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Héroes en cuarentena

Son las dos de la madrugada y suena el teléfono en casa de Lucía: el paciente ha dado positivo en coronavirus

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Son las dos de la madrugada y suena el teléfono en casa de Lucía: el paciente ha dado positivo en coronavirus. Al instante se activa el protocolo dictado por medicina preventiva. Hay que aislar una habitación donde permanecer durante quince días y evitar el contacto con el resto de la familia. 

Lucía es enfermera en la UCI del único hospital público que tiene la provincia española de Soria (norte), una de las más despobladas de Europa. Desde que sonó el teléfono en su casa, permanece aislada hasta que le practiquen la prueba para saber si está infectada o no por el coronavirus. No es la única, otras 52 compañeras se encuentran en la misma situación. 

En España, el Sistema Nacional de Salud cuenta con 147.000 médicos y 182.000 profesionales de la enfermería. Según los últimos datos, 600 de ellos se encuentran en cuarentena por el coronavirus y una enfermera ha muerto. 

La de Lucía es solo un ejemplo de una situación que que se replica en el resto de los hospitales españoles desde que comenzó la pandemia y que se hace más complicada a medida que avanza. 

"La cuarentena es llevadera, la cuestión es cómo te lo tomes", dice esta enfermera de 44 años, casada y madre de tres hijos, con los que desde hace días habla por videoconferencia a pesar de estar separados tan solo por una pared. 

UN FALSO NEGATIVO 

Su inesperado encierro, y el del resto de sus compañeras, comenzó al entrar en contacto con un paciente sospechoso de coronavirus. En un primer análisis dio negativo y en el segundo positivo. 

"Hasta el negativo estuvimos trabajando con los Equipos de Protección Individual (EPI´s) que teníamos en la unidad. Las compañeras se vistieron con ellos e hicieron la técnicas necesarias para acomodarlo tanto física como médicamente en la habitación", explica Lucía desde la soledad de su cuarto a través del mismo medio que emplea para comunicarse con su familia. 

Sin embargo, cuando el primer análisis arrojó un negativo en coronavirus, dejaron de utilizar los traje. “Se pasó a llevar la protección básica, es decir: mascarilla, guantes y en algunas ocasiones batas desechables de papel". 

En las horas siguientes hasta conocer los resultados de segundo análisis, realizado por un laboratorio madrileño, Lucía y sus compañeras hicieron vida normal: "estuvimos en tiendas, con la familia, con vecinos, porque todas nos fuimos tranquilas". 

"Se siente miedo, sobre todo por la familia, por haber podido contagiar a tu marido y a tus hijos. Tal vez a alguien más. También respeto, por el hecho de que cada persona tiene sus patologías y a cada uno se le puede complicar de cualquier manera este virus, porque no se sabe exactamente cómo funciona", relata. 

MÁS GENTE, MÁS MATERIAL 

En su nueva rutina diaria, Lucía se toma la temperatura corporal dos veces al día, come con cubiertos de plástico, y cada vez que va a al baño lo hace con mascarilla y guantes, toalla propia y lejía con la que desinfectar cada centímetro. 

Así pasará 15 días y, si en este tiempo no presenta síntomas -fiebre, tos o dificultad para respirar- y el resultado de su prueba es negativo, volverá a su puesto en el hospital. 

También mantiene contacto con las compañeras que siguen trabajando, doblando turnos, haciendo un esfuerzo extra para atender a los pacientes. 

“Si al final doy negativo y me tengo que incorporar a trabajar no tengo miedo. El 99,9 % de los sanitarios que estamos trabajando lo hacemos de manera vocacional, así que no se tiene miedo, se tiene respeto, pero tenemos que estar ahí por el resto de la población. Ponemos todo nuestro esfuerzo en ayudar a la gente". 

La actual situación está agotando a sus compañeros. “Es necesario echar una mano, todas las manos son pocas . Esto se está haciendo muy grande y no somos suficientes. Necesitamos más gente, más material y más preocupación por parte de las autoridades”, reclama. 

EL RECONOCIMIENTO 

Desde su aislamiento, Lucía también escucha los aplausos que cada día cientos de ciudadanos dedican desde sus balcones y ventanas a los profesionales sanitarios que se dejan la piel en esta batalla contra el coronavirus. Un reconocimiento a estos "hérores" que comenzó en Italia y que ahora se está replicando en todo el mundo según avanza la pandemia. 

"Saldremos de esta crisis, como de otras. Pero hay que tener conciencia y responsabilidad. Necesitamos que todo el mundo se quede en casa. Esto es muy grande y se hará más grande si no tenemos conciencia", señala.

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