"La FOAPS (Fundación ONCE para la atención a personas con sordoceguera) ha despedido esta semana a todas las mediadoras que prestaban servicios en el territorio español, unas 90, dejando sin atención a más de 500 personas sordociegas y a sus familias. Lo hizo mediante un comunicado enviado por correo electrónico el lunes día 13, jornada no lectiva en muchas comunidades autónomas y, por tanto, con las profesionales, los centros educativos y las familias en periodo vacacional". Así lo denuncia la Confederación General del Trabajo (CGT) en un comunicado.
Explican que el comunicado por el que se les notificó a las mediadoras su despido señalaba que “la realidad que estamos viviendo hace inviable mantener una situación que, de prolongarse en el tiempo, pondría en peligro nuestra estabilidad económica y, por ende, la continuidad de nuestra Fundación”,
En el mismo documento, la FOAPS da por finalizado el curso escolar sin que exista ninguna directriz a este respeto ni por parte de las comunidades autónomas ni por parte del Gobierno español. Argumenta la empresa la “imposibilidad de poder atender nuestros programas”, sin referirse al hecho de que las trabajadoras continuaron desarrollando su labor hasta las vacaciones de Semana Santa, adaptando sus intervenciones a las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías y echando mano de la colaboración de las familias. Este mismo trabajo es el que ahora no se les permite hacer, indicando que el despido es la mejor de las opciones y que, a pesar de ser “una decisión difícil”, lo que hay que buscar es “la viabilidad económica de nuestra Fundación”.
Además según la nota remitida por CGT a los medios, la empresa establece la finalización de los contratos a partir del día 15 sin ningún compromiso firme y por escrito de que estas profesionales volverán a sus puestos de trabajo en septiembre, con el inicio del curso escolar, como ocurre todos los años. De hecho, de las 90 mediadoras, al menos 20 de ellas tenían un contrato temporal por obra y servicio, por lo que se encuentran, efectivamente, en una situación de despido y no de cese de su actividad como sucede a las que tienen contrato fijo discontinuo.
Al prescindir de estas profesionales, las personas con sordoceguera --tanto niños como adultos--, los centros educativos y las familias quedan sin un pilar fundamental para el acceso a la información, redundando en la ya de por sí vulnerable situación de aislamiento, pues los usuarios de esta entidad son sordociegos usuarios de la lengua de signos o de un sistema de alternativo de comunicación.