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Lunes 01/07/2024  

Barbate

La tortura de asistir a clase con miedo

Unos padres de Antequera ponen en manos de la Fiscalía de Menores el supuesto caso de abuso escolar al que ha sido sometido su hijo de 14 años.

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  • El padre muestra el informe psicológico de su hijo. -
“Me duele la barriga papá, hoy mejor me quedo en casa, ¿no?... No me encuentro bien, lo suyo es que me quede hoy con mamá en casa...”. Las excusas para no ir al colegio, sin síntomas aparentes de enfermedad, empezaban a ser recurrentes por parte de J. M., un joven de 14 años de edad vecino de Antequera.

Su padre, Miguel García Benavides, llevaba tiempo sospechando qué algo “malo” estaba pasando en el colegio al que iba su hijo, el María Inmaculada, porque la apatía y las ganas de llorar con las que el menor volvía a casa no eran normales para un niño de su edad, en plena edad de divertirse y “querer jugar con los amigos”.

Una pequeña discusión en casa afloró los sentimientos de tristeza y la impotencia que sentía el menor. “Eso, dime también, como en clase, que soy tonto, que huelo mal y que nunca voy a llegar a nada”. El joven inmediatamente se fue llorando a su cuarto, y fue entonces cuando los padres decidieron acudir al colegio para hablar con la directora, y conocer qué es lo que estaba pasando.

Miguel afirma que se sintió como si se hubiera topado con un muro. “La directora nos llegó a decir a mi mujer y a mí que los niños deben buscarse sus propios amigos, y que ciertos lenguajes empleados entre menores son normales a ciertas edades. Según la monja directora, no había que darle más importancia al asunto”, enfatiza Miguel con tristeza en los ojos.

Pero la vida de este matrimonio, que tiene con dos hijos más, una niña de siete años y un bebé de quince meses, ha cambiado radicalmente, hasta el punto que están estudiando mudarse de residencia e irse de Antequera, por recomendación del profesional psicólogo que desde septiembre está tratando a su hijo.

El cuadro clínico de J. M. define a un chico con “trastorno adaptativo crónico mixto”, provisto de ansiedad y de estado de ánimo tendente a la depresión. La tortura verbal a la que, según sostiene el informe psicológico, ha sido sometido el menor durante cuatro años, han provocado estos trastornos emocionales en el chico, que hasta los 10 años se comportaba como un niño normal. “Sólo un poco tímido, pero nada más”, continúa su padre.
Con tan sólo 14 años, el joven afirma no tener y sentir ilusión por nada, unas palabras que a sus padres les duele como si les estuvieran clavando un puñal en el pecho. “Hemos tenido que cambiar a mi hijo de colegio.

Con apenas dos semanas de colegio nos dijo que no quería volver a clase, y lo hemos tenido que matricular en otro centro, Los Colegiales. No tengo palabras para mostrar lo agradecido que estoy con el equipo directivo y los docentes de este centro”, continúa el vecino de Antequera, quien ha puesto el asunto en manos de la Asociación Contra el Acoso Escolar (Acae), cuya presidente, Encarnación García, ha tramitado todo el “papeleo burocrático” para poner la denuncia en manos de la Fiscalía de Menores.

Falta de respaldo
Y desde la Asociación de Padres y Madres (AMPA) del centro María Inmaculada, mutismo absoluto. Así lo resalta Miguel, quien antes de tomar la decisión de denunciar el caso y ponerlo en manos de la Fiscalía de Menores, se puso en contacto con la AMPA para que le asesoraran sobre qué medidas adoptar en este terreno. “En este tipo de asuntos no tenemos competencias”, detalla el vecino de la ciudad del Torcal que le comentaron desde la asociación de padres y madres.

Todo ello ha motivado que Miguel esté haciendo las gestiones pertinentes para que su hija de 7 años no pase ni un día más recibiendo clases en el colegio María Inmaculada. “Se te encoge el alma cuando escuchas a tu pequeña cantar los villancicos que supuestamente va a recitar en la fiesta de Navidad sin que ella sepa que no estará ya en este colegio por esas fechas”, lamenta Miguel, quien está dispuesto a llegar hasta el final para que se “reponga” el irremediable daño que se le ha hecho a su hijo.

“Lo más triste es que cualquier padre se podría encontrar en mi lugar, porque hoy es mi hijo pero mañana puede ser cualquier otro. Ha habido una falta de respaldo total por parte de los profesores del centro, que llevan conociendo a mi hijo desde que era pequeño, y por parte de ciertos padres”, denuncia el vecino. Mientras tanto, en el colegio, reconocido como de los más prestigiosos de la ciudad del Torcal, prefieren “no hacer declaraciones”.

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