Los etíopes Asrar Abderehman, en hombres, y Alemu Megertu, en féminas, se proclamaron este domingo campeones del XXXVII Maratón de Sevilla, en el que batieron los récords de una prueba en la que el español Ayad Landassem acabó sexto y estableció una nueva plusmarca nacional de la distancia (2h06:25).
Dos años después de la anterior edición, pues el de 2021 no se disputó por la pandemia, el Zurich Maratón de Sevilla volvía este domingo con el propósito expreso de los organizadores de mejorar las dos plusmarcas de la prueba y los dos récords nacionales de la distancia, objetivo que se ha cubierto en sus tres cuartas partes.
El etíope Asrar Abderehman, que corría en la capital andaluza su segundo maratón, mejoró con su 2h04:43 la marca de su compatriota Mekuant Gebre en 2020 (2h04:46), en una carrera donde Landassem logró una meritoria sexta plaza y, sobre todo, batió por diez segundos (2h06:25) el récord nacional que él mismo compartía con Hamid Ben Daoud -lo igualó el pasado diciembre en Valencia-.
En féminas, la etíope Alemu Megertu voló para rebajar en más de cuatro minutos (2h18:51) el crono de referencia en Sevilla de la ugandesa Juliet Chekwel, que lo había fijado en 2h23:13 en 2020.
Además, la tarraconense Marta Galimany corrió por debajo del viejo récord de España de Ana Isabel Alonso (2h06:51 en 1995) durante más de 35 kilómetros, pero sus dificultades en el tramo final la llevaron hasta un minuto más allá (2.07:52).
La prueba masculina arrancó a un ritmo más pausado de lo previsto, ya que las primeras liebres llevaron a los lideres hasta la media maratón en 1h02:30, un tiempo que obligaba a acelerar en la segunda parte de la carrera para acercarse a la marca que Gebre había establecido hace dos años.
Así, los etíopes Adeladlew Mamo, debutante en la distancia, y Asrar Abderehman, con una mejor marca personal de 2h07:33, decidieron romper la armonía del grupo cabecero antes del kilómetro 30, cuando la última liebre todavía no había acabado su trabajo.
Ambos se marcharon en solitario para jugarse la victoria en el último kilómetro cuando, a la altura de la céntrica calle San Fernando, el futuro ganador cambió violentamente de ritmo.
Abderehman corrió los dos últimos kilómetros muy poco por encima de los 2:50 y ese final soberbio le permitió superar por cuatro segundos la marca de referencia que Gebre estableció en febrero de 2020, pocas semanas antes de que se declarase la pandemia de covid-19.
La organización, consciente de que Ayad Landassem y el resto de los españoles no iban a poder seguir el ritmo de las estrellas africanas, había contratado a otras liebres para atacar el récord de España, que desde el kilómetro 25 sólo estaba al alcance del atleta de origen saharaui debido a las dificultades de Javi Guerra y Dani Mateo.
Landassem, que controló el reloj como un metrónomo durante toda la carrera, aceleró en los tres kilómetros finales para enjugar los segundos que iba perdiendo con respecto a su marca de Valencia en diciembre de 2020 y la rebajó por diez segundos al término de un emocionante esprint con el eritreo Awet Habte, que entró quinto con su mismo tiempo.
La configuración de la prueba femenina fue muy distinta, ya que las etíopes Alemu Megertu y Sisay Gola se desgajaron del grupo de cabeza muy poco después de la media maratón, ya que el ritmo que exigieron a las liebres era inasequible para el resto de las competidoras.
Antes del kilómetro 35, Megertu efectuó una aceleración progresiva que no siguió Gola, por lo que se fue en solitario hacia la meta en compañía de la última liebre y realizó un paseo triunfal hasta romper la cinta en 2h18:51, un crono espléndido que la incluye entre las veinte mejores marcas de todos los tiempos.
La tarraconense Marta Galimany, con el ritmo que le marcó desde la salida Roger Roca, tenía en sus piernas el récord de España de Ana Isabel Alonso y viajó durante casi toda la prueba con parciales que apuntaban a que rompería ese 2h06:51 de la palentina, pero pinchó en los kilómetros finales y sólo pudo ser decimocuarta con un tiempo de 2h07:52.