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Alcalá la Real

Un buen ensayo democrático

El debate organizado por Amici Culturae se desarrolla con corrección y buen tono entre los candidatos, sin que la controversia del final llegue a desmerecerlo

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  • Un momento del debate. -

En la intrahistoria de Alcalá la Real debe reservarse un hueco a este 14 de mayo de 2019. Sin el relumbrón de los grandes hechos, sin la épica de las grandes efemérides, este martes de campaña electoral se ha sentado un precedente útil, que se ha demostrado válido y necesario en una vida democrática en la que la desafección entre población y clase política abre un abismo que a veces parece ya imposible de salvar. Muchos habían sido los prolegómenos –desde el aplazamiento inicial debido a las divergencias existentes, hasta las dificultades para hallar moderador–, pero, finalmente, el debate impulsado desde la asociación Amici Culturae nos ha ofrecido un test en vivo sobre la pulsión política del momento en nuestro municipio.

En el primer bloque, en el que se abordaban áreas como la economía, los impuestos o la agricultura, Podemos e Izquierda Unida hacían bandera contra la externalización, “lo público es dignidad”, apuntaban Rafaela López, mientras Ciudadanos anunciaba una rebaja fiscal en IBI e impuesto de vehículos para “dejar el dinero en el bolsillo del contribuyente”. Al tren de la reducción de impuestos o el apoyo al sector del plástico se apuntaba también el PP, con guiños a la hostelería y al sector del comercio. Frente a los futuribles, Carlos Hinojosa, tiraba de legado para recordar que “la de Alcalá es una historia de progreso colectivo, en la que el PSOE ha sido el partido del cambio” y apuntó los niveles mínimos de paro que la estadística apuntaba en diciembre de 2018. El cierre lo ponía UCIN, con una serie de ideas-fuerza primarias y simples: más ayuda a la agricultura, más apoyo a la ganadería, apuesta por el mercado local.

En el segundo bloque, sobre política social, IU defendía una financiación más justa para las aldeas, mientras que Podemos anunciaba la creación de un fondo público municipal “de primera necesidad” y Ángel Montoro se arrogaba la condición de primer candidato a unas municipales nacido y residente en una aldea, condición de la que Marino Aguilera, al quite, lo desposeía instantes después, recordando, verbi gratia, el ejemplo, por no ir más lejos, de Miguel Villegas por el Pamul. Sacaba su vena social el PP para ofrecer viviendas tuteladas para personas mayores o una ordenanza reguladora de la atención a las personas con discapacidad. Aprovechaba también para reclamar la recuperación de una biblioteca 100% pública, mientras que Carlos Hinojosa, a continuación, le echaba en cara qué iba a cerrar para hacer posible esta ampliación. El candidato socialista volvía a tirar de hemeroteca para traer a colación la reconocida condición de Alcalá como tercer municipio de su rango con mayor inversión social en toda España, haciendo gala de los logros en dependencia, atención a familias en riesgo de exclusión o dinamización de barrios. José Mª García (UCIN) se apuntaba al carro de la elección directa de pedáneos por los vecinos –sin duda la medida más repetida por los distintos candidatos a lo largo de la noche– y aseguraba que “crear empleo puede ser más social que hacer vivienda social”.


En el bloque tres, sobre transparencia y pactos postelectorales, Izquierda Unida habló de “menos despilfarro y más para lo esencial” mientras que Podemos abogó “por no continuar con la dejación de la prestación de servicios en Mures”, al tiempo que alabó los presupuestos participativos “como una buena herramienta”, que el resto pareció coincidir en calificar como insuficiente o “filtro”. Ciudadanos se hizo garante de la transparencia y se encomendó a revisar, llegado el caso “todos los contratos menores del Ayuntamiento, para comprobar su legalidad”. Desde el PP se habló de reforma del reglamento para la participación ciudadana y compromiso de contestar los escritos de los vecinos “en tiempo y forma”, mientras que desde el PSOE se defendió la apuesta por la participación, con la celebración, por ejemplo, de la feria de las asociaciones, al tiempo que se situó en el 81% el cumplimiento de la normativa municipal en el Portal de Transparencia, porcentaje que a UCIN le supo a poco y defendió el sometimiento de todos los grandes proyectos a consulta ciudadana.

El debate se salda con un éxito organizativo para Amici Culturae, con un correcto arbitraje por parte de Julián Cortes, con impecable control de tiempos, y la única mancha del final del acto, en el que la controversia generada a raíz de la formulación de una pregunta al candidato socialista por parte de un miembro de una determinada candidatura, estuvo a punto de desembocar en conato de enfrentamiento entre facciones políticas, extremo que hubiera tirado por tierra un ejercicio de democracia conducido más que dignamente hasta entonces. 

El propio formato del debate, con candidatos sentados a una mesa, que no pueden mirarse directamente a la cara, y bloques de intervención y réplica, dejó poco margen al cuerpo a cuerpo. Sin embargo, no faltaron los lances, como cuando Marino Aguilera le espetó a Ángel Montoro “¿Y tú qué hiciste por las aldeas cuando fuiste concejal del PSOE”? o cuando Carlos Hinojosa salía al paso sobre las repetidas críticas en torno a la biblioteca para aclararle al propio Marino Aguilera que la gestión de esta “no puede cubrirse con bolsas de empleo”. Teniendo en cuenta de su condición de “enemigo a batir”, Carlos Hinojosa salda el debate en positivo tirando precisamente de aquello que distingue al partido que representa, la gestión de gobierno, mientras que el PP ha hecho del programa su principal baza. El debate ha servido, igualmente, para poner sobre el tapete la dura pugna por el espacio de derecha en Alcalá, siendo el protagonizado por Partido Popular y Ciudadanos el segundo intercambio de golpes más trascendente de la velada, frente a un bloque de izquierdas en el que no ha corrido la sangre, más allá de arrogarse respectivamente la condición de abanderados del cambio. Probablemente, nadie haya sacado tanto rédito de esta experiencia democrática como el candidato de UCIN. Su bisoñez y campechanía han conectado con una parte del público, aunque el escenario, bajo luz y taquígrafos, también le haya pasado factura con alguna metedura de pata, como cuando ha declarado que el chare es un centro privado. Finalmente, obligado es reconocer la corrección en que los seis candidatos se han movido en todo momento, lejos de la línea pugilística y poco elegante que hemos podido apreciar en los grandes debates en televisión. Algo en lo que sí hemos dado ejemplo.

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