El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, y el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, se reunieron hoy en Yeda para coordinar una respuesta a los ataques contra refinerías del reino, de los que culpan a Irán.
Pompeo y Bin Salmán "acordaron que este fue un ataque inaceptable y sin precedentes que no solo amenazó la seguridad nacional de Arabia Saudí, sino que también puso en peligro (...) el suministro mundial de energía en general", informó en un comunicado EE.UU.
Ambos líderes también convinieron en "la necesidad de que la comunidad internacional se una para contrarrestar la continua amenaza del régimen iraní y acordaron que el régimen iraní debe rendir cuentas por su comportamiento agresivo, temerario y amenazante".
El pasado sábado, dos refinerías de la petrolera estatal saudí Aramco, clave para el abastecimiento mundial de crudo, fueron atacadas con drones y misiles causando una reducción de cerca del 50 % de su producción.
La acción fue reivindicada por los rebeldes hutíes del Yemen, apoyados supuestamente por Irán, pero la coalición de Estados en su contra liderada por Arabia Saudí y Estados Unidos defiende que las armas utilizadas eran iraníes.
En paralelo a la visita de Pompeo, los países que integran la Alianza Estratégica de Oriente Medio (MESA, en inglés) -Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Bahrein, Kuwait, Omán y EE.UU.- mantuvieron reuniones ayer y hoy en Washington.
En un comunicado conjunto, los socios de la MESA informaron que durante las reuniones abordaron el ataque contra las refinerías saudíes "que buscaba alterar los mercados petroleros y la estabilidad regional".
"El ataque subraya la continua importancia de la cooperación entre los socios de la MESA para fortalecer la seguridad, la paz y la estabilidad regional, promover y expandir las oportunidades económicas, y fortalecer y asegurar sectores críticos de energía", apuntaron.