La Lonja del Arcipreste acoge este sábado, a partir de las ocho y media de la tarde, la presentación de “La Fe”, obra ganadora del XLV Premio Internacional de Poesía Arcipreste de Hita. No sobran en la larga nómina de ganadores de este certamen las jóvenes voces femeninas, como es el caso de Nerea Campos Godoy. Hoy la entrevistamos para saber más sobre su particular visión de la poesía.
La poesía quizá sea, a día de hoy, el género literario que exija mayor valentía, por su condición minoritaria. ¿Crees que la creatividad queda en un segundo plano y tiene más peso la capacidad de plasmar lo que se vive? Creo que es al revés, sí que existe la creatividad y con ella se trabaja lo que se vive, se siente o se busca, si es que ese fuese el material que quiere tratarse. No vale solo con trasladar un sentimiento: la poesía puede conjugarlo o decirlo de otra manera y por eso entrega mucho más.
Sobre “La Fe” el jurado ha destacado “su delicadeza, la belleza de sus imágenes y su honestidad”. ¿Cómo se gesta, de qué nos hablas en él? El poemario se gestó hace dos años, cuando quería unir lo luminoso de una vida diaria con lo lírico y acabó siendo un poemario en el que se llega al amor por la palabra.
¿Por qué tienes la necesidad de escribir poesía? No sé si es una necesidad o, más bien, algo que ocurre. Lo más probable es que un lector de poesía acabe escribiéndola. Leo poesía y eso me lleva a los poemas.
¿Cómo sobrevive la poesía en la era de la prisa, el móvil, las redes sociales? ¿O es justo al revés, e Internet puede haberse convertido en un aliado para que la poesía no fenezca del todo? Las redes han servido para dar a conocer a poetas que no estuvieran en círculos canónicos o tradicionales, a que sea un género más compartido, ya que también puede participar de la brevedad de una publicación, si lo quiere; pero también creo que a veces puede ser una invitación al despiste. La poesía existe, a pesar de todo lo que ocurre en su orilla.
En la actualidad trabajas como bibliotecaria en la Red de Bibliotecas de la Comunidad de Madrid. Por tu experiencia, ¿quién sigue leyendo poesía y por qué? Suele ser un público muy fiel al género. En la biblioteca se pueden descubrir muchos poemarios y autoras y autores, por lo que es importante mantener un fondo bien pensado, que tenga clásicos, novedades, distintos libros de un mismo autor, tanto de los consagrados como los que están por conocerse. Pero también es posible que el/la lector/a de poesía ya tenga muchas de las novedades, pues suele ser un público muy al día con lo que se publica. Por eso me parece importante que en las redes de bibliotecas exista un perfil más especializado en ese género: siempre te puede sorprender un libro que no conocías.
Volvamos a tu poesía. A la hora de crear, ¿la verdad lo es todo o hay margen para la sofisticación, la evocación, para trascender los límites de lo que eres y sientes? Yo espero que sí, que no solo sea una cosa que se es, sino que abra más caminos, indague o cree dudas.
Eres graduada en periodismo y, en la actualidad, a menudo, sobre todo en ciertos medios, constatamos el hecho de que es más importante el titular, el enganchar a costa de lo que sea, que el propio contenido al que hace referencia. Hay cierta tendencia en la poesía más moderna hacia algo parecido. Impactar, conmocionar por medio de imágenes atrevidas, que huyen de toda convencionalidad o lugar común. ¿Qué opinas sobre esta tendencia? Diría que eso siempre ha existido, pero con otros mecanismos, claro, adaptándose a cada época, lo mismo que siempre ha existido un tipo de prensa más sensacionalista, sin importar que estuvieran las redes o no. Puede haberse visto acelerado, eso sí, con la tecnología. Imagino que en la poesía puede pasar algo parecido, que haya habido algo que intente impactar conviviendo con una poesía más reposada.
Finalmente, ¿qué supone para ti haber ganado el Arcipreste de Hita, un premio con casi medio siglo de historia a sus espaldas? Es un gran honor, es un premio con una larga trayectoria y que cuenta con grandes poetas en su lista. Fue muy grata la experiencia de ver las palabras que le dedicó el jurado; tú escribes, pero el texto puede decir algo que ya se escapa de tu control, que quien lo lee tiene su propio acercamiento. Que dijesen eso me emocionó mucho, porque fue recibido con cariño y vieron algo que yo esperaba que tuviesen los poemas. También, por supuesto, el premio ha hecho posible la publicación de la obra y agradezco mucho que el libro exista más allá de mi propio ordenador y que haya quedado tan bien. Además, he podido pensar sobre mi propia poesía (la búsqueda, las lecturas, las/os autores leídos que acompañan, como si se hiciese una genealogía íntima del camino andado). Por último, creo que puede suponer una aperturahacia nuevos lectores, pero eso ahora mismo no lo sé.