Cuando el periodista llega a la Plaza del Ayuntamiento, pasados unos minutos de las diez de la mañana de este domingo frío de enero, solo encuentra a un grupo de senegaleses. Se había anunciado para esta hora el inicio de la recogida de donaciones para ayudar a reunir el dinero necesario para repatriar el cuerpo de Barka Sarr, el hombre que, en la mañana de este sábado, era encontrado muerto en su habitación, en la vivienda de la calle Real donde residía junto a otros compatriotas. El panorama a esa hora de la mañana del domingo no es demasiado alentador y tal vez, en cierta medida, refleje el carácter de nuestra sociedad, pese a la abundancia de mensajes de condolencia enviados a través de redes sociales durante todo el día de ayer. Poco a poco, sin embargo, comienzan a aparecer algunos vecinos que, discretamente, se acercan con un sobre en la mano y lo entregan al grupo de hombres africanos, que, con un humilde cartón en el que han pegado la foto del fallecido, se han apostado en un lugar de la plaza, al sol, pues a la sombra los pies se quedan entumecidos.
Sobre las diez y media aparece el alcalde, Marino Aguilera, que conversa con ellos durante un rato y les informa sobre las gestiones que se están haciendo por parte del Ayuntamiento. El primer edil también confirma a Alcalá la Real Información que “una hermana se desplazará en los próximas días a Jaén, en cuyo Instituto Anatómico Forense se encuentra el cuerpo, ya que existiendo un familiar responsable, será ella la que se haga cargo de los trámites. Evidentemente el Ayuntamiento va a colaborar, y desde mañana lunes vamos a ponernos en contacto con la Embajada de Senegal en España, para ver qué trámites podemos iniciar, y también comenzaremos a ver con algunas funerarias los costes de la repatriación, que van a ser elevados, tal vez por encima de los 6.000 euros. En cualquier caso, sus compañeros han iniciado una campaña de recaudación, y me parece un gesto elogiable por su parte. Cáritas también está prestando su colaboración y, junto al área municipal de Servicios Sociales, empujaremos entre todos para que Barka tenga descanso en su tierra”.
Su emotiva historia personal
Aunque su verdadero nombre era Barka Sarr, en Alcalá era más conocido como Babacar o Babocar. Según su documento de nacimiento, había nacido en Dakar (Senegal), el 20 de abril de 1975, por lo que aún no habría cumplido los 50 años, aunque compañeros suyos han señalado que tenía más edad. De él nos habla con lágrimas en los ojos, el propietario de la casa en la que se alojaba, José Gutiérrez García. “No era uno más, era una persona especial. Empatizaba con todos. Era educado, extrovertido, muy amable y siempre estaba alegre”, confiesa Pepe, en cuya casa de la calle Real residía junto a otros compañeros desde el año 2018.
Lo que poca gente sabía es que Barka guardaba una historia emocionante, que había compartido solo con sus más allegados. Durante su travesía por mar, cuando como tantos otros inmigrantes africanos, llegó en cayuco a Canarias, dos mujeres cayeron al agua y Barka no dudó en arrojarse para salvarlas de una muerte segura. Al parecer era un excelente nadador, ya que en su país natal se había ganado la vida como pescador. Esta inclinación por ayudar la llevó siempre consigo. Se prestaba siempre a todo y se había integrado mucho en Alcalá, donde ya llevaba siete años y era muy conocido. “Era amigo de todo el mundo –recuerda Pepe Gutiérrez–, y era un auténtico buscavidas. Había trabajado en los mercadillos, y ahora lo hacía en las distintas campañas que iban saliendo: la aceituna, el espárrago, etc. Incluso hacía pequeñas chapuzas de obra. Era una persona inteligente e incluso podría decirse que culta, podías conversar con él de cualquier cosa y estaba bien informado. También le gustaba salir y divertirse, y disfrutaba mucho cuando llegaba Etnosur. Incluso sabía arreglar timbales”.
En Dakar tenía dos hijos mayores de veinte años, un chico y una chica. La madre de sus hijos había muerto hace un año. “Vivía para ellos –vuelve a señalar el que fue su casero–, en cuanto tenía un poco de dinero, iba al locutorio y se lo enviaba. No tenía grandes sueños, lo único que él quería era que sus hijos estuvieran bien”. Sin embargo llevaba casi 19 años sin verlos, desde que llegó a España, y ya no podrá cumplir ese deseo que le había acompañado en las dos últimas décadas.
Según distintos testimonios, a veces bebía, y las personas que lo querían le habían advertido ya en alguna ocasión de que, aunque lo hacía puntualmente, aquello no era bueno para su salud. Sin embargo, en este momento se desconoce aún la causa de su muerte, si bien lo más probable es que se haya debido a algún problema de salud, y parece descartarse una muerte violenta. De hecho, el propietario de la vivienda corrobora que fue encontrado en su habitación sobre las ocho de la mañana del sábado, pero que la última vez que había sido visto fue en la noche del jueves. Además, cuando se halló el cadáver, al parecer, este se encontraba “engarrotado”, lo cual podría indicar que había pasado un tiempo considerable –tal vez desde la madrugada del jueves al viernes– desde su fallecimiento.
Cuenta para donaciones
Con el fin de facilitar la colaboración de aquellos ciudadanos que estén interesados, Cáritas ha habilitado una cuenta en la que se pueden efectuar los ingresos:
ES94 2103 0350 6100 3143 0848 (Unicaja)
Debe especificarse en el asunto “Donativo Barka”.