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El Jueves

Héroes de carne y hueso

La DANA que ha asolado el Levante español está dejando consecuencias políticas que más vale olvidar: vivimos, como he dicho en otras ocasiones, en un país...

Publicado: 15/11/2024 ·
11:15
· Actualizado: 15/11/2024 · 11:15
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  • Un voluntario camina junto a vehículos destrozados en Paiporta. -
Autor

Miguel Andréu

Miguel Andréu es comunicador y escritor. Actualmente, director de Andréu Comunicación

El Jueves

Este blog aborda temas generales de actualidad, preferentemente de interés local en Sevilla

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La DANA que ha asolado el Levante español está dejando consecuencias políticas que más vale olvidar: vivimos, como he dicho en otras ocasiones, en un país que se convierte en algunos casos en una república bananera. La “tuya sobre la mía” y el “tú más” impera en estos días sobre las informaciones que nos llegan de lo que allí sucede. Se diluyen las responsabilidades con las competencias (e incompetencias) de los políticos que nos han tocado en suerte que nos gobiernen. Aparcan que lo mejor en este momento, bajo mi punto de vista, es ayudar a salir del barro en el que están sumidos los afectados y dejar a un lado ese otro barro político que se tiran unos a otros. Ya habrá tiempo de eso que llaman “depurar las responsabilidades políticas” cuando todo pase: ahora es el momento de seguir con la ayuda, con la limpieza de calles y del alcantarillado y de la reconstrucción y puesta en marcha, de la mejor manera posible, la nueva vida (porque va a ser nueva) de los afectados.

Dejando al margen todo esto, emociona (llámenme sentimental, seguro que tienen razón) la cantidad de voluntarios que esta tragedia ha llevado hasta Valencia y sus poblaciones afectadas. Cientos (o miles, quien sabe) de personas que han decidido ir a echar una mano, a lo que sea, a llevar lo necesario que, en algunos casos, no ha sido ni ropa ni alimentos, sino botas de agua o escobas para limpiar las calles. Los españoles, que estamos llenos de defectos, también tenemos algunas buenas virtudes como esta, la solidaridad. Sin que seamos de allí ni conozcamos a nadie nuestras manos han ido a ayudar a los que más lo necesitan. Seguro que usted que me lee con tranquilidad tomando su primer café tiene a alguien cercano o conoce a alguien que conoce a alguien que se ha ido a Valencia a echar una mano. Yo lo tengo: se llama Jaime y es un joven que anda por allí dispuesto a lo que sea. Es celíaco, algo que no le impide llevar una vida absolutamente normal con las cuitas necesarias. Y al haber tenido la anulación de un viaje de trabajo por causas ajenas a este problema, ha decidido emplear su tiempo en marcharse valientemente a Valencia a ayudar en lo que sea, fundamentalmente a las personas que, como él, tienen esas especiales características en su alimentación.

Jaime, al igual que tantos, no tendrá un monumento por esto ni se rotulará una rotonda con su nombre. Jaime es uno más de los anónimos que están allí. Jaime es uno de esos héroes de carne y hueso, que está poniendo sus manos al servicio de los demás, sin que se lo hayan pedido, sin recibir nada a cambio.


Me consta que duerme con su conciencia tranquila, algo que tampoco es nuevo para él. Es uno de tantos, de esos héroes anónimos de carne y hueso que viven a nuestro lado. Gracias a todos.

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