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Jaén

“Vivo el mundo de las artes como un puto parque de atracciones”

En Cultura VIVA, la actriz, Dj y responsable de producción del Vértigo Estival, Rosana Barranco (Martos, 1971)

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  • Rosana Barranco. -

No comparación, no competición es su lema. Lo aprendió de su maestro en el mundo de la interpretación y lo aplica a cualquier rama de las artes, al teatro, la música y al cine, a lo que le gusta hacer a esta actriz, Dj y productora cultural.

Rosana Barranco (Martos, 1971) se sumergió profesionalmente en el teatro por un “quiebro” en su vida personal que le hizo replantearse su existencia y porvenir. Antes había pisado las tablas de forma amateur, pero su despegue profesional fue en 2009.

Ha pasado una década y asegura que aún está en el proceso de saber si quiere ser actriz. “Sé que soy actriz, pero no tengo tan claro que quiera serlo”, dice entre risas.  

Se formó en Madrid, con Fernando Piernas. “No tenía ni ganas, ni fuerzas de pasar por una formación reglada. No quería un título, sólo interpretar”, dice. Y así fue durante cinco años.

Fruto del aprendizaje, esta emprendedora dio vida en 2011 a la compañía ‘Solivianto Teatro’, junto a una compañera, durante dos años. “Una lanza a favor de Jaén es que en esta ciudad los actores emprenden proyectos de guerrilla, sin esperar a que llegue el trabajo, si no te comes los mocos. En Madrid, hay que esperar a que te llegue el trabajo y yo no estaba dispuesta”, dice. En 2013 volvió a la capital y montó la ‘Señora Ciempiés’, en la calle Cerón, una sala abierta a la cultura y a los creadores. “Reunía todo lo que me gustaba. La música, el teatro y las artes plásticas representan para mi un puto parque de atracciones, donde jugar, sentir y emocionarme”, dice. Tras cuatro años de actividad, cerró sus puertas, quedándose de Jaén con el amor de las personas nominativas, no del Jaén colectivo. “Es una ciudad llena de complejos, terriblemente cateta y que piensa a tiro corto”, lamenta. “La gente que emprende en Jaén tiene la cabeza muy bien puesta. Esta ciudad recoge mucho talento. Está bien que se encuentre aquí, pero tienen que volar”, valora.

Seguidamente montó la obra ‘Las plantas. La carne, la lefa y las razones por las que me voy a levantar mañana’, un texto del argentino Pedro Messíe, dirigido por el jienense Pedro Lendínez.

La estrenó en Martos y se marchó a Sevilla, donde lleva afincada poco más de un año y medio y donde la representa en ‘Casala Teatro’, en el mercado de Triana. Sólo 28 espectadores para contar la historia de Alicia, una mujer que limpia su culpa a golpe de reconocer y entender el amor. “La historia ya está afianzada y es mía”, dice.   Reconoce que “nunca” ha sabido “dónde acaba la persona y empieza la actriz”, y que en cada trabajo ha buscado “pasarlo bien”. Provocadora, expresiva, tremenda y descarada en la vida real, como actriz se vuelve “muy vulnerable”.

Dice: “Tiemblo de arriba abajo cada vez que me subo a un escenario, donde toco toda la vulnerabilidad, la mía y la de la humanidad, pero me apasiona. El teatro es lo que me pone cachonda ‘perdía’ porque me permite, cada día, jugar con la energía que tengo. Me engancha el proceso creativo del personaje”. De ellos ha sumado “mucho aprendizaje” y ella les ha puesto “la vida y experiencia”. Siempre le han dado el papel de “mujer dura”, pero se siente cómoda en cualquiera.

De hecho, con su compañía la primera obra que abordó fue una comedia. “Siempre me han dicho que era cómica. No soy quien hace reír, sino quien lleva la comedia”, afirma. Se ha puesto delante de la cámara para cortometrajes como ‘Habitación 205’, del sevillano Josele García; y ‘Los monstruos del silencio’, de la jienense Luisa Medina, con la que hace dos semanas acaba de finalizar el rodaje de ‘Alicia’, donde es coprotagonista.

Lleva años pinchando música y este sábado lo hará en el XV Vértigo Estival, en Martos(2 y 3 de agosto), el festival que cierra ‘Jaén en Julio’ y del que es la responsable de producción desde hace trece años. De 3 a 6 de la madrugada, junto a Mario Ronchel, pinchará la sesión ‘Dos djs, unos matrimonios y yo’. “Cuando hago una sesión intento que en mi se dé un puto festival. Me gusta interconectar con el público y el festival tiene que estar dentro de mi. En cualquier arte, tienes que transmitir lo que te ocurre”.  

Con buen gusto musical, suena a pop, rock y muy ligeramente a electrónica, a la que se está acercando.  

Vive “el momento tal y como viene” y celebra la vida.  A sus 48 años, como mujer reivindica el papel de la actriz madura: “Somos una población viva, activa y se nos tiene que contar”.

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