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Matrícula de deshonor

La Hispanidad olvidada

Hoy me he dado una vuelta por mi barrio de La Hispanidad, un barrio lleno de historias que llevan contando familias humildes...

Publicado: 25/03/2019 ·
12:37
· Actualizado: 25/03/2019 · 12:39
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Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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Hoy me he dado una vuelta por mi barrio de La Hispanidad, un barrio lleno de historias que llevan contando familias humildes desde hace más de tres décadas. Colindando con Verdeluz, Tres ventanas, Polígono San Sebastián, Licinio de la Fuente y Parque Moret, este barrio es de los más extensos de nuestra ciudad, y a la vez, se encuentra entre los más olvidados.   Es triste observar sus decadentes calles, desgastadas por el tiempo y la dejadez. Sus edificios desconchados y sus colores blancos y azules apagados por el paso del tiempo y la falta de restauración. Muchas de sus plazoletas muestran una deprimente arquitectónica, con suelos levantados y agrietados, muros derribados o jardines ajados sin el cuidado necesario, que años atrás coloreaban las distintas zonas. Aún en estos tiempos de desarrollo, todavía se pueden observar partes sin asfaltar o solar, que den una visión más moderna: lugares llenos de maleza y residuos que el viento arrastra quedando atrapados en rincones llenos de mugre. El viejo barrio, tuvo ese inicio de rehabilitación y adaptación a las nuevas normativas, reestructurándose algunos de sus edificios, a los que le colocaron ascensores, sobre todo, por ser un barrio en el que residen muchas personas mayores, que con dificultad pueden subir a un tercer piso. Aquello quedó en tres o cuatro calles, y nada más se supo. La Hispanidad sigue siendo el cortijo de algunos, que disfrazan con festividades absurdas las carencias de un barrio con deficiencias en todo su contexto, donde pude observar en mi paseo el continuo menudeo existente y puntos de venta de drogas cada pocos pasos y a plena luz del día. Me horroriza pensar que dicho barrio cuenta con un presidente de paja, sin agallas para defender los intereses de una población que vive en unas condiciones casi tercermundista, que ofrece una imagen desolada y llena de barreras arquitectónicas que se aleja mucho de los que fue y en lo que debería haberse convertido.

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