El acusado de asesinar a Paco Zúñiga: "Fui a matarlo porque me echó de la iglesia"

Publicado: 04/11/2024
La defensa del acusado aboga por su inimputabilidad al padecer “un trastorno polimorfo de la personalidad”; el Ministerio Fiscal defiende que sí es imputable
El acusado de asesinar a navajazos a Paco Zúñiga ha declarado ante el jurado que le juzga desde este lunes en la Audiencia de Jaén que lo mató en febrero de 2021 "por venganza", porque le había echado de la Iglesia de la Consolación donde él ejercía la mendacidad.

"Fui a matarlo porque me echó de la iglesia, y fui a vengarme", ha manifestado el acusado, que ha declarado ante el jurado asistido por una intérprete tras mantener que no entiende ni habla bien el español.

Ha relatado que tras echarlo de la iglesia se fue a un bar donde esperó la salida de la víctima. De esta forma, se abalanzó hacia él y comenzó a darle navajazos, primero en la cabeza y seguidamente por todo el torso. Después, se marchó a la casa que compartía con tres compañeros más. Fue a la salida de la vivienda, a las pocas horas, donde finalmente fue detenido en el momento en el que salía a "comprar cerveza".

A preguntas de su abogado defensor, el acusado ha dicho que su intención era "matar" al sacristán por ser la persona que le había dicho que se fuera de la iglesia donde él pedía a la entrada y salida de misa.

Según recoge el escrito de calificación del Ministerio Fiscal recogido por Europa Press, los hechos tuvieron lugar el 26 de febrero de 2021 a las puertas de la Iglesia de La Consolación donde el acusado ejercía la mendicidad y la víctima hacía las funciones de sacristán.

El sacristán recomendó al acusado que "se colocase la mascarilla facial obligatoria en aquella época, o en caso contrario, se abstuviera de acceder a la iglesia". De esta forma, comenzó una discusión en la que el acusado, de 36 años, "comenzó a dirigir múltiples golpes y puñetazos" a la víctima, un hombre de 52 años y que padecía cierto grado de discapacidad psíquica.

Durante la pelea, el acusado, siempre según el relato del Ministerio Público, "sacó una navaja que llevaba guardada entre su ropa" y "asestó numerosos navajazos" al sacristán, hasta el punto de que le alcanzó "en la práctica totalidad de su torso y en la cabeza, impidiendo que pudiera haber llegado a defenderse en modo alguno".

De esta forma, sufrió "lesiones de tal gravedad que, globalmente consideradas, resultaron forzosamente incompatibles con el mantenimiento de la vida". La causa de la muerte dictaminada por los forenses fue shock hemorrágico-hipovolémico como consecuencia de "las múltiples heridas ocasionadas por los repetidos y violentos navajazos".

La descripción de los testigos sobre el autor del crimen llevó a las pocas horas a la detención del acusado que desde entonces permanece en prisión preventiva a la espera del juicio. De hecho, en enero de 2023 se acordó la prórroga de la prisión provisional.

Los testigos que presenciaron la agresión han declarado que el acusado "estaba tranquilo" y que solo dejó de apuñalar al acusado cuando le dijeron que iban a llamar a la Policía. También han coincidido en señalar que el acusado abandonó el lugar "andando y tranquilo".

Frente a los 20 años de prisión que reclama el Ministerio Fiscal por un delito de asesinato, la defensa ha abogado por la inimputabilidad del acusado, argumentando que el acusado "no era consciente, lo hizo enajenado" por padecer un "trastorno polimorfo de la personalidad". Según la defensa, el acusado tenía una "visión distorsionada" de la realidad y "no era consciente de la ilicitud del hecho".

Siete mujeres y dos hombres conforman el jurado que será encargado de dar el veredicto sobre la presente causa. Durante la jornada de este lunes y martes está previsto la declaración de los testigos, mientras que la pericial se desarrollará este miércoles.

Por parte del Ministerio Fiscal se ha defendido la imputabilidad del acusado. "Los psicópatas tienen la voluntad y el conocimiento de saber lo que está bien o mal, les falta empatía". Además, ha hecho referencia a que el acusado fue condenado en 2019 por acuchillar a un compañero de piso al que le rajó la cara.

Además de la pena de prisión, la Fiscalía reclama que indemnice al hermano del fallecido en 40.000 euros.

 

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