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Las tarjetas black y sus consecuencias

Lo que está ocurriendo en España en los últimos quince años mina cada vez la confianza en la especie humana

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No parece haber relación alguna entre ese grupo de hasta noventa prestigiosos y expertos financieros, entre los que no ha aparecido que se sepa ninguna mujer, probablemente por nuestra incapacidad para entrar en el mundo de la banca, y la situación política que vivimos, en la zozobra del eterno retorno electoral.
Sin embargo, políticos parecían ser los nombramientos de los reputados e ilustres consejeros de la “banka”, que eran nombrados entre sindicalistas, militantes de partidos políticos, responsables de departamentos importantes de la Casa real, financieros de prestigio, y algún que otro advenedizo que se suponía preparado para coadyuvar con sus consejos a la buena marcha de la banca española. ¿Cuál era la función que ejercían? No sería razonable que hubieran aconsejado la suscripción de preferentes, de ser personas elegidas en función de su contacto con la sociedad lo lógico hubiera sido que ejercieran en la institución una función de control social, ajena por tanto a la suscripción de acciones poco fiables. ¿Qué hacían entonces, que pudiera justificar que además de las dietas por asistencia a los Consejos, dispusieran de noventa mil euros de libre disposición para sus caprichos y regalos de navidad? ¿Qué pensarían mientras hacían esos gastos y España se desangraba en el empleo, las empresas cerraban, y ese banco al que decían defender era rescatado por los fondos públicos?
Lo que está ocurriendo en España en los últimos quince años mina cada vez la confianza en la especie humana. Ahora todos ellos, con sus trajes grises y sus corbatas y zapatos de cordones, sentados en hilera frente a sus juzgadores, parecen un consejo de administración improvisado, que se saludarán a la entrada compadeciéndose de hasta adonde se ha podido llegar en esta sociedad, que les quiere ajustar las cuentas a ellos, como si fueran unos delincuentes cualesquiera.

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