La ruptura ya la había planteado Sanz como inevitable si CDN, con dos consejeros en un Gobierno de 13 miembros, no rectificaba su postura favorable a una reforma de la Ley Foral del Vascuence, criterio contrario al de UPN y uno de los asuntos centrales del pacto a juicio de los regionalistas.
Ayer se reunió en el Palacio de Navarra la comisión de seguimiento del pacto de Gobierno para analizar la situación creada y al término de la misma Sanz comunicó la citada ruptura.
Según indicó en conferencia de prensa el cuerdo entre ambos partidos les obliga a votar en igual sentido “en asuntos sustanciales” y “el sentido lo marca el presidente del Gobierno”, por eso ayer les pidió a los dirigentes de CDN que votaran como UPN en contra del dictamen del proyecto que reformará la ley del euskera y “la petición al final no ha sido aceptada”.
“Entiendo que un partido en la situación de CDN (que según algunas encuestas no sacará representación en el Parlamento foral en las próximas elecciones) necesita cierta diferenciación y ha optado por esta estrategia”, dijo Sanz, y aseguró que esto supone “un cambio de actitud que yo respeto. No pasa nada”.
Y es que “no considero esto una crisis de Gobierno sino que habrá unos cambios” sin consecuencias en la acción del Ejecutivo porque éste “seguirá funcionando igual y con la misma responsabilidad”.
El presidente tampoco teme consecuencias “en los respaldos parlamentarios” que ahora tiene el Gobierno ya que con sus dos escaños “CDN no daba los votos necesarios” para que sumados a los 22 de UPN se consiguiera la mayoría absoluta en una Cámara de 50 miembros y de ahí los pactos entre el Gobierno y el PSN.
Pese a todo, el presidente navarro consideró “no va a cambiar en absoluto la relación” con CDN “y vamos a seguir hablando y colaborando con ellos en el Parlamento”, aseveró.
