El Parlamento de Andalucía ha abierto sus puertas durante un largo año a más de 60 expertos y colectivos llamados a opinar sobre la conveniencia o no de dar una vuelta de tuerca a la ley que condiciona los procesos electorales de competencia autonómica. El desfile de comparecientes arrancó el 27 de abril del pasado año y concluyó ayer con la última de las aportaciones. Era el trámite obligatorio desde que la Cámara dio el visto bueno, con la única abstención del PP, a la proposición de ley presentada en su día por Ciudadanos, la formación más interesada en que varíen las reglas del juego por dos motivos: para que el voto de cualquier ciudadano valga lo mismo resida donde resida y para que a efectos prácticos, como partido minoritario que aún es, no se enfrente al clásico castigo de que le cueste más obtener un parlamentario que a las grandes formaciones.
El líder de Cs en Andalucía, Juan Marín, celebró este martes que la iniciativa haya completado su recorrido parlamentario, pero asumió que no ve muchos interés en el resto de la Cámara para que la reforma triunfe. “Parece que no hay mucha predisposición” entre PSOE y PP y eso, teme, empujará a ambos partidos a “dar patadas hacia adelante” a la propuesta de su grupo hasta que se agote la legislatura.
Ese “hueso duro de roer”, según su propia definición, no seduce a ninguna de las dos grandes formaciones porque implicaría sufrir una merma en su representación. La particular dinámica de distribución de escaños que contempla la Ley D’Hont beneficia a quienes más votos cosechan, y nadie está dispuesto a poner en bandeja ventajas a los más pequeños. Si a eso se suma que “PP y PSOE están en líos internos”, la ecuación según Marín se complica.
La reforma de la ley electoral fija que se mantendrían los 109 diputados en el Parlamento, pero con un fijo de sólo de cinco por provincia y el resto en función de sus poblaciones. También apuesta por las listas abiertas y por el acceso a todas las candidaturas en cualquier circunscripción.
