Andalucía
El puerto de Nyhavn
El monarca Christian V mandó construir en 1671 y con sólo 24 años un nuevo puerto que diera entrada a Copenhague
Publicado: 27/04/2012 ·
12:01
Actualizado: 27/04/2012 · 12:01
El puerto tiene unas dimensiones de 400 metros de profundidad por 50 de ancho
Una postal constante de antiguos barcos de madera y coquetas casas de colores pastel y tejados en pendiente perfectamente alineadas
Hans Christian Andersen vivió aquí durante más de veinte años
Aunque su nombre significa el “Puerto Nuevo”, el Nyhavn ya tiene algunos siglos de historia desde que el joven monarca Christian V -un rey convencido del rol terrenal que la monarquía ejercía como poder ejecutivo de Dios en la tierra- decidiera, con sólo 24 años de edad, la construcción de un puerto nuevo de entrada a la ciudad de Copenhague. Corría el año 1671 y estaba reciente el final de la guerra entre daneses y suecos que se inició en 1658, un hecho determinante en la construcción del Nyhavn, ya que éste se construyó con la mano de obra gratuita que supuso el gran contingente de prisioneros de guerra suecos. Con el formato de un canal, el puerto del Nyhavn tiene unas dimensiones de 400 metros de profundidad por 50 de ancho.
Aunque hoy el Nyhavn es uno de los lugares más concurridos y de moda en la ciudad, no ha tenido siempre el mismo ambiente. Así, era fácil encontrarse aquí, y hasta bien entrado el siglo XX, a prostitutas, borrachos, delincuentes o marineros sin trabajo. El olor a cerveza siempre fue habitual en el Nyhavn, aunque hoy, ya es servida en vaso y con mucho glamour. Y es que estoy seguro de el Nyhavn será el primer lugar que usted visite en Copenhague.
Pintoresco donde los haya, este pequeño puerto es precioso gracias a los antiguos barcos de madera que siempre encontrará amarrados y a las coquetas casas de colores pastel y tejados en pendiente perfectamente alineadas. En el lado norte encontrará los números impares y algunas de las mejores mansiones de la gente rica que se aposentó en este puerto -como por ejemplo, la mansión de Charlottenborg en uno de los extremos-, mientras que en el lado sur encontrará los números pares y la mayoría de antiguos almacenes y fábricas que hoy albergan cafés y excelentes restaurantes en los que se come muy bien, que sin ser excesivamente caros, no son nada baratos.
Le recomiendo que dedique una mañana o una tarde entera a recorrer el Nyhavn tranquilamente, le sugiero que se tome tranquilamente un café, que cene en un restaurante, que respire el ambiente único que encierra cada local en su interior entre antiguos muros y suelos de madera y que entre en algunos de los patios de los antiguos edificios, como por ejemplo el patio del número 31. Barock, en el número 1 del Nyhavn, es un buen lugar para comer o tomarse una copa. En el número 9 encontrará el edificio más antiguo del Nyhavn y que data del 1671, es el restaurante Leonara Cristina.
En el número 17, un edificio del 1700, podrá degustar platos típicos daneses apurando una buena Tuborg o Carlsberg, las cervezas locales. En el 21, el restaurante Cap Horn ocupa el antiguo hotel del León y es un buen lugar donde comer cocina casera. En el número 37, un edificio rojo y ventanas blancas, encontrará una buena oferta de cocina local e internacional mientras que en el 39 verá una pared azul marino, es el restaurante Havfruen, un lugar excelente para comer pescado, marisco y buena langosta.
Nyhavn 71 es a la vez el nombre y la dirección de un acogedor hotel de cuatro estrellas y 150 habitaciones que ocupa un antiguo almacén; si lo que busca es imbuirse en el puro ambiente del Nyhavn, en el número 71 lo hará con toda seguridad. El mismísimo Hans Christian Andersen vivió aquí durante más de veinte años en varias direcciones: en una de ellas, el número 20, lo hizo como recuerda una placa en la fachada, entre 1834 y 1838; el edificio de nombre Boelegaard, era un antiguo almacén de queso y nuestro buen amigo Mikael, tiene allí su empresa en una diáfana oficina, fantástica con vigas de madera y techos altos en la que da gusto trabajar.
La obra de Christian V no acababa en el Nyhavn, ya que como puerto de entrada a la ciudad, ésta necesitaba de una gran plaza que hiciera las veces de puerta de Copenhague a quienes llegaban por el puerto nuevo. La Kongens Nytorv, o la Nueva Plaza del Rey, culmina este impresionante entorno urbano. De grandes dimensiones y de inspiración francesa, la Kongengs Nytorv no sólo alberga la estatua ecuestre del rey Christian, sino que además es el lugar donde se encuentran edificios tan emblemáticos como el Teatro Nacional Danés de 1874, el palacio Thott -hoy, embajada francesa-, los almacenes Magasin du Nord o el señorial Hotel d’Anglaterre, sede de la delegación española representando a la candidatura madrileña en la asamblea del COI que escogió a Rio de Janeiro como sede olímpica.
Aunque hoy el Nyhavn es uno de los lugares más concurridos y de moda en la ciudad, no ha tenido siempre el mismo ambiente. Así, era fácil encontrarse aquí, y hasta bien entrado el siglo XX, a prostitutas, borrachos, delincuentes o marineros sin trabajo. El olor a cerveza siempre fue habitual en el Nyhavn, aunque hoy, ya es servida en vaso y con mucho glamour. Y es que estoy seguro de el Nyhavn será el primer lugar que usted visite en Copenhague.
Pintoresco donde los haya, este pequeño puerto es precioso gracias a los antiguos barcos de madera que siempre encontrará amarrados y a las coquetas casas de colores pastel y tejados en pendiente perfectamente alineadas. En el lado norte encontrará los números impares y algunas de las mejores mansiones de la gente rica que se aposentó en este puerto -como por ejemplo, la mansión de Charlottenborg en uno de los extremos-, mientras que en el lado sur encontrará los números pares y la mayoría de antiguos almacenes y fábricas que hoy albergan cafés y excelentes restaurantes en los que se come muy bien, que sin ser excesivamente caros, no son nada baratos.
Le recomiendo que dedique una mañana o una tarde entera a recorrer el Nyhavn tranquilamente, le sugiero que se tome tranquilamente un café, que cene en un restaurante, que respire el ambiente único que encierra cada local en su interior entre antiguos muros y suelos de madera y que entre en algunos de los patios de los antiguos edificios, como por ejemplo el patio del número 31. Barock, en el número 1 del Nyhavn, es un buen lugar para comer o tomarse una copa. En el número 9 encontrará el edificio más antiguo del Nyhavn y que data del 1671, es el restaurante Leonara Cristina.
En el número 17, un edificio del 1700, podrá degustar platos típicos daneses apurando una buena Tuborg o Carlsberg, las cervezas locales. En el 21, el restaurante Cap Horn ocupa el antiguo hotel del León y es un buen lugar donde comer cocina casera. En el número 37, un edificio rojo y ventanas blancas, encontrará una buena oferta de cocina local e internacional mientras que en el 39 verá una pared azul marino, es el restaurante Havfruen, un lugar excelente para comer pescado, marisco y buena langosta.
Nyhavn 71 es a la vez el nombre y la dirección de un acogedor hotel de cuatro estrellas y 150 habitaciones que ocupa un antiguo almacén; si lo que busca es imbuirse en el puro ambiente del Nyhavn, en el número 71 lo hará con toda seguridad. El mismísimo Hans Christian Andersen vivió aquí durante más de veinte años en varias direcciones: en una de ellas, el número 20, lo hizo como recuerda una placa en la fachada, entre 1834 y 1838; el edificio de nombre Boelegaard, era un antiguo almacén de queso y nuestro buen amigo Mikael, tiene allí su empresa en una diáfana oficina, fantástica con vigas de madera y techos altos en la que da gusto trabajar.
La obra de Christian V no acababa en el Nyhavn, ya que como puerto de entrada a la ciudad, ésta necesitaba de una gran plaza que hiciera las veces de puerta de Copenhague a quienes llegaban por el puerto nuevo. La Kongens Nytorv, o la Nueva Plaza del Rey, culmina este impresionante entorno urbano. De grandes dimensiones y de inspiración francesa, la Kongengs Nytorv no sólo alberga la estatua ecuestre del rey Christian, sino que además es el lugar donde se encuentran edificios tan emblemáticos como el Teatro Nacional Danés de 1874, el palacio Thott -hoy, embajada francesa-, los almacenes Magasin du Nord o el señorial Hotel d’Anglaterre, sede de la delegación española representando a la candidatura madrileña en la asamblea del COI que escogió a Rio de Janeiro como sede olímpica.
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