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Curioso Empedernido

Concreto y abstracto

Nos pasamos parte de nuestra existencia teñida de ansiedades que se traducen concretamente en síntomas corporales y abstracciones imaginarias

  • Juan Antonio Palacios. -

Huimos  de lo concreto y nos refugiamos en lo impreciso. No entramos en las tiendas y guiados de nuestra curiosidad escudriñamos en las trastiendas. Con paciencia y tesón logramos conseguir lo que nos proponemos. Nos entretenemos con una charla aparentemente intrascendente pero en la que abordamos las cosas que necesitamos, lo que podemos ver, oír, oler, saborear o tocar.

Entre lo concreto y lo abstracto, hablar mucho no significa tener muchas ideas, siguiendo unas normas y reglas, atrapamos o perdemos algo que está a nuestro alcance, cerca del anonimato o de la fama, hacemos de lo especifico lo difuso, o transformamos la palabra en poesía y la frase en un relato entre el deseo y la denuncia.

Nos pasamos parte de nuestra existencia teñida de ansiedades que se traducen concretamente en síntomas corporales y abstracciones imaginarias que nos atormentan  en angustias que no tienen evidencias, pero si alimentan las claves, los enfoques y las miradas sobre el mundo.

Los protagonistas piensan, dicen y hacen las cosas concretas, mientras que en las letras pequeñas de los contratos que firmamos están las obligaciones de las partes.  Si nos fijamos con atención, casi todas las historias cifran su argumento en las relaciones de poder o en el amor y el desamor.

Pensamos en lo grande y disfrutamos con lo pequeño, nos sentimos espectaculares con ropa sencilla e insignificante con el más exquisito vestuario. Nos creemos infalibles en lo concreto y perdidos en lo abstracto. Con sensatez valoramos los pequeños momentos que nos regala la vida.
Disfrutando de lo concreto, nuestro estado ánimo resulta inmejorable y eufórico, si lo empeoramos seremos victimas con mayor facilidad de dolores y abatimientos,  estaremos en muchas ocasiones a ciegas y nos moveremos en un horizonte hermético, en el que las calamidades estarán aseguradas, y tendremos todas las papeletas de perdedores.

Hay abstracciones que nos deslumbran de manera irracional, y las concreciones nos ayuda más a dominar y controlar las dualidades y contradicciones, como si tuviéramos dos mentes, bien colocadas y sabiendo que es lo que queremos.

Las órdenes concretas que nos dan nos vuelven locos y desquiciados. Por ejemplo, ante lo personal y colectivo, hay responsables políticos que nos dicen que no dejemos de salir, que hemos de consumir y activar la economía y otros que no nos movamos de casa, si es posible del sillón. ¿A ver si son capaces de acertar quienes son cada cual?

Resistencias y dignidades , pruebas que desvelan nuestros secretos , ficciones que son invenciones, juegos de contrastes,  arrepentirnos de haber trabajado tanto y no haber dejado más tiempo para recrearnos en nuestras suertes y fomentar nuestras creatividades, sin caer en la nostalgia paralizante de los perdedores.

Observando lo concreto y sin perdernos en las entrañas de lo abstracto, nos debemos sentir orgullosos de cómo somos, sin someternos a las presiones innecesarias   que quieran que seamos sumisos, y convertirnos en personajes secundarios.

Desde las pérdidas a las ganancias, hemos de estar pendientes de los resultados y nos daremos cuenta, que si ganamos todos nos respetan, y el hilo conductor de nuestro empoderamiento es superar el reto de saber ir y volver, de no llenarnos de prejuicios ni provocar perjuicios.
       

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