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Andalucía

“Es legítimo no ambicionar un alto cargo, yo prefiero ayudar a cambiar las cosas”

Con 21 años accedió a la política y con 27 se convirtió en la primera alcaldesa de Sanlúcar y en la más joven de España. Esta semana ha anunciado su renuncia al cargo para centrarse en la dirección provincial de un partido obligado a revertir los resultados de las últimas municipales

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  • Irene García -

Irene García se ha convertido en la gran protagonista del panorama político provincial de la semana. Su renuncia a la Alcaldía sanluqueña ha cogido por sorpresa a una gran mayoría, aunque más aún los motivos por los que ha dado el paso: entregarse de lleno a la dirección provincial del PSOE para trabajar junto con las corporaciones locales en el proyecto político para las municipales en busca de un horizonte en el que sobresale la reconquista de la Diputación Provincial. Asegura que se trata de una decisión tan arriesgada como meditada y que sólo ha estado condicionada por el momento en que debía hacerla pública. En este sentido, la designación de Manuel Jiménez Barrios, presidente provincial del PSOE, como consejero de Presidencia en el nuevo Gobierno andaluz, se ha convertido en una especie de empujón a escena para empezar a desempeñar su nuevo papel, en el que además de los condicionantes políticos, han influido -y más de lo que se pueda pensar- los personales y familiares, sin que ello evite que se abran numerosos interrogantes acerca de su decisión y de su futuro en la política.

—Entendemos que ha debido ser dura decisión...
—Cuando menos ha sido una decisión sorpresiva, entre otras cosas porque es inhabitual en responsables públicos, pero sobre todo ha sido una decisión muy meditada, no tomada de un día a otro, muy madura y en la que han influido otros factores. Yo no oculto que también hay una parte muy importante del ámbito personal y privado de aquellos que tenemos responsabilidades públicas; a veces se nos olvida lo que erosiona esta actividad pública para los que hacemos de esta vocación una dedicación plena, pero también hay razones políticas obvias que entendía que tenía que cumplir. Yo he querido ser honesta con los ciudadanos de Sanlúcar, he intentado serlo y demostrarlo durante toda mi etapa de labor municipal, que no se termina aquí, y he querido explicar a los ciudadanos de Sanlúcar que mis responsabilidades en otros ámbitos me hacen que me ocupe parte de tiempo en otras preocupaciones y en otras necesidades, y por tanto es una decisión honesta con la gente que confió en mí en ese momento y que entendía que debía de hacerlo. Pero además lo he hecho con garantías; en Sanlúcar creo que hemos demostrado solvencia, responsabilidad y con dedicación plena, y creo que los hechos así lo han demostrado frente a los que desde un principio criticaron que yo sólo quería la Alcaldía como un trampolín político. Mi dedicación ha sido plena para cambiar una realidad que no tiene nada que ver con la que yo heredé en 2007, y aunque no es un ayuntamiento exento de problemas, otro de los motivos que me han hecho ver que era el momento adecuado para anunciar esta decisión es que hay un buen equipo, un buen relevo y una persona que va a garantizar la continuidad del proyecto político que iniciamos hace seis años.

—¿Por qué justamente ahora?
—Porque entedía que era el momento. Es verdad que para este tipo de decisiones nunca se sabe cuándo es el momento adecuado, sobre todo después de ver los comentarios y opiniones que han provocado el anuncio de mi dimisión, pero entendía que el ecuador de la legislatura era la ocasión para tomar una decisión de este tipo. Estamos además inmersos en el inicio del nuevo curso político, en el que se van a iniciar los debates sobre la preparación de los presupuestos de todas las administraciones, y es el momento adecuado para que la nueva estructura del equipo que configure el nuevo alcalde se marque las prioridades necesarias para que sean defendidas ante cada una de las administraciones.


—¿Desde cuándo viene madurando la decisión?
—En todo este debate creo que muchos olvidan que soy una persona que cumple sus compromisos. Cuando asumí la secretaría provincial ya dije que no me gustaba esta acumulación de cargos públicos en una persona; de hecho fue una de las críticas que acompañaron mi nombramiento, porque era verdad que había sido uno de los ejes de mi campaña, y creo que debería ser así; por tanto es algo que rondaba mi cabeza desde hace tiempo, aunque lo que no tenía tan claro era el momento. Hace unos dos meses se lo comuniqué a gente de mi entorno, se lo razoné, y no hay nada más detrás de la decisión. Lamento defraudar las expectativas, soy así de simple. Detrás de la decisión eso es lo que hay, y cuando se lo trasladé a mi entorno me vieron totalmente decidida.

—Cuando menos es una decisión atípica. No recordamos un caso de abandono de una Alcaldía por cuestiones como las suyas, sin estar relacionada con imputaciones jurídicas o nombramiento de alto cargo, pero además lo hace como el que se va a la mina a cavar, y sin saber si encontrará el oro o no, porque se va a trabajar a la provincia desde la oposición y con el objetivo de recuperar la Diputación. Todo eso no es nada alentador de principio…
—Bueno, yo creo que es un reto complicado, pero a mí siempre me han gustado los retos apasionantes. La Alcaldía de Sanlúcar lo era en su momento, sobradamente complicado, ya que yo venía de la creación de una gestora del partido, hubo una división interna en el grupo municipal, con un PP en mayoría absoluta, y dimos el vuelco, porque yo creo en los retos posibles, en el trabajo duro y en la constancia. Es verdad que es atípico, pero quienes me conocen saben que soy una persona muy atípica. Pero yo durante esta semana he estado defendiendo algo que me parece importante; la ambición en política me parece absolutamente legítima y hay que respetar a todo aquel que quiera ambicionar estar en un puesto de mayor responsabilidad, por ocupar un espacio de poder destacado, pero creo que también es legítimo no ambicionar estar en un puesto de responsabilidad política, sino ambicionar cambiar las cosas. Y yo sigo siendo todavía muy utópica y manteniendo el optimismo en todo lo que hago, como cuando empecé en política, y creo que la política es el único vehículo para cambiar lo que hoy tenemos. Creo que hoy día es necesario que se tomen más decisiones como la mía, que prestigien la política y la acerquen a los ciudadanos. Es un reto muy complicado, pero que tengo también la obligación de asumir, porque para eso me votaron en el congreso provincial los compañeros del partido que creían en mi proyecto político, en transformar el partido en la provincia y convertirlo en un instrumento útil para la gente y más en una provincia como ésta. Por tanto, reconociendo que es muy arriesgado, pero también que debe ser respetado.

—¿Hasta qué punto el propio partido ha influido en su toma de decisión?
—No le oculto que hay elementos de ese tipo. Mi nombramiento como secretaria general generó expectativas de cambio y de ilusión a mucha gente. Yo creo que ha habido un poco de todo; no hay que olvidar que venimos de unos resultados electorales del partido en la provincia que han supuesto un varapalo importante para el partido en la provincia y que ese escenario hay que recomponerlo. En este sentido, ha habido mucha gente del partido que durante todo este tiempo me ha pedido que aquello que hice realidad a otro nivel en Sanlúcar, con un grupo nuevo de gente, con ganas e ilusión, se transformara en un proyecto para la propia provincia. Todo suma a la hora de tomar la decisión.

—Su honestidad no va a estar exenta de crítica. Rompe además el cliché de anteponer los intereses de la ciudad al del partido. ¿Qué argumentos tiene para afrontar ese tipo de críticas?
—Soy consciente del riesgo y algunos ciudadanos no lo entenderán, incluso habrá muchos perdedores políticos que aprovecharán la coyuntura para intentar sacar tajada de la situación y desprestigiar algo que debe estar dentro de la normalidad del sistema de partido y organizar equipos. Los ciudadanos de Sanlúcar saben que he sido una alcaldesa poco común porque he defendido siempre la prioridad que supone Sanlúcar no sólo como proyecto del partido sino como proyecto de realidad para la provincia. Me siento satisfecha de haber colocado a Sanlúcar dentro del mapa como una Sanlúcar en positivo, de manera destacada, la ciudad del emprendimiento no sólo tratada por las malas noticias, y por supuesto hay mucho trabajo que hacer al respecto. De todas formas ya he reiterado que mi compromiso con Sanlúcar no tiene fecha de caducidad. Yo podría haberme ido de todo y sigo con mi acta de concejal porque quiero demostrarle a los ciudadanos que esta decisión también es positiva para la ciudad y que voy a seguir ahí, porque el compromiso sigue intacto, y por eso me quedo como concejal, como portavoz en la Diputación, donde represento al partido judicial de Sanlúcar y defiendo su comarca. Pero además hay otra garantía, la del tándem que he formado con Víctor Mora, el nuevo alcalde, con el que tengo una sintonía magnífica y que ahora seguirá adelante, yo empeñada en que los temas de Sanlúcar salgan adelante y él atendiendo de forma prioritaria a los ciudadanos.

—¿Cómo va a enfocar su trabajo a partir de ahora para conseguir ese objetivo primordial que es el de la recuperación del Gobierno en Diputación?
—Va a haber una plena dedicación para que cada una de nuestras agrupaciones locales sean la referencia que cada ciudad necesita. Me empeñaré para que desde cada una de esas ciudades se trabaje en dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos, y creo que el guiño que ha hecho la nueva presidenta de la Junta de Andalucía, al elegir como consejero de Presidencia a Manuel Jiménez Barrios, es muy destacable, por el peso de esa área en la toma de decisiones, y creo que lo ha hecho conocedora de la realidad de la provincia, con una altísima tasa de desempleo, con graves problemas estructurales, con conflictos estériles que hacen tanto daño como el ocurrido con Gibraltar… hay muchos elementos que implican que exista una dedicación completa. Vamos a hacer una oposición muy seria en los planteamientos, conocedores de las necesidades de la provincia, y para eso quiero las mejores referencias locales en cada uno de los ayuntamientos porque va a tocar una etapa muy dura. Lo que está en juego ahora mismo para la autonomía local es muy peligroso, y tenemos que defender con toda la legitimidad y toda la fuerza el ataque a los ayuntamientos desde la reforma local que entre todos tenemos que defender.

—¿Cómo puede definir la fórmula con la que ganó la Alcaldía de Sanlúcar y que quiere trasladar a los demás municipios en los que aún no gobierna el PSOE?
—La describo con tres adjetivos: austeridad, honestidad y cercanía, creo que son los tres elementos clave que han caracterizado la gestión municipal. Se viene a servir a los ciudadanos, con una vocación pública de servicio fundamental, y se sirve con austeridad, que no implica recortes, sino responsabilidad a la hora de gestionar unos fondos que no son tuyos y desde la mayor eficiencia; pero sobre todo con mucha cercanía, hablando con transparencia y estando muy cerca de la calle, de los problemas de la gente, para que se convierta en la prioridad de la agenda política.

—Habla desde la experiencia de gobierno, pero me refería a la fórmula para conquistarlo, no para gestionarlo, ya que la prioridad de su partido pasa ahora más por llegar al poder que por mantenerse.
—Yo conquisté mi ayuntamiento así. Hay que tener las cosas claras en cada municipio, porque cada realidad marca la forma de actuar en cada uno de ellos. Hace falta referencias claras en cada municipio, y proyectos e ideas claras en cada uno de ellos, y probablemente haya que cambiar las de muchos de ellos, pero todo pasa por tomar como referencia y potenciar los sectores productivos para que generen empleo. Hay que ser capaces de ofrecer al ciudadano cuestiones con las que se puedan comprometer al día siguiente, pero que generen ilusión y entusiasmo. Eso es en lo que voy a poner todo mi empeño a partir de ahora, para que después plasmemos la suma de esos proyectos en lo que esperamos de la Diputación, ya que veníamos de una institución cercana, que sostenía y apoyaba a los municipios pequeños, que servía de ariete para las demás administraciones, y hemos vuelto a una realidad distinta. La Diputación hoy día es una maquinaria de propaganda política del PP, con un nivel de sectarismo jamás conocido en la provincia, y yo como alcaldesa he sido fiel conocedora de esa situación.

—¿Se ha marcado ya un calendario para la elaboración de programas, elección de candidatos…?
—Dentro del partido hay un calendario marcado que hay que respetar, pero yo que he vivido la realidad desde otro prisma, entiendo que en muchos lugares hay que trabajar con tranquilidad y buscar la persona de referencia que genere confianza en los ciudadanos. Hay sitios en los que necesitamos el tiempo y el espacio adecuado para buscar las mejores referencias locales. En este sentido, hay calendarios marcados, pero no sólo para las municipales, ya que no podemos olvidar que con antelación vienen las europeas y que, aunque son unos comicios que no despiertan tanto interés entre los ciudadanos, marcan tendencia en el ánimo. Mi intención por ahora es trabajar en este trimestre con todas y cada una de las agrupaciones para que seamos capaces de buscar las mejores referencias locales y se dediquen lo mínimo a lo interno del partido y lo máximo a lo externo.

—Está el modelo político, pero también las personas, quienes encabezarán las candidaturas. Y en este sentido hay una serie de ciudades cruciales, caso de Jerez o Algeciras, que resultan fundamentales para alcanzar la Diputación, ¿cómo piensa afrontar esas realidades?
—Esa no es una respuesta que le pueda dar yo. Además es equivocado pensar que a los candidatos los vayamos a nombrar desde la dirección provincial del partido. Es una cuestión en la que se trabaja con las agrupaciones, y una cuestión que vamos a empezar a trabajar de inmediato. No oculto que hay algunas situaciones complicadas en ciudades complicadas, porque lo ocurrido en las últimas municipales hizo que no se valorara en su sentido amplio la gestión de muchos alcaldes. Yo creo que se rompió esa máxima de que en los municipios contaba la gestión municipal, y fue lo que ocurría a nivel nacional y la necesidad ciudadana de demostrar que estaban enfadados con la situación nacional lo que llevó a aquellos resultados. Me voy a dedicar de pleno a que de manera dialogada, consensuada y acertada, de acuerdo con las agrupaciones locales y sus militantes, lleguemos a la elección de las personas adecuadas para afrontar un tiempo tan decisivo como éste.

—¿Qué análisis hace de la situación política actual de cara a su influencia en las próximas elecciones ahora que se habla del florecimiento de agrupaciones minoritarias e independientes y que pueden tener un protagonismo muy importante en los próximos comicios, a tenor de las encuestas que ustedes mismos manejan en estos momentos?
—Es una realidad de la situación de desapego que estamos viviendo en estos momentos hacia la vida política, no sólo por los casos de corrupción que se vienen denunciando, sino también por la falta de confianza ante errores que hay que asumir. Ese desapego y esa no creencia en el bipartidismo que ha imperado en España hasta ahora hace que afloren situaciones independientes. Es legítimo y muy respetado que proyectos de ese tipo salgan a la luz, si bien es verdad que la mayoría de las veces lo hacen bajo un canon totalmente localista y personalista, y ejemplos los hay en muchos municipios. Hay muchos partidos que han amanecido ahora al calor del desapego político, del calor de la increencia hacia los grandes partidos, pero que luego vemos que ni hay solvencia ni proyecto serio de futuro que beneficie a la provincia.

—Pero ¿cómo se puede lograr que se vuelva a creer en la clase política después de todos los casos de corrupción que vienen apareciendo en los últimos tiempos?
—Ahora más que nunca es necesaria la política con mayúsculas. Para quienes somos gente honesta y trabajadora es absolutamente vergonzante los casos de corrupción que se están dando, y me repudia personalmente lo que puedan hacer algunos beneficiándose de las siglas del partido o de un cargo público en su propio beneficio, pero lo que sí es cierto es que no es sólo la corrupción la que aparta al ciudadano de la política. Durante todo este tiempo se han tomado multitud de decisiones que han intentado evidenciar por parte de algún sector político y financiero de este país la inutilidad de la política. Un ejemplo claro es la ley de la reforma local. Se está intentando trasladar a la ciudadanía que sobramos concejales, que sobramos cargos públicos y alcaldes, porque al PP le sobra la democracia, y en ese escenario se le está trasladando a los ciudadanos la sensación de que no estamos trabajando, de que no estamos sirviéndoles, de que no somos útiles para tomar decisiones acertadas… Pero también cuando el ciudadano deposita su voto lo hace ilusionado para que las situaciones cambien y cuando ven que no se le corresponde en la misma manera, también se está alentando el desapego, por tanto es un poco de todo. Por eso digo que austeridad, honestidad y cercanía son los elementos clave para alejar todas esas circunstancias que han desembocado en el desapego hacia la gestión política.

—¿Qué espera de la elección del nuevo Gobierno andaluz para la provincia de Cádiz?
—La verdad es que estoy muy satisfecha y orgullosa, en dos planos. Primero, creo que la nueva presidenta le ha hecho un guiño a la provincia, no al partido, con la elección de Jiménez Barrios, de demostrar a la provincia que no nos dejan solos. Y en segundo lugar estoy muy orgullosa de la persona elegida, porque Andalucía ha ganado un trabajador nato, de una trayectoria intachable, y una persona que tiene muy presente la voz de la calle, de estar siempre en el terreno.

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