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Desde mi azotea

11-M. Crimen yihadista

Una célula formada por diez hombres que planificaron y llevaron a cabo los atentados, previa adquisición de doscientos kilogramos de dinamita

Publicado: 10/03/2024 ·
18:43
· Actualizado: 10/03/2024 · 19:01
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Autor

José Antonio Jiménez Rincón

Persona preocupada por la sociedad y sus problemas. Comprometido con la Ley y el orden

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Hoy, desde mi azotea, quiero mostrar mis respetos y el recuerdo póstumo a las víctimas del 11 de marzo de 2004 en Madrid. Se cumplen veinte años de tan trágico atentado. Ese nefasto día volaron por los aires cuatro trenes que circulaban por el corredor del Henares, en las estaciones de Atocha, el Pozo y Santa Eugenia, sembrando el terror y la muerte de 191 personas y heridas de distinta consideración, algunas gravísimas, a otras 1.843. En la explosión de un piso en Leganés, donde se inmolaron los terroristas, falleció un miembro de los GEO. Ha sido, sin duda, el mayor crimen del terrorismo en nuestro país en toda su historia. El yihadismo islamista fue condenado como responsable de estos negros hechos. Cada aniversario se honra con respeto y el mejor recuerdo a las víctimas en el monumento ad hoc levantado en Atocha.

A escasos días de unas elecciones generales, desde casi el mismo instante de los trágicos acontecimientos y con una política informativa muy desafortunada, el Gobierno le atribuyó el atentado a ETA. Sin embargo, el terrorismo yihadista fue ganando posiciones a medida que pasaba la tremenda jornada, pese a las informaciones contradictorias que emanaban de unos portavoces gubernamentales conmocionados y desconcertados. Nunca fue ETA. Por el contrario, las células islamistas ya habían sido detectadas anteriormente en España, detenidas en alguna ocasión y vigiladas en consecuencia.

De estos atentados; el profesor Reinares Nestares, politólogo, experto en terrorismo y radicalización violenta, escribió el libro ¡Matadlos! Quien estuvo detrás del 11-M y por qué se atentó en España (editorial Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2014), donde analiza las causas del 11-M, identificando a los culpables del horror como terroristas islámicos, no mencionando en sus páginas referencia alguna a cualquier otro grupo u organización criminal nacional o extranjero.

Juan Jesús Sánchez Manzano, licenciado en Derecho por la Universidad de Alcalá y comisario principal del Cuerpo Nacional de Policía que investigó dichos atentados; escribió el libro Las bombas del 11-M. Relato de los hechos en primera persona (Amazon); editado por él mismo; donde anota que la investigación de los crímenes se hizo a marchas forzadas, contrarreloj, abstrayéndose de las lógicas presiones de la clase política, lo cual era muy difícil si no imposible, dado el clima reinante y la necesidad de saber de la sociedad en su conjunto.

Los atentados de Madrid fueron obra de un grupo de terroristas originarios de Marruecos y Túnez. Una célula formada por diez hombres que planificaron y llevaron a cabo los atentados, previa adquisición de doscientos kilogramos de dinamita Goma-2 ECO, robados de la mina asturiana La Conchita por el minero José Emilio González Trashorras. Así lo establece la sentencia 65/2007 de la Audiencia Nacional, ratificada, en lo sustantivo por el Tribunal Supremo en 2008.

El propio Bin Laden alabó los atentados y los justificó como una represalia por la participación española en la guerra de Irak: "El 11-M es el castigo a España por sus acciones en Irak, Afganistán y Palestina”. La acción terrorista en Madrid se impuso como eco del perpetrado en las Torres Gemelas el 11-S y constituyó la segunda mayor acción terrorista en territorio europeo hasta el momento.

José María Aznar, presidente del Gobierno, entre el 11 y el 14 de marzo de 2004, dijo cinco días después de las elecciones del domingo 14 que “dirigentes del Partido Socialista y un poder fáctico fácilmente reconocible violentaron el luto y la reflexión de los españoles para llevar el agua a su molino”. Desde las filas del PSOE, un renombrado dirigente, ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, afirmó en plena jornada de reflexión que “los españoles se merecen un gobierno que no les mienta”.

Dos puntos de vista contrapuestos de parte de dos actores de primer nivel en la sucesión de acontecimientos que se desarrollaron en España entre el jueves 11 de marzo y el 14, domingo electoral que finalizó con la derrota en las urnas del partido gobernante, un hecho que habría sido calificado cuando menos de improbable al comienzo de la campaña electoral. Aznar y Rubalcaba encarnaban las posiciones políticas que se disputaban en ese momento el gobierno y los dos, populares y socialistas, utilizaron los medios, o intentaron usarlos, en su beneficio en los cuatro días de lo que podemos llamar la crisis del 11-M.

El 27 de mayo de 2004, el Congreso de los Diputados puso en marcha una comisión de investigación que se cerró en marzo de 2005 con la aprobación de todos los partidos políticos a excepción del PP. En las conclusiones, la comisión expuso que el anterior Gobierno presidido por José María Aznar no estaba preparado para afrontar una masacre de tal magnitud y acusó al PP de “manipular y tergiversar” la información del 11-M con fines electoralistas.

Finalmente, el 31 de octubre de 2007 se dicta la sentencia del 11-M. Se trata de una sentencia excepcional por una serie de motivos: en primer lugar, su extensión (721 folios); en segundo lugar, el número de participantes (28 procesados, 309 testimonios, 71 peritos, 51 abogados, cuatro fiscales y tres jueces); en tercer lugar, el volumen de información recopilada (310 horas de vista oral, 100.000 folios de sumario de instrucción judicial); en cuarto lugar, su relevancia internacional, ya que se trata de la primera sentencia en condenar el terrorismo yihadista en Europa; y, por último, su repercusión socio-política en España, donde esta sentencia representó el esclarecimiento de los hechos que dieron lugar a la llamada 'teoría de la conspiración', que había constituido motivo de enfrentamiento en la política española de los últimos años.

Más de la mitad de los condenados por su participación en el atentado del 11-M fueron expulsados a sus países de origen al terminar de cumplir sus condenas y solo tres siguen presos 20 años después de la matanza terrorista. Según datos actualizados de la Audiencia Nacional, los tres condenados que todavía están entre rejas son Jamal Zougam, Otman el Gnaoui -castigados ambos a 42.922 años de prisión- y el minero asturiano Emilio Suárez Trashorras. Este último fue el encargado de vender los explosivos al comando islamista. Nunca más. Descansen en paz las víctimas.

Si alguien está interesado en la Sentencia. Es desgarradora lo advierto. https://www.losgenoveses.net/especiales/11M/sentencia/Sentencia%2011M.pdf

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