentes de este último sindicato, es un
“referente” en prejubilaciones para el sector. Pero difiere en muchos aspectos: “El acuerdo
era un paquete que incluía el ERE y otras condiciones”, que son “malas para la plantilla que quedamos trabajando y para la clientela”.
CCOO respalda, como UGT, la transformación del negocio que impone la
digitalización, escenificado en las nuevas oficinas
Store, más competitivas, pero recuerda que se acordó un
horario singular para alcanzar las 290 oficinas iniciales a nivel estatal. “En el paquete
se aumenta a 700 oficinas, lo que implica el
cierre de 2 a 3 tradicionales por cada Store”, cierres y concentración que “
vulnera la voluntariedad” que establece el convenio para el horario singular. “Si quiero seguir trabajando, tengo que asumir el horario de la Store”, resume.
Además, con la ampliación del horario de
atención al público, que no del laboral, “es
imposible cerrar a las tres de la tarde y cuadrar el cajero y la oficina”, lamenta Pozo, extremo que contrasta con el hecho de que la dirección
no haya conseguido
pactar el registro horario, que sigue sin estar homogeneizado.
Movilidad geográfica "forzosa"
Para CCOO, el
desencuentro principal radica en la
movilidad geográfica “forzosa” que se amplía en
75 kilómetros más (de 25 pasa 100) y que se
vincula a las salidas del
ERE. Según Pozo, teniendo en cuenta que por cada apertura de una Store se cierran de dos a tres de las tradicionales y que hay que cubrir las vacantes del ERE, de forma directa e indirectamente,
“es la dirección de la empresa la que decide”.
“Es un
as de la manga que se queda la empresa y que la usan como medida de
presión y de miedo a la plantilla. Ya ha empezado, primero ha sido una convocatoria voluntaria pero luego, será forzosa”, asegura Pozo.
Por contra, desde
UGT consideran que para aplicar ese traslado forzoso se acordaron “unos
requisitos muy difíciles de cumplir” por parte de la empresa, que por ahora sólo se ha dado el caso de “
un compañero en todo el territorio español” y que la sensación “no es que la empresa use el traslado para atacar a la plantilla”, más aún cuando aún
quedan plazas por cubrir y se han amortizado algunas de las que no se han cubierto.
Derecho de retorno
Otro aspecto que critica CCOO es que “se ha
derogado” el
derecho de retorno que se pactó tras la absorción de
Banca Cívica, de forma que ya no hay que retornar al año a 150 trabajadores. “
No hay posibilidad de retorno para los compañeros que aún continúan en Cataluña”, que la entidad cifra en
278 pero que CCOO
multiplica por tres.
También se ha
eliminado la promoción interna con la implantación de las S1 y S2 (oficinas pequeñas con uno o dos trabajadores) en poblaciones rurales, que se amplían en 300 y 450, perdiéndose la clasificación de las
categorías y la figura del
subdirector.
Y el ERE también excluía las
contrataciones a través de ETT para suplir vacaciones, algo que han recuperado con el reciente
Plan de Igualdad.
“A cambio de 2.023 salidas, el resto nos quedamos con peores condiciones”, resume Mayte del Pozo.
5.000 salidas frente a 2.000 entradas
El consejero delegado de Caixabank, Gonzalo Cortázar, insistió en la presentación de resultados en que el ERE había sido pactado con los sindicatos y que no habría ninguna salida más, a excepción de Teruel y Barcelona, las únicas en las que no se aplicó el ERE. Desde 2014, han salido de Caixabank 5.000 personas pero se han contratado, 2.000 para rejuvenecer la entidad con el nuevo modelo de negocio.