La Fiscalía de Sevilla ha solicitado una condena de 12 años de cárcel para un hombre que intentó asesinar a otro atropellándolo en una carretera secundaria de la localidad de Carmona, unos hechos por los que la víctima padece un trastorno leve de la personalidad, entre otras secuelas.
La Sección Primera de la Audiencia de Sevilla tiene previsto juzgar durante el lunes y el martes a C.G.E., a quien el Ministerio Público considera autor de un delito de asesinato en grado de tentativa, por lo que pide que se le prohíba acercarse a menos de 100 metros de la víctima o cualquier lugar que frecuente y comunicarse con él por cualquier medio durante 14 años.
Según consta en el escrito de acusación, al que ha tenido acceso Efe, el fiscal también reclama que el encausado indemnice a la víctima por los daños causados y las secuelas con 14.820 y 53.620 euros, respectivamente, y que no obtenga el tercer grado penitenciario hasta que cumpla la mitad de la condena.
Los hechos ocurrieron sobre las 05.00 horas del 20 de junio de 2015, cuando C.G.E. conducía un vehículo propiedad de su madre "a baja velocidad" por la SE-9001, en concreto por la travesía de la barriada de Guadajoz, dentro del partido judicial de Carmona.
La víctima, G.P.G., estaba parada en el arcén e "hizo señas al procesado para que detuviese el vehículo", pero C.G.E., "con ánimo de acabar con la vida" del otro hombre "y aprovechando su posición privilegiada al conducir" el coche, así como "la situación de indefensión" de quien estaba "de pie pegado a la calzada", intentó atropellarlo.
Para eso "aceleró de manera súbita e imprevista cuando se encontraba a tres metros" de G.P.G. y "cambió intencionadamente la trayectoria del vehículo", de modo que desplazó a la víctima "seis metros desde su posición inicial" y a continuación huyó.
El varón atropellado sufrió un traumatismo craneoencefálico grave, así como una fractura, varias contusiones y dos hematomas, heridas de las que curó en 227 días, aunque la sintomatología "le afecta en todos los ámbitos de su vida".
La Fiscalía añade que, le quedan como secuelas "un síndrome postconmocional de grado importante, un trastorno orgánico leve de la personalidad con una limitación de las funciones interpersonales y sociales diarias y alteraciones gustativas".