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Cádiz

Demasiados tuiteros miserables e hipócritas

Nada justifica, nada en absoluto, la humillación que la menor víctima de la grabación está siendo sometida en las redes sociales

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La cantidad de desalmados y miserables que se esconden tras la pantalla del monitor del ordenador es, lamentablemente, demasiado alta. Este jueves, pese a los esfuerzos de la Policía Nacional que logró contener la difusión del tristemente famoso vídeo sexual de los menores gaditanos, aún había quien lo subía y volvía a compartirlo tanto en Twitter como en otras plataformas de internet con una morbosidad valedora de la mayor de las repugnancias.

El despliegue de inhumanidad de las numerosísimas personas que siguen haciendo cruel sorna de la chica protagonista del vídeo en internet es como para helar el corazón de aquel que tenga un mínimo de sensibilidad. El hecho de que la menor haya cometido un error no justifica la miserable cascada de desaclificaciones y humillaciones, la mayoría de ellas sexistas, que está recibiendo en las redes sociales.

La falta de empatía, el ponerse en el lugar de los demás es uno de los principales problemas de esta sociedad. Habría que ver a más de uno si la víctima fuera su hermana. Seguro que las tornas cambiaban drásticamente. El comportamiento de la joven será reprobable y recrificarlo entra en la esfera privada de la familia, pero lo que ha ocurrido es un delito. Y quien lo ha cometido no es la chica, que recordemos, es una PERSONA que está pasando un calvario.


Los culpables aquí son los miles de internautas que han distribuido el vídeo sin escrúpulo alguno.

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