"Cuando me observé desde fuera, vi que no me estaba proyectando como soy. Porque a mí no me gustan las estridencias, soy una persona discreta y trabajadora. Se me fue de las manos", admite a EFE el empresario Emili Rousaud (Barcelona, 1966), que pasó en pocos meses de ser un absoluto desconocido a ponerse en el centro del foco mediático del FC Barcelona para acabar perdiendo su condición de vicepresidente institucional tras dimitir.
"No fue culpa de la prensa. Fue culpa mía. Reconozco que me equivoqué, porque no me gustó la imagen que proyecté. Lo que hice fue porque quiero al club", insistió el exdirectivo.
En una entrevista concedida a la Agencia EFE, el exitoso empresario del sector de la energía solicita no volver a abordar más cuestiones sobre el 'Barçagate'. "Ya está todo dicho y no hay nada que se pueda actualizar. Además, ahora hay que esperar a que salga la auditoría encargada por el junta a PriceWaterHouse", dijo.
Rousaud vivía sin estridencias en la junta del Barcelona a la espera de presentarse como la alternativa del consejo azulgrana para las elecciones del 2021, ya que nunca manifestó ni privada ni públicamente que ya lo tenía decidido. Se lo habían propuesto y se limitó a decir: "Me hace ilusión".
Pero, como si se tratase del efecto devastador de un huracán, Rousaud pasó del más absoluto anonimato a convertirse en el punto de mira del barcelonismo y de los medios.
Un factor llevó a ello, cuando 'Radio Barcelona' desveló que el club había contratado una empresa para tener buenos posicionamientos en las redes sociales, pero se desveló que el precio estaba fuera de mercado y que los mensajes no sólo eran amables con la junta, sino contrarios a personal de la entidad y exdeportistas del club.
A Rousaud le afectó directamente esa circunstancia porque él pertenecía a una comisión que debía validar esas facturas, pero al haberse troceado (en menos de 200.000€) para no pasar por sus manos, sintió que alguien le había puenteado; y, en definitiva, engañado a toda la junta directiva.
El desconocido Rousaud, por entonces, pasó del lugar más recóndito de la junta a los titulares de prensa. Dos circunstancias fueron las que le sacaron de ese anonimato: que se le vinculó con una especie de motín para hacer dimitir al presidente Josep Maria Bartomeu y que en la emisora 'RAC1' deslizó que "alguien había metido la mano en la caja".
"Sí que es verdad que en la reunión informal de directivos en febrero se habló de avanzar elecciones. Yo nunca puse entre la espada y la pared al presidente; ni para que dimitiera, ni para que avanzase las elecciones. No es cierto que le pidiésemos la dimisión", insiste
Admite que él se alineó con otros directivos que pensaron que era mejor adelantar las elecciones (previstas para el verano de 2021) en previsión del "complicado entorno económico" que se avecina.
"Defendíamos que por el tipo de decisiones que se tienen que tomar, que van a ser decisiones muy valientes, es mejor que lo enfoque un equipo directivo con seis años de mandato", recordó.
"Ésa fue mi opinión, que no compartió el presidente. Y respeté que el presidente lo viese de forma contraria", apuntó Rousaud, después de que se vinculase a él y Jordi Cardoner y Maria Teixidor como instigadores para apartar a Bartomeu de la presidencia.
Acerca de su aparición en 'RAC1' el pasado 10 de abril, a la pregunta del periodista de si "alguien ha metido la mano en la caja", Rousaud respondió: "Sinceramente creo que sí. Si los auditores externos dos dicen que estos servicios que se han prestado tienen un coste de mercado de 100.000 euros y hemos pagado un millón, aquí alguien ha puesto la mano en la caja".
Pasadas ya dos semanas, después de haber dimitido y contemplando como la polvareda levantada se vuelve a asentar en el terreno, Rousaud subrayó lo siguiente: "Yo tengo una reputación en el mundo empresarial. Yo no me comporto de esta forma. Los que nos hemos ido somos la gente que somos conocedores de que aquí ha habido una irregularidad para esconder este contrato a la junta, a toda la junta. Nosotros no culpamos a la junta, porque no sabía nada".
"Dimitieron los directivos (Emili Rousaud, Enric Tombas, Maria Teixidor, Jordi Calsamiglia, Silvio Elías y Josep Pont) muy vinculados a la dimensión económica del club. Los directivos que no tienen vinculación con este asunto se quedaron. Era muy difícil quedarnos y decir que estás en el comité de adjudicaciones que tenía que autorizar este contrato y alguien lo ha escondido porque ha troceado las facturas para que no las pudiese ver", destacó.
"Existe una comisión de adjudicaciones en el club que verifica todas las contrataciones que son superiores a 200.000 euros. En esta comisión siempre hay tres directivos y se vela para que los contratos tengan un objeto lícito, un precio de mercado y que no exista ningún tipo de vínculo con los proveedores", recuerda
Rousaud recuerda que pidió explicaciones al conocer por informaciones periodísticas que el contrato se había fraccionado. "Por eso exigí una auditoría, en un correo que envié a todos los directivos", indicó.
En cuanto al momento actual y tras su dimisión, Rousaud considera que el club está "en un punto crítico", desde su punto de vista, aunque todo a expensas a conocer el resultado de la auditoría.
A raíz del tono que estaba tomando este asunto, tanto en la directiva como en los medios, Bartomeu llamó por teléfono a Rousaud invitándole a abandonar la junta directiva, acción a la que acompañaron cinco miembros más, aunque el número el grupo de disidentes llegaba a nueve miembros del consejo, tres de los cuales se echaron atrás.
"Me dolió que no se esperase a la aparición del informe de auditoría. Hubiésemos hablado con el presidente y nos hubiésemos ido de otra forma. Podrían haberse depurado responsabilidades a satisfacción o no, en cuyo cayo caso hubiésemos salido de otra forma; pero dimitiendo, seguro", auguró.
El empresario cree que Bartomeu "no quiso pasar este escrutinio de la auditoría con nosotros dentro" y después de la llamada del presidente, en que le pidió su dimisión, pensó en un primer momento en no hacerlo hasta que apareciese el informe.
A la pregunta de si la auditoría restituirá su imagen y la de los directivos si PriceWhaterHouse desvela que el contrato se troceó para evitar el control de la junta, y que el precio estaba fuera de mercado, Rousaud se limitó a decir que el club deberá "depurar responsabilidades", así como "resarcir el dinero a la entidad, como señalábamos en uno de los puntos de la carta que enviamos al presidente".
Pasado el torbellino, aunque el club le ha anunciado que le presentará una querella -"quizá se podrán aportar más información para aclararlo todo", precisó-, Rousaud insiste en que le hubiese gustado gestionar este desaguisado de otra forma, porque admite que indirectamente le ha podido afectar a la ilusión que tenía depositada en poder optar a la presidencia.
"No he perdido la ilusión por ser presidente del Barça. Pero la imagen que proyecté con las declaraciones que hice no me gustó, porque yo soy muy trabajador y muy discreto. Quizá pequé de inexperiencia, de no haber estado bien asesorado", reconoce.
"Me equivoqué por la puesta en escena, por cómo pudo haber caído el mensaje entre los socios. Y cuando me vi, la imagen desde fuera que veía no era como soy, porque a mí no me gustan las estridencias y soy muy discreto. Se me fue la mano. No fue culpa de la prensa. Fue culpa mía", sentenció.
"Yo no puedo nunca acusar a la junta, porque yo estaba dentro y no nos enteramos", añadió Rousaud que después de lo ocurrido admitió: "Para unas elecciones, no me beneficia esta imagen. Además, como candidato continuista no me veía, porque si quiero cambiar las cosas, no puedo seguir en la junta".
"Si me presento será porque albergo alguna opción de ganar. Pero ahora no tengo la imagen para serlo. La gente me ha dicho que el 'Barçagate' me ha servido para que muchos culés me hayan conocido. Pero ahora no tengo buena imagen de marca y lo que hay que hacer es un rediseño", admitió.
No es la primera vez que la presidencia del Barcelona le pasa por la cabeza a Rousaud. De hecho, antes de las elecciones del 2015 ya trató con un grupo de amigos para dar el salto, pero tras una de las reuniones para exponer sus ideas, conoció a Bartomeu, quien le invitó a unirse a su candidatura "cuando el Barça aún no había ganado ningún título del triplete del 2015".
"Yo nunca me he significado dentro de la junta para ser presidente. Hasta que Jordi Cardoner dijo que no quería presentarse y él me propuso. Y Bartomeu me pidió que fuese el candidato continuista en el 2021. Yo lo que dije fue que no daría un paso adelante por aquel momento, pero no negué que me haría ilusión", recordó.
"Esta ilusión no la he perdido, pero en este entorno es difícil. Desgraciadamente cuando haces un movimiento para explicar algo que es el elemento detonador por el que nos vamos seis directivos, se dio una reacción generalizada que hizo ver que yo atacaba al club. Al contrario, adopté aquella posición porque, precisamente, yo al que quiero es al club", señaló Rousaud.
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Rousaud: "No me gustó la imagen que proyecté"
"No fue culpa de la prensa. Fue culpa mía. Reconozco que me equivoqué, porque no me gustó la imagen que proyecté. Lo que hice fue porque quiero al club"
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