Encuesta sobre Sexualidad y Anticoncepción en la Juventud Española
Justo el día en el que las farmacias van a comenzar a dispensar la píldora postcoital sin receta a las mayores de 16 años, un estudio ha puesto de manifiesto que los jóvenes de entre 15 y 24 años cada vez utilizan más los métodos anticonceptivos seguros y eficaces a la hora de mantener relaciones sexuales.
Todo ello gracias a “la mejora de información y accesibilidad sobre estos productos”, según aseguran los expertos en ginecología que integran el Equipo Daphne tras dar a conocer los datos de su tercera Encuesta sobre Sexualidad y Anticoncepción en la Juventud Española.
Después de entrevistar a 2.000 jóvenes de esta franja de edad, el estudio concluye que el 97% utiliza algún método anticonceptivo cuando mantienen relaciones sexuales. Esto se refleja sobre todo en el dato de utilización de la píldora anticonceptiva, cuyo uso se ha incrementado entre los más jóvenes, al igual que el doble método (terapia hormonal y preservativo), y que se convierten así en los métodos hormonales que más ha crecido especialmente en la franja de 15 a 19 años.
Por contra, España se sigue diferenciando de los vecinos europeos por la alta tasa de utilización del preservativo, que llega a alcanzar el 58,5%. La paradoja, explican los autores del estudio, es que cerca del 30% de los que declaran ser usuarios del mismo reconocen no usarlo siempre en todas sus relaciones.
Esta situación provoca una elevada exposición al riesgo, ante la cual el Equipo Daphne llama la atención y destaca que la promoción casi exclusiva de este método entre los más jóvenes ha creado “una situación ficticia” en España.
El condón toca techo
“Aunque el preservativo ha tocado techo en España y su uso es llamativamente alto en comparación con el resto de Europa, la mala utilización del preservativo está implícita en su uso, sobre todo en los jóvenes por su manera de relacionarse”.
De hecho, algunos encuestados reconocen que “lo imprevisto de sus relaciones” o “el estado de euforia asociado al alcohol” hace que no siempre lo utilicen y “se expongan a riesgos innecesarios que pueden desembocar en abortos, embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual”.