La historia detrás del insólito avistamiento de un lince ibérico cerca de Las Grajeras

Publicado: 11/05/2024
Fran Torres, repartidor de Correos, nos cuenta cómo grabo a este solitario ejemplares cerca de la carretera que recorre cada día para hacer su reparto
Como todos sabemos, el lince ibérico es una de las grandes joyas de nuestra fauna. Tras haber estado en peligro crítico de extinción a principios de este siglo, en la actualidad su población total se estima en poco más de 1.600 ejemplares, distribuidos mayoritariamente en Doñana, la Sierra de Andújar, la Sierra de Cardeña y Montoro, y la Sierra de Cazorla, en Andalucía, y fuera de ella, en los Montes de Toledo y Valle del Guadiana. A día de hoy sigue siendo una de las especies de felino más amenazada del mundo. Su presencia en nuestra comarca no es, ni mucho menos, habitual. Esto hace aun más excepcional el avistamiento de un ejemplar dentro del término municipal de Alcalá esta misma semana. Esta es la historia que hay detrás del sorprendente encuentro.

Nuestro protagonista es un empleado de Correos de Alcalá la Real. Su nombre es Francisco José Torres García y desde hace dos años realiza el reparto de la correspondencia en la zona de Las Grajeras. El itinerario que debe recorrer cada día discurre por una carretera estrecha y con curvas, fue precisamente al salir de una de estas curvas cuando de repente se encontró con un ejemplar de lince caminando. “Al escucharme, saltó hacia arriba y se escondió entre la vegetación. No había nadie más, solo estaba yo y no dudé en aprovechar el momento y grabarlo”, nos cuenta Fran Torres. 



 

El lince ibérico es una especie eminentemente forestal y selecciona cuidadosamente su hábitat, buscando sobre todo áreas de monte mediterráneo con refugio abundante, sobre todo zonas con predominio de matorral maduro de porte alto y roquedos o canchales. Pero incluso más importante para esta especie es la presencia de conejos, su principal alimento, y es precisamente la abundancia de este mamífero en la zona lo que quizá haya traído a este ejemplar de lince a nuestro entorno.

Sobre la posibilidad de que haya más ejemplares en la zona, al parecer no es muy probable, si bien no se puede descartar hasta que se lleve a cabo un seguimiento más exhaustivo. Por otro lado, para aquellos que se pregunten si el lince puede suponer algún riesgo para el hombre, hay que decir que no, y que el ser humano sigue siendo, de hecho, la mayor amenaza para el lince, ya sea por el riesgo de ser víctimas de accidentes o por la propia caza furtiva.

Desde este avistamiento son muchos los que, en esta zona limítrofe entre Las Grajeras y Castillo de Locubín se preguntan cuáles serán los siguientes pasos del solitario lince, y si volverá a dejarse ver en los próximos días.

 

 

 

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