El tiempo en: Alcalá la Real
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Jaén

9 de Julio: Todos a Sevilla en defensa del olivar tradicional

El Espíritu de las Batallas tiene su próxima parada en Sevilla, en la manifestación del próximo martes 9 de julio que convocamos UPA y COAG a nivel andaluz...

Publicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
  • Cristóbal Cano -

El Espíritu de las Batallas tiene su próxima parada en Sevilla, en la manifestación del próximo martes 9 de julio que convocamos UPA y COAG a nivel andaluz. Una manifestación que llega en el mejor momento posible y que es respaldada por los sindicatos CCOO, UGT, grupos de concentración de oferta como Interoleo, la Federación de Autónomos del Comercio de Andalucía (FECOAN), ES Andalucía (Organización de Entidades de la Economía Social Agroalimentaria) y un gran número de Cooperativas y Ayuntamientos de toda nuestra región que sin duda visibilizara el clamor reinante en nuestro sector por la injustificada crisis de precios en origen que estamos sufriendo.

Es cierto que esos precios están viviendo una leve subida, que se están dando pasos para mejorar la situación, pero la verdad que esta crisis de precios bajos en origen que sufre el sector productor está lejos de revertirse. Seguimos con precios por debajo de los costes de producción en el olivar tradicional y este hecho por sí solo es motivo más que suficiente para justificar la movilización. Cuando tengamos en marcha medidas estructurales que solucionen el problema de esos “dientes de sierra” que imposibilitan una mínima perspectiva de rentabilidad justa de nuestras explotaciones y podamos seguir produciendo nuestro “oro líquido” con unos precios por encima de los costes de producción habremos conseguido el objetivo y pondremos el foco en otras cuestiones. Pero mientras esto ocurre, debemos seguir la hoja de ruta establecida en un principio y cuyos destinos están claros: Jaén, Sevilla, Madrid y Bruselas.

Campañas recientes nos han demostrado que a precios razonables el olivar tradicional, el mayoritario en Jaén y para el que no existe alternativa en la inmensa mayoría de nuestra provincia, es rentable y todos los eslabones de la llamada “cadena agroalimentaria” podemos vivir dignamente de nuestro trabajo produciendo unos aceites de máxima calidad y accesibles para el consumidor final. Ese es el quid de la cuestión: defendemos el olivar tradicional porque es el que está en peligro, con el actual nivel de precios hay otra tipología de explotaciones a la que sí le salen las cuentas. Olivares intensivos y superintensivos cuyos titulares no son mayoritariamente agricultores que viven en nuestros pueblos y que revierten sus ingresos en la economía local, sino otro perfil ajeno al sector que ha visto en ese modelo un importante nicho de mercado del que sacar grandes beneficios exclusivamente económicos. Pero ese modelo no es extrapolable a nuestra provincia por múltiples factores, entre los que sobresalen la propia orografía de nuestras comarcas, la disponibilidad y necesidad de agua, el modelo territorial de las explotaciones, su dimensión, dispersión, o la edad media de los agricultores por no hablar de algunas de las externalidades ambientales de estos cultivos que no tienen comparación con los bienes públicos que el olivar tradicional basado en la agricultura familiar devuelve a la sociedad en su conjunto y cuya rentabilidad debe medirse en términos económicos, sociales y ambientales.


La manifestación del 9 de julio en Sevilla, insisto, está más que justificada y en este punto es necesario retrotraernos a la concentración de Jaén del pasado 29 de mayo. Entonces anunciamos que no nos quedaríamos solo en la protesta de la Plaza de las Batallas, se estableció una hoja de ruta con unos objetivos que no han cambiado y que pasan, primero, por nosotros mismos como sector: tenemos que completar nuestros deberes. El sector del aceite de oliva tiene un gran futuro pero es necesario que también lo tengamos los olivareros. En los últimos años el sector oleícola ha caminado hacia una clara profesionalización y mejora de estructuras, pero teniendo en cuenta la situación actual de precios no podemos decir que sea suficiente y por tanto es necesario tener la suficiente autocrítica para trabajar en soluciones concretas que mejoren nuestra rentabilidad futura. Estos análisis son siempre más sencillos en los momentos de bonanza, pero toca hacerlos ahora, cuando tenemos un sentimiento más pesimista. La gestión de volúmenes no es fácil pero deberíamos estar acostumbrados a esta nueva situación, y un año como este, en el que la producción española reina en el mercado mundial deberíamos saber gestionarla correctamente y esto no está ocurriendo así. Por tanto, está claro que debemos reforzar las estructuras integradoras de la comercialización e implicarnos más en el funcionamiento de ellas ya que el objetivo final debe ser indudablemente mejorar esa comercialización de nuestro aceite de oliva por todo el mundo.

Junto a esto, a las diferentes administraciones, cada una en su ámbito competencial, son a quienes les exigimos que trabajen al máximo para contribuir a la reversión de esta situación y alcanzar una solución definitiva.

Si empezamos por la administración comunitaria, sin duda la principal demanda es la necesidad de que nos permitan establecer mecanismos de autorregulación de mercados útiles y que esperamos sean autorizados en un horizonte cercano. Por otra parte, un sistema de almacenamiento privado con precios de desencadenamiento tan bajos no sirve para nada. Simplemente llena discursos pero no supone una medida eficaz para su objetivo ya que el precio de intervención asociado a ese almacenamiento debe situarse en niveles mucho más altos y actualizados a los costes de producción de este milenio.

El Ministerio de Agricultura tiene la obligación de modificar la ley de la cadena para evitar prácticas tan fraudulentas como la venta a pérdidas. Las grandes empresas de la distribución utilizan de manera constante este tipo de prácticas que tan daño hacen al sector en su conjunto. Es necesario que el consumidor conozca el alto valor que tiene el aceite de oliva, y nos olvidemos de prácticas comerciales que ahondan en la banalización de nuestros aceites. Además de generar valor a lo largo de la cadena, hay que repartirlo entre todos sus miembros y no olvidar que los actores principales  somos los olivareros, sin nosotros no hay producto.

Por último, las comunidades autónomas tienen la competencia para el control de determinadas actuaciones que dañan al sector. Desde UPA hemos denunciado continuamente prácticas comerciales desleales en puntos de venta, y hemos visto como en Andalucía no querían ni siquiera abrir expedientes de investigación. Además deben incentivar el consumo de nuestros aceites mediante su promoción tanto interior como en mercados exteriores; reforzar los mecanismos de control de calidad y autenticidad de los aceites y exigir el cumplimiento de normativas ya existentes como, por ejemplo, la relativa a la utilización de envases irrellenables en el canal HORECA.

Estos deberes y estas demandas se ven reforzadas y avaladas con la manifestación convocada el 9 de Julio en Sevilla, claro que es necesaria la movilización. Se trata de un movimiento que arrancó con una unidad de acción de las tres organizaciones agrarias que, en principio, se quedó en papel mojado porque una de ellas decidió que no era el momento oportuno. Tengo que dejar muy claro que la gran concentración del 29 de mayo en Jaén salió adelante porque UPA y COAG así lo quisimos. Después se sumaron otros, tarde y mal, porque lo hicieron pocos días antes de la concentración, sin movilizar a su base social y como respuesta al clamor popular. Se quisieron subir al carro cuando vieron que el éxito estaba garantizado y tal vez por eso ahora algunos de sus dirigentes dedican toda su energía a intentar desmovilizar la manifestación de la próxima semana incurriendo incluso en intentos de desprestigiar a las organizaciones convocantes. A ellos les recomiendo humildad, tranquilidad y trabajo.

Porque a veces cuando se tira de hemeroteca quienes hoy tildan la manifestación de política no quedan en muy buen lugar. Por citar algunos ejemplos: ¿dónde estaban en junio de 2016, cuando en la puerta del Ministerio de Agricultura (entonces gobernado por el PP) la UPA se concentró en solitario para reclamar que el olivar de alta pendiente y baja producción fuese incluido en las ayudas asociadas de la PAC?. Resulta muy curioso recordar que cuando había que demandarlo no aparecieron y ahora cambian de discurso pidiendo su incorporación en la próxima PAC. Bienvenidos, aunque de nuevo también tarde. Igualmente podríamos recordar cuál fue la última concentración de nuestro sector en la puerta de la Consejería de Agricultura, con el PSOE gobernando la Junta… Para quienes tengan poca memoria lo recuerdo: fuimos también la UPA quienes allí estuvimos para reclamar que se resolvieran las ayudas a la producción ecológica, especialmente agraviadas en comarcas de Almería, Córdoba y Granada. Y ahí estábamos la UPA demandando esas mejoras que se finalmente se consiguieron después de unas movilizaciones que también hicimos en solitario. Por lo tanto, no nos sirve que quieran esconder su ausencia en la manifestación de Sevilla del día 9 con acusaciones políticas que nada tienen que ver con la realidad y que, en cambio, se deberían aplicar ellos como ha quedado más que demostrado a lo largo del tiempo.

Si volvemos al presente hay que poner de manifiesto que las movilizaciones no menoscaban el trabajo continuo que desempeñamos en las mesas de interlocución con las diferentes administraciones, entre las que hay que destacar las últimas mesas sectoriales en el Ministerio de Agricultura presididas por el Secretario General de Agricultura, Fernando Miranda, que tan buenas esperanzas nos transmite y al que reconocemos su total implicación en la búsqueda consensuada de soluciones. También recalcar que seguimos trabajando en el Grupo de Diálogo Civil de Aceite de Oliva y Aceituna de Mesa de la Comisión Europea en Bruselas, poniendo de manifiesto en el corazón de Europa las dificultades del sector del olivar tradicional y la apuesta por la agricultura familiar.

En el plano regional hemos mantenido productivas reuniones con la Consejera de Agricultura, Carmen Crespo, reuniones que en un plazo de menos de 10 días hemos tenido en dos ocasiones para tratar de forma monográfica medidas para la reversión de esta crisis de precios, la última de ellas este miércoles 3 de Julio con la presencia del propio Presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, a quien le agradecemos el gesto, su compromiso con el sector y su predisposición al trabajo conjunto. Sumémosle a esto la declaración institucional de apoyo al sector andaluz del aceite de oliva aprobada en el Consejo de Gobierno de 26 de Junio. Ante este loable interés, yo me pregunto: ¿si no hubiéramos anunciado la manifestación del día 9 de julio se habrían celebrado estas reuniones? No sabremos nunca la respuesta pero nos llena de satisfacción que la Junta de Andalucía haya impulsado su preocupación por el sector olivarero antes, ni siquiera, de salir a la calle.

Termino reiterándome en que olivar tradicional está en peligro y es una responsabilidad de todos defenderlo porque si no se soluciona el problema estructural de los precios en origen nuestra provincia y gran parte de Andalucía tendrá que echar el cierre de sus pueblos. Mejor les vendría a quienes quieren quedarse al margen de esta manifestación pensar en los beneficios que ya han traído  para el sector productor las movilizaciones de Jaén y la de Sevilla solo con su anuncio y que por supuesto seguiremos en Madrid y en Bruselas, que pensar en quedar bien con determinadas afinidades políticas. A tiempo estáis de sumarse el próximo 9 de Julio a nuestra convocatoria.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN