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Reflexiones desde el sofá

...Y no se van

Pero dicen que en todo desierto hay oasis de esperanza, y nuevamente lo proporciona la inmensa mayoría de la gente de este país, empezando por los más jóvenes

Publicado: 16/11/2024 ·
10:43
· Actualizado: 16/11/2024 · 10:43
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  • El Rey, Pedro Sánchez, Carlos Mazón y Pilar Bernabé. -
Autor

José Diego Amores Revuelta

José Diego Amores Revuelta es licenciado en Historia y Archivero con influencia petermanesca

Reflexiones desde el sofá

Columnas de opinión que sólo pretenden invitar a la reflexión del lector sobre temas de actualidad

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Hace algunas semanas escribí una columna en la que trataba de reflejar mi indignación y decepción con la clase política de este país, a la cual lo único que parecía importarle era demostrar quién era el más corrupto, el más hipócrita o el más mentiroso, mientras se dejaban de lado los problemas que realmente hacen más grande a una sociedad: combatir el desempleo, ofrecer un buen servicio sanitario, una educación objetiva y de calidad, etc. Aquel artículo se titulaba “Que se vayan todos”, y, desgraciadamente, cuando ha surgido un problema real, que han padecido los vecinos del levante español, se ha demostrado que fui bastante benévolo en aquella reflexión.

Cultivar durante años el odio, la desconfianza, la falta de asertividad hacia el político del otro lado, al final acarrea lo que se pudo presenciar en la visita del Rey, el Presidente de España y el de la Comunidad Valenciana. Lo que vimos no es otra cosa que el florecimiento de la violencia cultivada por unos y otros durante meses, la inoperancia de todas las administraciones ante un problema imprevisto y, por supuesto, los buitres y sinvergüenzas que aprovechan momentos de desesperación para agredir verbal y físicamente a quien se les antoje. Y es que hemos vuelto a ser testigos de excepción de la tristeza de familias enteras que han perdido todo el fruto del trabajo de una vida, de ellos y sus generaciones anteriores, por un desastre atmosférico del que nadie es responsable. Pero sí son responsables de una alerta tardía, de la paralización de efectivos internacionales que aún nadie ha explicado y de una reacción insuficiente de los recursos destinados a ayudar a la gente de estos pueblos afectados por esta maldita DANA.

Mi espíritu republicano se tambalea cuando solo puedo salvar a los monarcas de todo lo que se vio allí. Un rey Felipe VI y Letizia que tienen que lidiar con los desmanes de papá, y ahora con la inacción de los políticos electos que se esconden tras su espalda o salen huyendo cuando no han sabido hacer las cosas adecuadamente.

Pero dicen que en todo desierto hay oasis de esperanza, y nuevamente lo proporciona la inmensa mayoría de la gente de este país, empezando por los más jóvenes. Voluntarios que desde el primer momento se han saltado a la torera las indicaciones de las autoridades y han ido a hacer lo que el pueblo valenciano necesitaba y solicitaba sin encontrarlo. Este país acude en masa a ayudar a limpiar, hace donaciones, lleva alimentos y ropa, demostrando que no siempre los refranes llevan razón y que a veces el pueblo no tiene los dirigentes que merece. No sé si esto servirá para que quienes no han hecho bien su labor aprendan. Desgraciadamente, para eso primero hay que reconocer los errores, y aquí, por norma general, el que se equivoca siempre es el otro. Pero ha quedado claro que para este tipo de situaciones, las estructuras de este país tienen demasiadas carencias. Ya no vale argumentar las políticas insuflando miedo con la llegada de la ultraderecha, ya no. Ahora hay que hacer bien el trabajo para el que se les ha votado, sin prejuicios de colores, o al final la gente votará al que el gobernante teme.

La solución comienza por oír las demandas, por conocer la realidad de un mundo que cambia y que evoluciona para mal por culpa del beneficio económico de unos pocos, lo cual a su vez alimenta la aceleración de un cambio climático que es toda una realidad. Hacer cumbres para combatir este cambio climático mientras se permite que los líderes políticos mundiales masacren a países con menores recursos no es una buena inversión. Volvemos a jugar con el fuego de la paciencia de esas buenas personas que intentan, con pocos medios, paliar los desastres de quienes tienen el poder y el dinero. Pero habría que recordar que esos que hoy ayudan a quitar barro son muchos más, y están mejor preparados, y aunque no tengan tantos recursos económicos, un día pueden dejar de arrastrar la pala para retirar el barro y decidir alzarlas todos al mismo tiempo.

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