Se entiende que a Rodríguez Zapatero le preguntaran, en el programa más visto de la televisión, la razón por la que ayudaba a unos bancos que seguían sin abrir la llave del crédito y que, por lo que hemos visto, no necesitan colocar activos en manos del Estado como no sea para sanear aún más sus cuentas de resultados. Como nota que irritará todavía más a las familias a las que nadie presta un duro, el Banco de España da cuenta de en qué medida se han endurecido las condiciones que bancos y cajas de ahorro ponen para conceder créditos a particulares y empresas. Y ahí está la clave. Evidentemente es muy difícil que se recupere la demanda interna, pese a las medidas puestas en marcha por el Gobierno y el descenso del euribor, si el dinero permanece en los bancos que en tiempos de inestabilidad tienen, como dicen los expertos: “elevada aversión al riesgo”. Como si, con una recesión encima, a alguien le gustara el riesgo. El clamor contra esta inamovilidad de los depositarios del dinero empieza a subir de tono. Voces hay, dentro del propio Partido Socialista, que consideran que después de vender por medio mundo la brillante gestión de las entidades financieras españolas, estas no puede actuar con tanta cicatería y más cuando han recibido el mismo apoyo del ejecutivo de Zapatero que otras entidades europeas, muchas al borde de la quiebra, de sus respectivos gobiernos.
En una brillante pirueta de imagen, Botín ha conseguido acaparar todos los titulares de la prensa al anunciar que su banco compensará a sus clientes estafados por Madoff. La razón esgrimida para este acto de generosidad es su preocupación por los clientes. La solidaridad con el resto de los ciudadanos de la nación, posibles clientes también de su entidad, aunque no con grandes patrimonios, es abrir la llave del crédito. Si no Zapatero tendrá que hacer algo para que no piensen los votantes que los presidentes de los grandes bancos le han engañado como a un pardillo.