La canciller alemana, Angela Merkel, aseguró hoy que no se arrepiente de haber abierto las fronteras para permitir el paso de miles de refugiados bloqueados en Hungría hace justo un año, una decisión que fue "correcta" y con la que Alemania asumió su "responsabilidad humanitaria".
En una entrevista con el popular diario "Bild" en el aniversario del fin de semana de septiembre en el que Berlín y Viena acordaron dejar paso libre a miles de solicitantes de asilo ante el drama que se vivía en la frontera con Hungría, Merkel afirmó que volvería a actuar de la misma forma.
En el país entraron en 2015 cerca de 1,1 millones de refugiados, las tensiones en el gobierno crecieron y la popularidad de la canciller se encuentra en sus horas más bajas, mientras crece el apoyo a los populistas de derechas.
"En aquel fin de semana no se trataba de abrir las fronteras a todos, sino de no cerrarlas a aquellos que con grandes necesidades humanitarias habían emprendido a pie el camino desde Hungría hacia nosotros", manifestó Merkel, convencida de que "en política hay decisiones que se deben tomar sin hacer antes un sondeo de opinión".
A su juicio, Europa no ha fracasado en esta crisis, pero tiene todavía por delante un "difícil proceso de aprendizaje" en el que cada país debe aportar su contribución.
La canciller defendió de nuevo también el polémico acuerdo suscrito con Ankara para la repatriación de refugiados que, aseguró, ha permitido limitar la actividad de las mafias que trafican con personas y mejorar las condiciones de vida en los campos de acogida turcos.
"Tenemos la responsabilidad de ayudar a Turquía para que los refugiados puedan ser acogidos cerca de su tierra y Turquía no tiene ningún interés en que cada día se ahoguen personas en el Egeo y en que traficantes y otros delincuentes se extiendan en sus costas", añadió.
Merkel insistió en que se trata de un acuerdo "en interés de ambas partes" que no ha hecho a Alemania dependiente de Turquía y dejó claro que para la prometida eliminación de los visados para los ciudadanos turcos Ankara tiene que cumplir "todos los criterios" establecidos por la UE, algo que todavía no ha hecho.
Ante las críticas y temores de los ciudadanos alemanes por las dificultades para integrar a cientos de miles de extranjeros, la canciller reconoció que no será tarea sencilla, pero la consideró posible y recordó que ningún ciudadano alemán ha visto recortadas sus prestaciones por esta crisis.
"Dada la buena situación económica actual podemos superar este desafío", subrayó antes de recordar que la integración requiere también exigir a los recién llegados que aprendan el idioma, respeten las reglas y acepten los principios constitucionales.