La Junta Directiva Nacional del
Partido Popular no fue una balsa de aceite. Se iba a hacer a puerta cerrada para no darle la oportunidad a
Pablo Casado de reivindicarse ante la opinión pública. Finalmente se optó por hacerlo en abierto y Pablo Casado, obviamente, se reivindicó. Sigue sin comprender lo que le ha sucedido. No entiende por qué ha salido de la presidencia del PP. El asunto estaba claro desde el principio de la reunión. Le pusieron en una presidencia de ocho personas para que quedara claro que ya no era presidente efectivo y él pidió perdón y casi compasión a sus colegas de partido durante un breve discurso derechista. El centro está para algunos dirigentes populares donde Julio Verne narra en sus obras: en la luna, en el centro de la tierra, en la isla misteriosa, en el globo o en el fin del mundo. Como en su despedida en el Congreso de los Diputados, los aplausos fueron tan atronadores como hipócritas. Era el compendio del dicho popular de “Tanta paz lleves, como descanso dejas”.
Importa el futuro. Como en todas las organizaciones. Casado es pasado. Pero hubo un par de dirigentes que no dieron la batalla por zanjada:
Isabel Díaz Ayuso y Cayetana Álvarez de Toledo. Piden ajuste de cuentas. La nueva dirección provisional ya archivó el expediente sobre las contrataciones del hermano de la presidenta madrileña, pero ambas manifestaron en público que Casado y García Egea deberían pagar con la expulsión sus presuntas tropelías. "No creo en las heridas cerradas en falso” ha dicho la presidenta y ha concluido con una alusión a la muerte en un hotel madrileño de Rita Barberá. Se presenta como víctima, próxima al martirio. Las exageraciones valen para los chistes, no para la política para adultos, como escribe Rajoy.
Alberto Núñez Feijóo, próximo líder, abrirá una etapa contando con la madera de algunos de los viejos robles del PP. Se fía de los que acompañaron a Rajoy. Los que han protagonizada la pasada etapa, que no ha sido dura sino áspera y desabrida, fomentando la descalificación irreflexiva -viniera a cuento o no- parece que pasarán a mejor vida, a pesar de su juventud. Ha sido asombrosa la rapidez con la que los apoyos mediáticos de la derecha han cambiado sus respaldos hacia Feijóo sin siquiera pestañear.