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CinemaScope

‘Un amor de verano’: La mitad del cielo, la mitad del mundo

La mirada de Corsini sobre sus criaturas fílmicas, sobre sus afinidades y diferencias irreconciliables y sobre la época es lúcida, sabia y compleja...

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Las mujeres sostienen la mitad del cielo, porque con la otra mano sostienen la mitad del mundo”, reza la conocida frase de Mao Tse Tung. Pero lo cierto es que ni el uno, ni el otro, les pertenecen. Y a fe que llevan siglos luchando por ocupar su lugar en ellos. Esta película da cuenta de estas batallas, en los años 70, en Francia.

Y también de un romance surgido entre dos de ellas, de personalidades y ambientes muy distintos, en ‘una bella estación’ o una hermosa temporada, título real de esta película francesa que nos ocupa y no el cursi  y tópico ‘Un amor de verano’.

La dirige Catherine Corsini. Tiene 105 minutos de metraje. Su guión lo escriben la propia realizadora y Laurette Polmanss. Grégoire Hetzel firma su sensible y expresiva banda sonora y Jeanne Lapoirie, su hermosa fotografía. Cécile de France y Izïa Higelin, dan vida, con sus talentos y química mutuas, a las protagonistas.

La mirada de Corsini sobre sus criaturas fílmicas, sobre sus afinidades y diferencias irreconciliables y sobre la época que les toca vivir es lúcida, sabia y compleja. Tiene una primera parte muy vibrante y prometedora, en la que la intensidad de la conciencia y el activismo feministas corre en paralelo con el nacimiento de la pasión y el deseo irreprimibles de ambos personajes. Sabe a poco…

La segunda impone la realidad en la que se miden las dos mujeres en el cerrado y hostil entorno familiar de una de ellas. Más intimista y menos brillante, pero igualmente necesaria. Porque “lo personal es lo político” y las relaciones afectivo eróticas de Carole y Delphine están marcadas por el contexto social en el que se integran. Especialmente en el rural en contraposición al urbano, mucho más  abierto y permisivo. Habitada a la vez por la esperanza y la melancolía. Por el compromiso y su adecuación a la cotidianidad.

Por la fuerza arrolladora de las emociones y por la asunción de los límites propios y ajenos. Por el fulgor del descubrimiento y por la honestidad de su conclusión. Lírica, tierna, reveladora y amante de las mujeres. No se la pierdan.

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