Juan José Villa Jiménez, nacido en Cádiz en 1947, tuvo la suerte de nacer en los inicios de la que sería la época más esplendorosa del flamenco, la más abierta a las nuevas formas y a la vez la más cerrada en las innovaciones.
Si él fue una de esas grandes figuras en ese escenario de contradicciones fue porque al igual que los mejores de esos tiempos que fueron los tiempos mejores estaban en una órbita en la que incluso la intransigencia de los flamencólogos más ortodoxos tuvo que rendirse al talento.
Juanito Villar, Juan Villar, recibió en la tarde del viernes, Día Internacional del Flamenco y en la Venta de Vargas, la séptima entrega de la Flamenco de La Isla, el único galardón -salvo error u omisión- que en el mundo del cante, el toque y el baile se entrega a las figuras en vida.
Lolo Picardo, gerente de la Venta de Vargas, explicó cómo se elige al homenajeado cada año -que no ganador, porque eso ya lo lleva el premio- a quien se sube al escenario para reconocerle sus méritos.
Se hace a través de un sistema absolutamente democrático en el que votan aficionados, estudiosos y artistas de todos los rincones de España y del extranjero seleccionando uno de los nombres del listado de cada año.
No hay trampa ni cartón, entre otras cosas porque los nominados ya lo han ganado todo y el sobrenombre que le da la Venta de Vargas y la Aociación la Fragua es una reiteración de lo que ya son. Eso sí, con una escultura de Camarón de la Isla realizada por el escultor Antonio Mota.
Almudena Molinares, esposa de Juan Moneo El Torta, cantaor desaparecido este año y a quien está dedicado el ciclo de flamenco de la Venta de Vargas, fue la encargada de entregar la estatuílla a Juan Villar y de mostrar su agradecimiento por el homenaje que se le hace al cantaor con el que compartió su vida.
El flamencólogo Antonio Barberán fue el encargado de glosar la figura del cantaor enmarcándolo en esa generación gloriosa de mediados de siglo XX hasta primeros del XXI, a la que pertenecen el propio Camarón, Lebrijano, Turronero, Pansequito, Malena... y un hombre que marcó con su composición el flamenco de la época grande de los festivales, Paco Cepero. Leyenda del Flamenco, para más señas.
El primer teniente de Alcaldía, Fran Romero y la alcaldesa, Patricia Cavada, dieron paso al cante de otro grande, Rancapino. Padre. La guitarra fue del Rampli.
Por cierto, la Vemta de Vargas estaba decorada para la ocasión con cuadros con la imagen de Juan Villar, además de uno de mayor tamaño que recogía a una pléyade cantaores irrepetibles obras del pintor granadino Miguel Heredia.
(Video completo del acto de entrega)