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Última Columna

El golfo de América

A estas alturas de la película daría igual, que igual daría, calificarlo de Golfo de América, aunque no parece que bromee y convendría no repetir el holocausto

Publicado: 01/02/2025 ·
09:31
· Actualizado: 01/02/2025 · 09:54
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Autor

Rafael Fenoy

Rafael Fenoy se define entrado en años, aunque, a pesar de ello, no deja de estar sorprendido cada día

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En este blog se pretende compartir análisis, reflexión y algo de conocimiento contigo persona lectora

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El golfo de América

Cuando en la escuela se hablaba del Golfo de México, en las mentes infantiles aparecía la imagen de un “golfo”. Nada que ver con un accidente geográfico. Un gañán, sinvergüenza, vago, holgazán, que viviría seguramente en México, como los habría también en España. Esta acepción que califica a una persona es derivada de “Golfín” (origen italiano al parecer) aplicada a un delincuente o ladrón. Madres, padres, maestras y maestros utilizaban esta palabra para advertir a la infancia que debían estudiar, realizar las tareas que se les encomendaba, cumplir horarios… en definitiva no “golfear”. También se utilizaba para catalogar a colectivos de niñas o niños con los que nunca sus retoños debían juntarse, ya que eran unos “golfos o golfas”. Como insulto era bastante peor referirse a una mujer que a un hombre. Golfo (masculino) era sinónimo de vago y eso, de ejercer la vagancia, tenía para algunas personas un cierto punto de relación con saber vivir “golfeando” a costa de los demás. Más relacionado con “Pillo” que con delincuente. Aunque sea como sea, quien se aprovecha de la buena fe de los demás delinque como un bellaco. En femenino eso de espetarle a una mujer lo de “Golfa” ya era harina de otro costal. Golfa se relacionaba con prostituta o “puta” directamente. Ir antaño por la calle con la melena suelta, con un determinado vestuario que permitiera dejar entrever alguna parte del cuerpo femenino, facilitaba directamente que se le aplicara el calificativo. Vas vestida como una golfa…

No parece que quien pretende cambiar la denominación del Golfo de México, por “golfo de América” se le pueda atribuir personalmente el concepto. Aunque más de una persona pueda pensar que es él quien representa y muy adecuadamente el papel de “Golfo de América”. Sin embargo hay que puntualizar que todos los presidentes norteamericanos han representado la encarnación del espíritu colonial norte-americano. Formada como nación independiente, por los 13 estados unidos de América, desde 1776 no ha parado de robar y robar territorios, asesinando, si es preciso, a quienes pretendían defender el propio. Y es que la oligarquía comercial y terrateniente, que se separó de Inglaterra en aquellos momentos, portaba el mismo gen de la avaricia que se reprodujo por milenios en el antiguo continente euroasiático. De generación en generación, a fuerza de ocupar militarmente nuevos territorios esos 13 estados unidos han pasado a ser 50. España dejó el territorio de Nueva España en 1822 y en menos de un cuarto de siglo Estados Unidos amputó todo el territorio desde La luisiana hasta el pacífico, llegando a alcanzar la extensión máxima con la apropiación por la fuerza de más de la mitad del territorio mexicano en 1846. España debió de verlas venir y sus cabezas coronadas, advertidas por mentes preclaras como la del Conde de Aranda, podrían haberlo evitado. El Conde, en su memorándum a Carlos III en 1783 https://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/1Independencia/1783DRE.html, proféticamente vino a expresar lo siguiente: Las colonias americanas han quedado independientes; este es mi dolor y recelo... Esta República Federativa ha nacido, digámoslo así, pigmea, porque la han formado y dado el ser dos potencias como son España y Francia, auxiliándola con sus fuerzas para hacerla independiente. Mañana será gigante, conforme vaya consolidando su constitución y después un coloso irresistible en aquellas regiones. En este estado se olvidará de los beneficios que ha recibido de ambas potencias y no pensará más que en su engrandecimiento...”

Estudios históricos exhaustivos no acaban dando la autoría a Aranda o a Godoy (como falsario de la misma), pero las palabras escritas en 1783 son de una clarividencia absoluta. Esos estados unidos (EEUU) independientes de Inglaterra, gracias a la ayuda imprescindible de Francia y España, nada más nacer con un apetito voraz participaron activamente en el reparto de los territorios hispanoamericanos, de los que conmemoran en este primer cuarto de siglo XXI el 200 aniversario (no hace tanto). Una enorme influencia que EEUU ha desplegado durante estos 200 años sobre todos los países hispanoamericanos recién creados. Comenzó con la expulsión de España y una vez conseguida se concretó en  la declaración de intenciones: la doctrina “América para los americanos”. Expuesta por James Monroe, quinto presidente de los Estados Unidos (del 1817 al 1825). ¿Resuenan esas palabras en boca de Donal Trump? Lo tenían claro las élites que representaba el Sr. Monroe y lo siguen teniendo claro con el Sr. Trump. Porque “los americanos” de la frase eran quienes gobernaban los 13 estados unidos de américa de entonces. Ni indígenas, ni mexicanos, ni venezolanos, ni cubanos, ni…. Toda AMERICA era para los potentados norteamericanos. Crearon una poderosa máquina bélica. Y comenzaron las injerencias mafiosas de USA (Estados Unidos de América) en cualquier territorio del planeta tierra. Constantes intervenciones, ya que su apetito de cualquier fuente de riquezas no ha sido saciado en estos 200 años. Conviene conocer la historia de las numerosas apropiaciones de territorios, de las imposiciones de políticas económicas, monetarias, energéticas, de los diseños de numerosísimos golpes de estado, para colocar a oligarquías títeres de sus intereses en los gobiernos de numerosos países. Y parece que no va a parar este comportamiento avasallador y chulesco.

Precisamente el pueblo estadounidense se ha formado a fuerza de acoger a millones de personas emigrantes, que de buena fe arribaron a una nueva tierra de la “libertad”, Pero incluso este acto de acogida estaba manchado por el objetivo de explotarlas en beneficio de las clases dirigentes que siempre las despreciaron. El cine, la literatura, los grandes discursos políticos se llenan de grandes palabras, con el objetivo de que queden instaladas en los corazones de las gentes de bien. Engañadas las gentes norteamericanas, una y otra vez, los poderosos han conseguido de esta forma utilizar los enormes recursos naturales de los territorios “conquistados a sangre y fuero” y de las plusvalías de millones de personas trabajadoras, para amasar las más grandes fortunas del mundo mundial.

Y en esto llega lo del “Golfo de América” pretendiendo además apropiarse Groenlandia o del Canal de Panamá. Que por cierto tienen los días contados para pasar a denominarse USAlandia o Canal de USA. Intimidando a los, hasta ahora, socios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, (México y Canadá) que está dispuesto a dinamitar. Igualmente la posición del presidente Trump con respecto a la OTAN parece precisamente perseguir desmontarla. Exigir chulescamente a países soberanos que hagan lo que su voluntad desea, es una forma directa de crear la mayor de las desafecciones posibles. Quienes han votado a Trump, posiblemente se quedaron con aquello de mejorar sus condiciones de vida. Lo que no llegaron a entender es que después de Trump y durante su mandato, eso no se va a producir. Lo que se está produciendo es un aumento del sentimiento anti norteamericano. Esto se aprecia en Europa, en Hispanoamérica o en los países BRICS, foro político y económico de países emergentes (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que pretende constituirse en un espacio internacional alternativo al G7. En pocos días ha insultado, ha vejado, ha impuesto, cual matón de película mafioso, su política de extradiciones, sus amenazas arancelarias, sus amenazas expansionistas, sus desprecios a países soberanos.  Pronto, en 2033, hará 100 años del ascenso al poder de Hitler. Curiosamente desarrolló una conducta muy similar y aquello acabó como acabó. A estas alturas de la película daría igual, que igual daría, calificarlo de Golfo de América, aunque no parece que bromee y convendría no repetir el holocausto

 

Fdo Rafael Fenoy

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