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El Celta de Eusebio tampoco sabe ganar ni ante 8 jugadores

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Celta     0   
Albacete     0   

—Celta de Vigo—
Notario; Edu Moya, Rubén, Jordi, Fajardo; Trashorras, Oubiña (Rosada, min.46), Renán (Michu, min.78); David Rodríguez, Dinei y Óscar Díaz.

—Albacete—
Cabrero; Gil (Alberto, min.85), Iker Begoña, Mainz, Tarantino; Kitoko, Verza; Marcos Navas (Peña, min.90), Merino (Trotta, min.64), Jaime; y Toché.

Árbitro:
Lizondo Cortés (C. Valenciano). Expulsó a los visitantes Kitoko (m.58) y Trotta (m.87) por doble amonestación, y Alberto (m.92) con tarjeta roja directa. Además mostró tarjeta amarilla a Oubiña y Trashorras por parte del Celta de Vigo, y a Mainz y Verza por parte del Albacete.

Incidencias:
Encuentro disputado en Balaídos ante cerca de 5.000 espectadores.

El Celta de Vigo continúa con su particular caída en picado tras encadenar su undécima jornada sin vencer, la cuarta con Eusebio Sacristán en el banquillo, y ayer no pudo pasar del empate inicial ante un Albacete que acabó el choque con ocho jugadores.

El Celta, a pesar de jugarse media vida en el encuentro, regaló el primer tiempo. El conjunto de Eusebio saltó al césped excesivamente nervioso, sin tensión, y eso provocó que su aburrido y pésimo fútbol apenas inquietara a su rival en la primera parte.

Su bagaje ofensivo en los primeros 45 minutos se limitó a un disparo lejano de Óscar Díaz que se marchó ligeramente desviado de la portería defendida por Cabrero, demasiado poco para un equipo que empezó la temporada con el objetivo de luchar por el ascenso y que ahora sufre para evitar el descenso de categoría.

En la reanudación, el Celta entró con otra actitud y en diez minutos los de Eusebio pisaron más veces el área visitante que en todo el primer tiempo, aunque las ocasiones claras de gol seguían sin llegar.

Además, con media hora de juego por delante, el Albacete sufrió la primera de sus expulsiones después de que Lizondo Cortés le mostrara a Richie Kitoko su segunda tarjeta amarilla, muy protestada por los visitantes.

Con un hombre más, el Celta se lanzó a por la victoria. Encerró a su rival en su campo, se adueñó del balón, pero las prisas y su excesivo juego en largo evitaron que sus atacantes pudieran sacar a relucir su calidad individual, por lo que Cabrero continuó siendo un espectador más.

No obstante, en los últimos minutos el asedio gallego aumentó. A falta de ocho minutos para el final el conjunto vigués gozó de una doble oportunidad que no aprovecharon.

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