Este sábado, a las doce de la noche, ‘La casa’ situada en la calle Real de Lepe acogerá un evento cultural en el que se mezclará la pintura con la música, y el arte de la polifacética artista granadina afincada en El Rompido Neri, que desfilará parte de su obra de mantillas artesanas.
Vestir mantilla ha quedado reservado actualmente para eventos muy especiales y ocasiones muy determinadas. No obstante, además de usarse para acudir a los toros o en bodas, una de sus variedades más elegantes y conocidas es la que las mujeres suelen lucir en las procesiones, sobre todo en las de Semana Santa. Es sin duda un elemento de luto, de ahí su color eminentemente negro.
No es la primera vez que Neri muestra en un desfile sus mantillas artesanas, siendo la última vez que lo hizo durante la pasada Semana Santa, en el convento del Vado de Gibraleón, donde tuvo una calurosa acogida y mejor crítica. Se trató del I Desfile Procesional de Mantillas Artesanales de Neri.
Según destacó entonces la propia Neri, el acto fue “un merecido homenaje a esta prenda tan andaluza y española como es nuestra mantilla”. Una prenda que, según prosiguió, es fruto de “un arte centenario” que pocas manos son capaces de elaborar artesanalmente por la gran pericia y conocimientos que se necesitan para ello. No obstante Neri posee, sin duda, esa capacidad en sus manos, debido sobre todo a sus dilatados años de experiencia como artesana.
El desfile fue organizado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Gibraleón y contó con la colaboración de distintas ‘modelos’, pertenecientes a diversas hermandades y cofradías de la localidad, las cuales lucen habitualmente la elegante prenda en Semana Santa, desde las más jóvenes hasta las veteranas.
El acompañamiento musical del desfile corrió a cargo de la Banda Municipal de Música de Gibraleón, que interpretó distintas marchas procesionales para un mayor lucimiento de las mantillas artesanales exhibidas. También se dejaron oír algunas saetas, en la voz de una joven artista local. Y por supuesto no faltó en el ambiente el típico olor a incienso que impregna estos días las calles y todos los rincones de la geografía andaluza.
Numeroso público se dio cita para contemplar el espectáculo, hasta completar el aforo del conocido convento olontense, el cual aplaudió con insistencia y entusiasmo cada una de las verdaderas obras de arte presentadas por Neri.
Los asistentes también agradecieron la sencillez de la muestra, el ambiente de Semana Santa que los organizadores crearon para la ocasión, pero sobre todo la belleza y elegancia de cada una de las mantillas mostradas. Mantillas artesanales y confeccionadas totalmente a mano una a una por Neri, que supo poner todo su corazón para que el evento fuera un éxito, como así fue a tenor de las opiniones de todos; organizadores, colaboradores y público.
La gran acogida del evento han hecho plantearse a Neri convertir su muestra en itinerante por otras localidades de la provincia de cara a la próxima Semana Santa.
ORÍGENES DE LA MANTILLA
Según algunos historiadores el origen de la mantilla habría que buscarlo en los árabes, ya que las mujeres de esta cultura cubrían su pelo según los preceptos de su religión, y posiblemente fuese la costumbre fuese aceptada entre las mujeres cristianas de la época. Igualmente, como se puede leer en el Antiguo Testamento, en el tiempo de Jesús muchas mujeres usaban velo, y además la imagen de la Virgen María siempre se muestra con un velo que cubre su pelo. Es por tanto una costumbre muy común en las religiones conocidas como abrahámicas: judaísmo, cristianismo e islam. En el siglo XVII ya era habitual utilizar la mantilla de encaje como prenda distinguida. Sin embargo, su uso no se generalizó entre las mujeres de alta posición hasta bien entrado el siglo XVIII, tal como se aprecia en numerosos cuadros de Goya. No obstante, su mayor raigambre llegó en el siglo XIX, lo cual fue potenciado por el uso de mantillas por parte de Isabel II de España. En el siglo XX la mantilla fue perdiendo popularidad, salvo en algunas regiones Andalucía, donde se ha mantenido para determinadas ocasiones, entre ellas la Semana Santa.