La pandemia ha hecho todo lo posible para que el puente festivo de primeros de diciembre y las fiestas navideñas se celebraran y si alguien no cree en los ‘milagros’ -servidor se declara ateo en tales asuntos- sólo hay que ver cómo ha evolucionado en San Fernando la tasa de incidencia desde principios del mes de noviembre hasta el pasado viernes, 15 de enero.
El primer día de noviembre en que la Consejería de Salud y Familias ofreció datos, la tasa de incidencia estaba en 245,3 y el número de enfermos totales desde el inicio de la pandemia en marzo -este dato es el que se va a analizar a partir de ahora- era de 1.143 contagiados.
El día 15 de ese mes la tasa de incidencia, con 1.385 positivos, subió ligeramente hasta 246,4 y el 30 de ese mismo mes bajó a 213,7 con 1.657 positivos desde marzo de 2020. O sea que el punto medio de este mes fue de 235,1 casos por cada cien mil habitantes y de los 26 fallecidos de primeros de mes se pasó a 30 el último día de noviembre.
En diciembre, concretamente el día 4 a dos días del puente festivo y con 1.707 positivos y ya 35 fallecidos, la tasa bajó en cuatro días a 185,3 casos por cada cien mil habitantes y el 24 de diciembre cuando ya se esperaba que el puente festivo hubiera pasado factura -es verdad que los dos últimos días fueron de lluvia y confinamientos perimetrales- la tasa bajó a 144,2.
El día 31 el número de fallecidos había pasado a 51 y la tasa de incidencia estaba en 149,5 casos por cada cien mil habitantes y el día 4 de enero, con 52 fallecidos y 2.033 positivos, la tasa se mantenía en la barrera de 149,5 y un día después, con 2.075 positivos, pasaba a 192,7 casos por cien mil habitantes.
El subidón
A partir de ahí, ya con las fiestas finalizadas, comienza la cuesta arriba. El día 7 de enero la tasa sube a 266,4; el 8 a 274,8; el 11 a 435,9 (161,1 puntos en un fin de semana) y 54 fallecidos; el día 12 sube un fallecido más hasta los 55 y la tasa sube a 440,1 y a mediados de la semana pasada se presenta la debacle.
La tasa del día 13 sube hasta 499,1 casos por cien mil habitantes; la del 14 a 502,2 y la del viernes pasado, última dada a conocer por la Consejería de Salud y Familias, se establece en 574,9. Cierre perimetral desde el día anterior y efectivo desde las cero horas de este domingo.
Que la incidencia de la Covid-19 se iba a sentir después de las fiestas navideñas era conocido por las autoridades que no obstante abrieron la mano a las restricciones para “salvar la Navidad”, al igual que ocurrió en la segunda ola tras el verano cuando se abrió la mano a esas restricciones porque en junio había que “salvar el verano”.
Sin embargo el ‘milagro’ no está en ese aumento de tasa de incidencia y del número de positivos tras las fiestas, que era algo que se esperaba y los milagros llegan de improviso. Al menos los de verdad.
Lo curioso de todo este asunto es cómo la tasa que a principios de noviembre estaba en 245,3, el 4 de diciembre había bajado a 185,3 y el 24 de ese mismo mes se estableció en 144,2. Por cierto, menos que el 1 de octubre de octubre cuando comenzó a subir después del verano.
Dónde lo pillaron
Ahora vienen los demás datos. No seremos los andaluces tan distintos a los catalanes como para no poder extrapolar un estudio de la Generalitat de Catalunya, realizado por el Departament de Salut, al resto del territorio nacional.
A falta de otros datos más cercanos pero contrastadamente similares, el estudio realizado por el servicio de vigilancia epidemiológica catalán entre los meses de octubre y finales de diciembre y recogido el sábado por La Vanguardia señala que el 70 por ciento de los contagios tienen lugar dentro del hogar.
El 11 por ciento en comidas con familiares y amigos no convivientes; el 58 por ciento entre convivientes de una misma familia -y el contagiado vino de fuera- y un uno por ciento por otras visitas, como cuidadores, personal de limpieza o profesores particulares.
El restante 30 por ciento se localiza en las reuniones sociales en establecimientos como bares y restaurantes (14,2 por ciento); en el trabajo (7,5); en el ámbito escolar (5,2) y en los hospitales y geriátricos (2,5 por ciento).
El estudio se realizó con la participación de 14.461 personas contagiadas y considera que restando los que se pudieron producir en el mundo del trabajo o de la escuela, el 65 por ciento tuvieron lugar dentro del hogar.
Lo único que falta para completar el mapa son los datos pormenorizados por edades, habida cuenta que por regla general los mayores se han protegido mejor (con todas las excepciones que se quieran aplicar) y el contagios les ha venido de fuera.