Es tiempo de vísperas para los cofrades. Semana de Pasión. Una semana que cada año comienza con la palabra. Así está escrito y así fue. Jesús Devesa es ya parte de la historia de la Semana Santa gaditana. Su pregón forma parte ya de literatura cofrade gaditana. Una pieza literaria de la que cada una de las hermandades podrá extraer su particular exaltación, escrita y cantada por este joven pregonero en la jornada de ayer en el Gran Teatro Falla.
El teatro gaditano por excelencia abrió sus puertas ayer para dar forma y sentido de comienzo a las vísperas de la Semana grande gaditana. Hermanos mayores, fiscales, mayordomos, cargadores, penitentes, público, devotos y periodistas pasaron por las tablas del Falla sin la necesidad de hacerlo de manera física. Desde la soledad del atril, Jesús Devesa fue pasándolos por su pregón en un imaginario donde todos se vieron reflejados. Ya lo había anunciado el pregonero: “La Semana Santa es un fenómeno que se hace posible graciasa todo aquel que aporta algo”.
Con un amplio abanico de métrica poética, Jesús Devesa fue desgranando el pregón, comenzando por un prefacio en el que expuso que la Semana Santa vive “donde el alma la siente”. Desde la fe más profunda a los olores, la música, los hospitales… La intimidad de las miradas que ven los cortejos y las imágenes desde las aceras, desde los balcones o delante de los pasos tuvo su presencia en el pregón.También tuvo una mención para la figura del propio pregonero como voz elegida para hacer un canto a la Semana Santa.
Aunque en Cádiz la mayoría de las hermandades sean conocidas por el nombre del Cristo, no es menos cierto que la figura de la Virgen cuenta entre los cofrades gaditanos con especial devoción. Quizás la belleza de imágenes de grandes imagineros como Buiza, Sebastián Santos, Álvarez Duarte, Vasallo o imágenes de siglos de autor anónimo han ayudado a esa devoción ante tanta belleza salida de las gubias. Algo que el pregonero conoce bien y por ello dedicó un capítulo de su pregón a María, a la misión materna de la Iglesia que sostiene la Virgen en sus propias manos.
No es nuevo escuchar conversaciones entre los denominados mentideros cofrades sobre lo que llaman la crisis de capirotes. Son algunas las hermandades que han hecho campaña para que sus hermanos vistan la túnica en la salida procesional. Jesús Devesa lo sabe y por eso, desde el atril del Falla, ha hecho referencia al penitente, a su “importantísimo” papel, a la intimidad del encierro de tela de quien se pone el capirote para hacer Estación de Penitencia con su hermandad.
Tampoco pasó desapercibido para el pregonero el futuro de las cofradías, la esperanza puesta en la juventud cofrade gaditana, a la que hizo referencia en su pregón, como también lo hizo con lo que ahora se denomina por parte de algunos ‘prensa morada’. Esa que cuenta, escribe o fotografía la Semana Santa.
Finalmente, tras hacer referencia al Año Jubilar de la Misericordia, el pregonero dedicó un capítulo especial a su hermandad. La que cuando pone su Cruz de Guía en la calle en la Alameda en la tarde del Domingo de Ramos hace que las vísperas hayan llegado a su fin. La que anuncia que la espera ha terminado. La primera que hace que el olor a incienso, ese bendito olor, pase del interior de las iglesias a perfumar las calles de Cádiz. La del Cristo de la cara dulce y la Virgen sin lágrimas. La Borriquita.
Jesús Devesa entró en Falla con un pregón en las manos que sólo conocía él. Ahora, tras terminar con su “he dicho”, el pregón, su pregón, ya es de todos los gaditanos. El pregonero puso el reloj de las vísperas a andar a la espera de que las agujas lleguen a la hora exacta, para que, en contra de lo que dijera otro pregonero como García Barbeito, sea la hora que parezca que es.
