El grupo de liberados fue trasladado en camiones militares a Prosperidad, la capital de la provincia de Agusan del Sur, en la isla de Mindanao, para pasar un primer reconocimiento médico.
La veintena de secuestradores, comandados por Ondo Perez, entregarán sus rifles automáticos y pistolas y quedarán en custodia de la Archidiócesis de Butuan, en espera de que la Comisión de Pueblos Indígenas revise los cargos que pesan sobre ellos.
Los cuerpos de seguridad filipinos buscaban a Perez y sus correligionarios por asesinato y robo.
El fin del secuestro, que comenzó el jueves, se alcanzó después de más de dos horas de intensas negociaciones encabezadas por el vicegobernador de Agusan del Sur, Santiago Cane, quien a la salida exclamó: “¡Lo hemos conseguido!”.