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Adolescente madurez

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Desde que el talento indomable que exhalaba la juventud de Javier Perianes sobrevolara -allá por 2001- por nuestro Premio Jaén de Piano, no habíamos tenido un participante que se le arrimara tanto en monumentalidad y valía. Pianistas que ya en sus primeros pasos llevan adosados la esclarecedora sombra del genio que a voces los va delatando. 11 años esperando un nuevo Mesías –el de ahora con ojos rasgados- que responde al onomatopéyico nombre de Yutong Sun, vencedor moral de la semifinal del miércoles y salvo catástrofe natural inminente triunfador de la 54º Edición. Su privilegiado talento resulta aún más insultante cuando –tras el inevitable frotamiento de ojos- uno descubre su fecha de nacimiento. Imposible tocar mejor con 16 añitos. Numerosos y reputados pianistas jamás conseguirán su nivel actual, aunque llevaran una vida monástica dedicada al instrumento. Lástima que el Concurso siga sin apostar por grabar y registrar a sus participantes, ya que su versión de los “Cuadros de una exposición” sería uno de sus narrables y audibles tesoros. Una cima en la historia de nuestro Premio que en 2012 (salvo inesperado despelote final del Jurado como el ocurrido el año pasado) aprueba con altísima nota.



MICHAEL DAVIDOV (España-Israel, 1986)
Pianista serio y de gran formación. Músico objetivo y muy eficaz, nada estridente y de precisión idéntica a la de un reloj suizo. Quizá esa perfección produzca frialdad en algunos. Llegó a tocar la obra obligada de memoria. Su “Mephisto-Walzer” fue todo un festín sonoro y rítmico, aunque lo que le condujo hasta la Final fue su espectacular lectura de la Sonata Núm. 7 de Prokofiev. Tocará el Primero de Chopin, por lo que se meterá al público en el bolsillo.

YUTONG SUN (China, 1995)
Musicalidad a raudales. Riqueza en el sonido. Delicadeza en las gamas. Superdotado técnico. Todo un deslumbrante espectáculo ante el teclado. Lo tiene todo para ganar. El único que se interpone en su encumbramiento es el siempre espinoso Mozart, del que ejecutará su Concierto Núm. 20, música sublime y un dificilísimo ejercicio de expresividad. Esta tarde hará historia, ya que nunca nadie ha conseguido ganar el Concurso tocando Mozart en la Final. Su paso por el Premio adquirirá –desde hoy mismo- tintes de leyenda.

MIYEON LEE (Corea del Sur, 1982)
A la tercera va la vencida. Su “Fantasía Baetica”, una apabullante “Valse” y la heroicidad de tocar (algo sositos, sin desbordar en aliento ni alma romántica) los “24 Preludios” de Chopin le han hecho estar –en su tercera participación- entre los elegidos para la Final. Sobrada en técnica y madurez interpretativa, nos regalará –al fin- el delicioso Segundo Concierto de Saint-Saëns que se oirá por primera vez en nuestro Concurso.

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