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Jueves 18/04/2024  

Jaén

“Mi cabeza no para y me niego a quedarme quieto en la música”

En Cultura VIVA, Javier Hernández (Linares, 1970), cantante, guitarrista y compositor de la banda ‘Shidow’

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  • Javier Hernández. -

La música ha envuelto su vida desde la niñez, le ha permitido vivir experiencias irrepetibles a nivel nacional e internacional como bajista de la desaparecida banda ‘Automatics’, y ahora, con un proyecto muy personal, cumple un sueño y da alas a su creatividad con melodías, letras y ritmos en la banda que capitanea, 'Shidow', formada en 2016 y que ha llegado para quedarse.

El músico Javier Hernández Aranzana (Linares, 1970) acaba de lanzar la versión acústica de ‘Crying eyes’, el segundo single de su segundo trabajo discográfico, ‘I love you’ (2020), en el que como ya hiciera con ‘The games of love’ (primer single), suma la voz de la cantante Sara López (ex de Maldito Swing). “Sara aporta algo tan bonito que se nota cuando ella no está. Siempre será una más de la banda”, apunta.

Grabado en el puente Ariza, el videoclip está disponible en redes sociales. “Cada vez que presentamos un single lanzamos la versión original y luego, la acústica, grabada en algún lugar especial, desde una panadería antigua de Linares (The games of love) y ahora en el puente Ariza. Contamos con el trabajo de La Pecera Studios, de Linares, que nos ayuda muchísimo con nuestra imagen”, agradece.


Cantante y guitarrista, además es compositor. En 2019 lanzó un primer EP con cuatro canciones, ‘Accomplished dreams’, casi en solitario, pero con el que cumplió su sueño, consiguiendo el objetivo que se marcó, sacar adelante una nueva banda. “Como compositor, propongo una primera idea, pero es en el estudio y durante los ensayos cuando finalmente se materializan los temas”, confiesa.  

A principios de agosto, previsiblemente, saldrá en vinilo ‘I love you’. Este segundo trabajo es una evolución en el sonido. “Nos estamos acercando a un sonido muy redondo. Es guitarrero, pero no por distorsión, sino por armonía”, explica. La armonía de las melodías y las voces juegan un papel muy importante. “Están muy cuidadas y conseguidas”, dice, agradeciendo el trabajo en producción de Javier Valverde (Estudios La Viña).

Tras la experiencia del estilo inglés en ‘Automatics’, ahora con ‘Shidow’ se acerca a un sonido americano, más folk. “Es el camino que queremos desarrollar. Las letras son en inglés. Nos gusta mucho melódicamente, aunque no descartamos cantar en castellano. Estamos abiertos a todo”, dice.

Compone todos los días. “Tengo la gran suerte de tener el estudio en casa. Raro es el día que no desarrollo una idea, que se pierde y no queda en nada o que me da una canción. Componer es para mi como comer o dormir, algo que hago a diario. No vivo de la música, pero es un trabajo. Si no trabajo, no tengo resultados”, explica un músico que depura, inventa y trabaja cada tema “hasta el final”.

La música es su terapia. “Me evado del mundo. Me sirve para desarrollar mi creatividad, que tiene que salir de algún modo, bien cantando, tocando o inventando”, dice entre risas.

Cuando siente que puede funcionar el tema, lo lleva a estudio. “Allí es donde imagino cómo será el directo, cómo suena en acústico. Mi cabeza no para. Ahora estamos preparando un trabajo a nivel orquestal. Me niego a quedarme quieto, a esperar que me llamen. Voy a ser yo siempre el que voy a ofrecer”, espeta.

El directo de ‘Shidow’ es potente. Salen con tantas ganas, que transmiten potencia y efusión, a la vez que un derroche de energía que el público percibe. “Queremos transmitir lo que a nosotros nos transmiten nuestras canciones, la sensación de estar orgullosos y totalmente satisfecho de lo que hemos hecho. Es la forma de que el público se sientan partícipe de esa emoción y ese disfrute”, dice.

Después de tantos años en los escenarios, desde el primer minuto siente nervios. “No los he perdido. El día que no los tenga, dejaré la música. No creo que me pase, porque amo la música”, valora quien la defiende como “una terapia en la vida de todas las personas”, ya que “la música ayuda”.

En un 2020 de confinamiento y un 2021 aún con pandemia, no ha dejado de hacer música, “de una u otra manera”, y ahora, deseando volver a los escenarios, está inmerso en la preparación de la gira de invierno, para el mes de septiembre, coincidiendo con la salida física del segundo LP. “Por edad y por trayectoria, nos sigue un público de entre 35 y 50 años. Sorprendentemente el estilo está gustando a otras generaciones, que se están interesando por nuestra música”, agradece.

Desde Linares al mundo. “Cuando haces un trabajo de este tipo, con tanto esfuerzo detrás, el premio y la satisfacción es que cuanto más lejos llegues, mejor”, dice. Nunca se ha quejado de ser de Jaén. “Estoy un poco cansado de que la gente diga que si eres de Linares, Jaén o Andújar, de cualquier pueblo, no puedes llegar donde quieres. Si haces las cosas bien, trabajando puedes llegar. Un día pierdes, pero otro ganas ésa y esa tiene que ser tu arma en la música”, dice. Al respecto, defiende que en “la provincia de Jaén hay mucho talento”. Dice: “Siempre lo he tenido claro, pero ahora hay aún más talento, no sólo en la música, si no en todas las disciplinas culturales”.

Fue su hermano, también músico, quien lo acercó a la música menos comercial, más independiente. Quiso seguir su camino y así despertó en él la inquietud por ser músico. “Comencé a investigar instrumentos, contactar con personas a las que les gustaba la misma música”, recuerda.

Se consagró como músico como bajista de la banda ‘Automatics’, en la década de los noventa. “La experiencia fue brutal. Me cogió con una edad en la que siempre quería más. Era una esponja y eso me hacía aprender de cada concierto y de la gente que me iba encontrando en los escenarios. Cuando viajas al extranjero y te enfrentas a vivencias que no sabes si se volverán a repetir, se te quedan en el corazón y la llevas contigo toda la vida. Es difícil explicarlo, pero muy bonito vivirlo”, rememora.

 ‘Shidow’ también son Francisco Carrasco (baterista), José Enrique Fontecha (teclados-piano), Ricardo Ortega (bajo), Jaime García (guitarra) y Sara López (colaboraciones-voces). Con ellos, Javier Hernández apuesta por una gran base rítmica, que les permite adornar los temas a placer y les está dando muchas emociones. Y emoción también hay en el nombre elegido para la banda, un guiño a su madre (la llamaban Sido, por Isidora).  “El nombre era importante para mi y no me costó mucho. Lo tenía claro desde el principio. No tuve la oportunidad de disfrutar de ella como la vida debería haberlo permitido. Se la llevó demasiado rápido”, termina.

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