Ser de Jaén y de la Universidad de Jaén (UJA). Éstas son las claves que han facilitado a Mª Dolores Rincón hacer del Vicerrectorado de Proyección de la Cultura un ejemplo de responsabilidad social universitaria, un generador de señas de identidad para Jaén, a través de la extensión de la cultura. “Mi reto fue abrir el campus a través de la cultura, hacerla llegar a todos los barrios, al corazón de Jaén y a la provincia. Entendí la importancia de la responsabilidad social universitaria para transmitir, para empapar el territorio que rodea a la Universidad de cultura, que es la que permite adquirir señas de identidad”, dice.
En 2015 se convirtió en vicerrectora de Proyección de la Cultura y Deportes. Su ‘varita mágica’ para acercar la institución a la sociedad ha sido “poner a funcionar los recursos” de su área, con un “potencial increíble”. Se implicó en el vicerrectorado como si fuera una rama más de su docencia. Y es que lleva desde 1998 como profesora del departamento de Lengua y Cultura Mediterránea en la UJA. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, donde obtuvo el Grado de Doctora en Filología Clásica, es Catedrática de Filología Latina de la UJA. “Descubrí el mundo clásico y, dentro del paisaje interior que todos tenemos, es mi alcázar”, reconoce.
A los trece años supo que quería ser profesora y el año que viene se jubilará, a los 70 años de edad, con más de cuatro décadas de docencia. Lleva dos años sin dar clases y lo echa de menos. Apasionada de la Historia, la docencia es su “vocación primigenia” y la concibe como “un trabajo de artesanía”, creyendo en la educación como “un arma de civilización”.
Asegura que las Humanidades “están en crisis porque está en crisis el concepto de persona” y reflexiona que “la formación de una persona no es negociable porque se corre el riesgo de formar sólo para que se empleen”.
Se marchará tras cuatro años de gestión en el equipo de Gobierno del Rectorado, “muy agradecida” por la oportunidad de trabajar por Jaén y su Universidad. “La Universidad, para Jaén, es un anhelo cumplido y a sus 25 años está consolidada, es un factor de cohesión territorial y la provincia se tiene que identificar con su Universidad porque le va mucho en ello. Es una seña de identidad de Jaén, que no sería lo que es sin ella”, apunta.
Jaén le duele y considera que “necesita señas de identidad, más allá de la cultura del olivo” y que “se tiene que identificar con la historia de sus barrios”, los del casco antiguo. “Están desapareciendo porque Jaén vive de espalda a ellos. Si las casas se están hundiendo, el barrio se pierde y los monumentos, aunque sean extraordinarios, quedan descontextualizados”, espeta. Considera que un edificio de la UJA en el casco antiguo “no es una medida paliativa contra el hundimiento de la zona, ya que el casco histórico se levanta atendiendo a los que lo habitan”.
También le duele que Jaén sea una “sociedad desestructurada”, a la que “no dejan desarrollar su autoestima”, donde “no existe una conciencia de colectivo con derecho a exigir” y donde “antes de que te identifiques con un espacio, te lo destruyen”. Denuncia que Jaén “está para llorar” y que “se ha atentado muchísimo” contra su patrimonio, contra las señas de identidad. “Mis fotos de niña en la Plaza de La Constitución ya son históricas porque he visto cuatro configuraciones”, ejemplifica. “Cualquier atentado contra el patrimonio lo interpreto como un atentado a mi dignidad”, reconoce.
La obra de la plaza Santa María, ahora “inhóspita”; y el abandono de Marroquíes Bajos “por especulación y mal Gobierno” son algunas de las “desgracias” de Jaén, una ciudad a la que “se le cuestiona su capitalidad, que no levanta la cabeza y que no es modelo para los municipios de la provincia”.
Se pregunta qué está haciendo Jaén para reclamar sus infraestructuras; ¿y para que la Catedral sea Patrimonio de la Humanidad?. “Como Universidad estamos generando conocimiento para el próximo expediente, pero sus cubiertas se están cayendo, el templo no tiene un contexto que lo abrigue y la obra de la plaza Santa María ha hecho que se pierda el clasicismo del templo, construido como si estuviera en un podio. Ahora emerge el Ayuntamiento, no la Catedral, y eso es una barbaridad”, critica.
A pesar de todo, Rincón considera que “hay esperanza para Jaén, con potencial para el cambio y el crecimiento”.